El sevillano asegura que el coste del producto es mucho más bajo y el desperdicio casi inexistente.

El sevillano asegura que "el coste del producto es mucho más bajo y el desperdicio casi inexistente".

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Adrián, dueño de un bar de copas en Sevilla: "Pensé en montar un bar, pero el alcohol deja un 70% más de beneficio"

"La gente está dispuesta a pagar más por una copa bien servida y un ambiente cuidado. No quieren solo beber; quieren disfrutar", asegura el sevillano.

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En pleno auge del ocio nocturno en Sevilla, Adrián, dueño de un bar de copas en un barrio al norte de la ciudad, resume en una frase la lógica económica que lo llevó a abrir su negocio: "Pensé en montar un bar, pero el alcohol deja un 70 por ciento más de beneficio".

Su testimonio refleja una tendencia creciente en la hostelería sevillana, donde cada vez más emprendedores optan por locales orientados al ocio nocturno frente a los tradicionales bares de comida. Las razones, explica, tienen que ver tanto con la rentabilidad como con los cambios de hábitos de los consumidores y "con los horarios".

Adrián asegura que el margen que deja una copa, un combinado o incluso una simple cerveza es muy superior al de cualquier plato de cocina. "El coste del producto es mucho más bajo y el desperdicio casi inexistente. En un bar de comida tiras género todos los días; en un bar de copas, prácticamente nada", comenta desde la experiencia, ya que ha estado algo menos de 10 años trabajando en restauración.

A eso se suma un factor determinante, que es la estabilidad de la demanda. Mientras la restauración depende de almuerzos, cenas y temporadas, el ocio nocturno mantiene un flujo constante, especialmente los fines de semana y en épocas de alta demanda como la Navidad.

Además, asegura que la localización es "indiferente". "En todos los barrios hay gente joven o gente que, simplemente, quiere tomarse una copa", motivo por el que no importa si el establecimiento está "en pleno centro de Sevilla, en la Alameda o en Triana", ya que Adrián asegura que no hay día que no tenga, mínimo, 10 mesas llenas.

Aunque para este sevillano la clave está en diferenciarse. "La gente no viene solo a beber. Viene por la música, la iluminación, el buen trato. Si creas un ambiente cuidado, repiten". En su caso, ha apostado cartas de cócteles sencillas, algunos postres y "buenas marcas".

"La noche es dura"

Pero no todo es margen y beneficios. Detrás hay un trabajo constante y una gestión exigente. "La noche es dura. Hay que saber manejar situaciones complicadas, evitar conflictos y tener un equipo capacitado para trabajar hasta altas horas", reconoce.

Aun así, asegura que ese horario sigue siendo mejor que el de un bar de comidas. "Los bares y restaurantes están abiertos prácticamente todo el día, desde la mañana para los desayunos hasta la noche para las cenas", mientras que su bar "se abre a las cinco de la tarde hasta cierre, que suele ser la una o las dos de la mañana".

Hay días entre semana que el negocio "cierra a las once porque apenas hay gente o porque la gente solo ha ido a la hora del café". De esta forma, los camareros no solo tienen siempre las mañanas libres, sino que, además, hay días "que se compensan las horas que se pueden llegar a echar de más los fines de semana".

El auge de los bares de copas en Sevilla se explica también por la creciente profesionalización del sector. Los propietarios invierten en formación, en bebidas premium y en experiencias personalizadas que elevan el ticket medio. Adrián lo confirma: "La gente está dispuesta a pagar más por una copa bien servida y un ambiente cuidado. No quieren solo beber; quieren disfrutar".