Cuando la noticia de una nueva atrocidad llega a la opinión pública, la maquinaria de la venganza se pone en marcha. Es humano que al reconocer al culpable de una violación, a la artífice del asesinato de un niño, al responsable de un atroz secuestro o al asesino de otra mujer la primera reacción sea el deseo de que se "pudra" en la cárcel.

Sin embargo, olvidamos que nuestro sistema penal está enfocado a la reinserción. Es decir, que el o la culpable de un delito pase su pena de prisión tratando de adoptar una serie de medidas, de cambios, que les permitan finalmente vivir en sociedad, convivir con el resto de individuos sin volver a cometer delitos de ninguna clase. Lo que vendría a ser una segunda oportunidad.

Ir en contra de la prisión permanente revisable cuando has tenido la suerte de que nadie de tu entorno haya sufrido las consecuencias de ningún criminal parece lo fácil aunque el tuyo también sea un debate racional y meditado. Lo realmente complicado es hacerlo cuando tú eres la víctima, como ha hecho Protón C, un tuitero que ha sufrido a un padre maltratador que casi se lleva por delante la vida de su madre. 

Lo contaba en un hilo valiente, que cuenta con más de 850 retuits:

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