En su cabeza sonaba espectacular: un plan infalible para llegar al corazoncito del electorado catalán apelando a la emotividad que invocan las abuelas. Sin embargo, no tuvo en cuenta que la primera máxima para triunfar con este tipo de sentimentalismos en Twitter es que, al menos, el mensaje debe ser original y veraz. Porque si en la vida real —como dijo muy sabiamente Esperanza Aguirre— "las mentiras tienen las patas muy cortas", en las redes sociales esa premisa se multiplica por diez.

Pero Jordi Vivo quizás no lo sabía, a pesar de que ha pasado ya un año desde que se abrió la cuenta. Si el candidato de Vox a las elecciones catalanas por la provincia de Gerona pretendía darse a conocer a nivel estatal, lo ha conseguido con creces. Aunque suponemos que haberse convertido en trending topic por lo que, a todas luces, parece un plagio de tuit no responde al ideal de popularidad que ansiaba.

La historia que ha situado a Vivo en la diana de las mofas durante este martes comenzó a gestarse en la cuenta de un tuitero con menos de un millar de seguidores que se describe a sí mismo como "antifa, feminista, de izquierdas, republicano, vegano, ecologista, animalista, LGTB-friendly, BLM, chavista bolivariano, independentista, socialista y todo eso". Vamos, que a priori no parece que tenga muchas cosas en común con el de Vox.

Sin embargo, esa parece la primera cuenta que tuiteó el mensaje inventado que menos de tres horas más tarde supondría toda una trampa para Vivo. En concreto, la historia que se planteaba era la siguiente y se publicaba a las 20:40 horas del lunes 1 de febrero:

Lo cierto es que se veía a leguas que se trataba de un fake como una catedral y la comprobación es sencilla si tenemos en cuenta que es imposible que esta buena mujer, catalana de pura cepa, lleve votando al PSOE 60 años. Podría haberles votado en elecciones generales durante apenas 3 años antes de la dictadura de Franco (desde 1933, los primeros comicios después de aprobarse el voto femenino, a 1936) y 42 años después, de 1977 a 2019. Así serían un total de 45 años y la abuela tendría hoy en día, como poco, 110 años.

Sea como fuere, sin necesidad de convertirnos en agentes del Ministerio del Tiempo, él mismo admitía que se trataba de un invento tuitero minutos más tarde de haberlo publicado:

Lo que no tenemos muy claro es si tenía previsto o no que la consigna, todo un troleo hacia Vox, fuese copiada y retuiteada desde cuentas muy dispares. Por un lado, desde aquellas que lo hacían conscientemente para continuar con la mofa y, por otro, desde las de los simpatizantes de Santiago Abascal y algunos de sus perfiles espejo que se dedican a retuitear casi en automático todo el contenido favorable al partido, como quedó demostrado en las elecciones generales de noviembre de 2019.

Lo que sí sabemos es que uno de los miembros de la escuadra tuitera de Vox que copió y publicó el mensaje en su cuenta de Twitter ha sido el candidato Jordi Vivo y lo hizo sin especificar que las palabras no eran suyas. Lo que ocurrió es que cualquiera que leyese su tuit podría pensar que su abuela, catalana de pura cepa, era afiliada a la UGT, llevaba 60 años votando al PSOE y ahora, cansada de la situación y por obra y gracia del Espíritu Santo, iba a votar a Vox:

Lejos de rectificar y clarificarlo, orgulloso de su publicación, cuando un tuitero le recordó que las primeras elecciones democráticas tras la dictadura fueron en 1977 y las cuentas no salían, Jordi Vivo le dio la respuesta comodín con la que gestionan los zascas en Vox: "No moleste, progre".

La evidencia y las mofas

Que algo así iba a ser carne de cañón es de primero de Twitter. Casi podríamos obviar lo que ocurrió a continuación; pero demos unas pinceladas. Primeramente, los comentarios del tuit de Vivo se colmaron de gifs y respuestas que lo acusaban de haberse inventado el cuento de su abuela. No en vano, en Vox siempre que pueden sacan a colación cartas y otros mensajes de niños que dicen ser sus fans sin lograr mucha credibilidad. También, cómo olvidarlo, el propio Abascal se codeó con su abueliña gallega en la campaña de las autonómicas en Galicia.

Con todo, no tardaron en llegar las evidencias que ponían de manifiesto que aquello olía a chamusquina:

Y, con ellas, los chistes que solo los tuiteros podrían hacer:

La peor excusa del mundo

El candidato debió de verse contra las cuerdas al consultarlo con la almohada porque al día siguiente, este martes, citó el polémico tuit para clarificar que no eran sus propias palabras, explicando que sus abuelos habían fallecido ya:

Sin embargo, la treta no terminó de cuajar y Jordi Vivo eliminó sus dos tuits anteriores y decidió que iba a hacer el más difícil todavía: afirmar que le habían robado la cuenta de Twitter. Mostrando una captura el tipo de las que la red social envía a los usuarios cuando éstos inician sesión desde un dispositivo que no es el habitual, dentro del protocolo de seguridad, afirmó que "los bots enemigos pusieron sus ojos sobre mí".

Tiempo después, suponemos que advertido del ridículo, también la eliminó:

Así que esos malignos bots enemigos no solo plagiaron un tuit para hacerlo suyo sino que añadieron más tarde el mensaje sobre los abuelos de Vivo para enmendar el daño que le habían hecho al candidato. Todo perfectamente creíble, tal y como le han comentado:

Consejo junglero: si esta ha sido una de esas meteduras de pata propiciadas por la falta de soltura en Twitter, algo muy común y muy comprensible que le ha pasado a todo el que aterriza en esta red hostil sin mucha experiencia, siempre es mejor entonar el mea culpa que hurdir artimañas poco creíbles.

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