"¿-A que no te atreves a poner un tobogán gigante en la nave central de la catedral? -¿Cómo? Aguántame el cubata". Esta conversación ficticia bien podría ser el desencadenante de la última noticia surrealista que nos llega desde el Reino Unido: han instalado un resbalillo en espiral en la catedral de Norwich, una joya de estilo normando y gótico inglés que empezó a construirse en el siglo XI.

Con casi 17 metros de altura, han colocado la atracción con un doble objetivo: ver más de cerca las impresionantes vidrieras y los frescos de sus techos, y atraer a turistas para que se acaben convirtiendo al anglicismo. Una gran idea, vaya. Su artífice es el reverendo Andy Bryant y se le ocurrió la brillante idea cuando visitaba la Capilla Sixtina en Roma.

"Reconozco que fue una idea un tanto arriesgada, pero nuestros techos son tan maravillosos", aseguró el religioso a The Guardian, explicando que los visitantes del templo ahora pueden verlos mucho mejor porque "son tan altos que la mayoría nunca podían apreciarlos".

"Queremos que todos sientan que pueden entrar a disfrutarlo"

Con el nombre de Seeing it Differently, la comunidad ha puesto en marcha la iniciativa para abrir las puertas de la catedral a todo tipo de gente: "Siempre estamos buscando la manera de ampliar el atractivo de nuestras catedrales porque algunas personas pueden sentir que son un poco exclusivas, que solo son para un tipo particular de persona", dijo Bryant.

Así, creó una bolsa de voluntarios para atender la atracción y el tobogán ha estado a pleno funcionamiento hasta este 18 de agosto. La decana del templo, la reverenda Jane Hedges, confesó al mismo medio que "hubo personas en la congregación que tenían dudas e hicieron preguntas al respecto, pero una vez que Andy explicó las razones la gente apoyó la idea".

Entre el público, opiniones para todos los gustos. Desde los que se sorprenden gratamente hasta los que, como una turista holandesa, tildaron la ocurrencia de "vergüenza". Todo lo recaudado con la entrada, que cuesta algo más de 2 euros, irá destinado a cubrir el alquiler de la atracción y, si hay excedente, a iniciativas de la catedral.

Con la iglesia hemos topado

Sin embargo, a las altas esferas religiosas, parece que lo del tobogán no les ha hecho ni pizca de gracia. Recoge la BBC que el excapellán de la Reina, Gavin Ashenden, ha dicho que es "un error" y que el reverendo había sido "poco profesional".

De hecho, el hombre está tan indignado que incluso lo ha tachado de "venenoso": "Para un lugar así, lleno de misterio y maravilla, comprar el placer sensorial y la distracción es envenenar la medicina que ofrece para el alma humana". Y, además, ha dicho que cosas como estas no conseguirán convertir a los turistas en religiosos.

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