El pasado 6 de mayo el presidente de Cantabria, Miguel Ángel Revilla, se fumó un puro en el interior de un restaurante de Santander mientras comía, pese a las restricciones sanitarias que permitían consumir únicamente en terrazas y prohíben fumar, pero en aquel momento lo negó argumentando que se trataba de un lugar abierto y que el puro no era suyo. Un grupo de hosteleros difundió las imágenes dos semanas después por las redes sociales en un vídeo grabado a la salida del local ubicado en la calle Castelar de la capital cántabra.

Los hosteleros increparon entonces a Revilla y le reprochaban también que estuviera comiendo en el interior del restaurante cuando las normas lo prohibían en ese momento. El presidente lo negaba y decía que estaba "autorizado" a hacerlo. Después, en sus redes sociales, explicaba a sus seguidores que había comido "en un lugar abierto y ventilado, no en un espacio cerrado, invitado por una importante empresa de Cantabria, que fue la que eligió el lugar y realizó la reserva".

Increpan a Revilla por no respeta las medidas anticovid en un restaurante

En aquel momento, después de haberse difundido la grabación, la oposición de Ciudadanos, Partido Popular y Vox habían pedido la comparecencia del presidente en el Parlamento regional, un hecho que no se ha producido hasta esta semana, cuando Revilla ha confesado que mintió aquel día. Pero no sólo en esa ocasión, puesto que siguió defendiendo su versión hasta ahora. De aquel inicial "yo no fumo", que todos sabíamos que era falso, a "el puro era mío" ha pasado un mes.

Mientras, en declaraciones a EL ESPAÑOL, defendía que estaba en una "semiterraza" y afirmaba que "ni en los tiempos de ETA he llevado yo escolta. Me la han ofrecido, pero la he rechazado. Ahora voy a pedir que me acompañen a los actos importantes porque esto no puede ser", en alusión al enfrentamiento que mantuvo con unas personas que aparecieron con pancartas en un evento al que asistió. "Mi hija, de 21 años, insultada al ir a sacar la basura", lamentaba el presidente, considerando que se trata de "unos escraches que no le hacen ni a Pablo Iglesias".

"Admite, pero no dimite"

Revilla ha confesado ahora que había mentido, y que lo había hecho porque "me sometieron a una presión en un momento determinado que ya no sabía ni lo que decía". Ha sostenido en el Parlmento que "el bochorno fue terrible" al ser preguntado por ello por los portavoces de Vox y Ciudadanos, Cristóbal Palacio y Félix Álvarez. Admitió que el puro de la discordia era suyo:

"El puro era mío, pero el puro yo lo llevaba encendido por la calle, como lo dejo aquí a veces", explicó. No obstante, el mea culpa entonado por Miguel Ángel Revilla no ha parecido suficiente ni a la oposición ni a los miles de tuiteros que este martes han catapultado su nombre a la lista de tendencias pidiendo su dimisión:

De momento, al menos en Twitter, Revilla no ha añadido nada más.

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