"No me llamo Luca ni mi hijo se llama Juan. Uso una cuenta prestada y estoy sorprendida de la repercusión". Así se expresa en Twitter la madre de un chaval de 17 años que tiene una adicción a los vídeos de creadores que emplean la plataforma Twitch, como es el caso de Ibai Llanos. Precisamente, la entrevista que le hizo Jordi Évole para La Sexta y que a punto ha estado de batir el récord de audiencia del programa le ha inspirado para contar la cara B de este negocio.

"He visto que le pasa a más gente. Gente con chavales normales, como era el mío hasta hace un año". Esta madre desesperada ha sufrido y sigue sufriendo, pero todavía mantiene la esperanza intacta: "Estoy segura de que saldremos de esta". Ha escrito en un hilo que se está haciendo viral sobre cómo empezó su pesadilla, qué sucedió para que un joven normal, que disfrutaba jugando a baloncesto y estando con sus amigos, no quiera ni salir de casa después de un año.

En la entrevista a Ibai, que es un chaval sensato y que cae bien a buena parte de la opinión pública, se pasó de puntillas por el tema de las adicciones. De hecho, el streamer confesó que había rechazado ser la imagen de casas de apuestas porque no le parecía ético. Llegó a confesar que amigos suyos del barrio se pasaban el día dentro de esos establecimientos y se metió al público aun más en el bolsillo. Lo que obvió, lo que quizás no sabía, es que él también es una droga para alguien.

Sin pocas esperanzas de que su testimonio llegase a un público amplio, esta madre ha narrado su experiencia desde el principio y está consiguiendo que la lean miles de personas en la red social:

Relata que su "pesadilla" empezó en el confinamiento, cuando su hijo se encierra como el resto de España y empieza a ver Twitch, una plataforma desconocida para ella. Se trata de una herramienta desarrollada por Amazon en la que los creadores de contenido hacen directos con sus seguidores para hablar de lo que sea, hacer entrevistas, jugar online o analizar vídeos. Los fans puede comentar en tiempo real en un chat incorporado.

Se trata de una plataforma gratuita, pero que contempla una versión para suscriptores que pagan una pequeña cuota por disfrutar de los extras. "Cuando pudo salir, ya no quería", explica, repasando las dificultades de su hijo para sacar el curso adelante, su negativa a ir a la piscina en verano, sus 15 horas diarias delante de la pantalla o sus amenazas de suicidio cuando se le trasladó la intención de cortarle la conexión a internet:

El fracaso escolar, otro síntoma

En este contexto, Juan ya ha perdido toda la conexión con su entorno, con los que eran sus amigos e, incluso, con sus clases y profesores. El centro escolar parece no estar al tanto de lo que ocurre, falta continuamente a clase y acaba suspendiendo casi todas las asignaturas:

Las deudas y los robos

Ibai Llanos le explicó a Évole que sus suscriptores pagaban 5 euros mensuales por esas ventajas extra, pero que en realidad lo hacían como una forma de "apoyar al creador". Teniendo unos 40.000 seguidores y un porcentaje de ganancias del 70%, el vasco hizo cuentas y reconoció que ganaba unos 120.000 euros mensuales solamente de la suscripción a su canal de Twitch.

Cinco euros podrá parecer una cantidad irrisoria, pero cuando eres un adicto, como Juan, quieres estar suscrito a muchísimos canales y no dejas de gastar dinero para sufragar todas las suscripciones, hasta el punto de llegar a robarle dinero a sus padres y a contar todas las mentiras que sean necesarias para sostenerlo:

Esta madre no tardó en pedir ayuda a los profesionales, pero la respuesta no ha sido muy esperanzadora, así que ella misma ha tenido que ir a terapia y ponerse de acuerdo con su exmarido para seguir unas pautas que les están ayudando a ver un hilo de luz al final del túnel:

Sin embargo, todavía quedaba otro problema sin resolver, del que se enteraría el día que emitieron la entrevista en Lo de Évole, el pasado domingo. Juan generó deudas con la plataforma y todo el dinero que su madre le da para las gestiones diarias se esfuma en cuanto llega a su cuenta bancaria:

"Mi hijo es adicto", dice, al tiempo que pide una reflexión colectiva sobre "esta dinámica en la que estamos" porque "está creando monstruos". De hecho, no duda en aseverar que se trata de un "daño colateral de la Covid" y reitera que no está culpabilizando a Ibai de nada, pero que su entrevista le había dado pie a contar todo esto:

Otra problemática adictiva nueva y diferente, que reclama terapias especializadas que seguramente ayudarán a muchos jóvenes como Juan.

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