Alerta sísmica en Andalucía: expertos advierten sobre las posibilidades de un gran terremoto

A las 3:29 horas del 27 de febrero de 2025, se registró un terremoto de magnitud 4,1 en la escala de Richter en la provincia de Sevilla, con epicentro en Cazalla de la Sierra, a una profundidad de 17 kilómetros.

El seísmo se sintió en diversas localidades de las provincias de Sevilla, Córdoba, Huelva y Badajoz, despertando a muchos residentes y causando alarma. El servicio de emergencias 112 Andalucía recibió gran cantidad de llamadas desde distintos puntos de las provincias afectadas, aunque no se reportaron daños personales ni materiales.

No es muy común que se registren terremotos de gran magnitud en Andalucía, pero la región es susceptible a seímos, especialmente en las zonas cercanas a áreas tectónicamente activas. La mayor parte de los terremotos en Andalucía son de baja magnitud, pero ocasionalmente pueden ocurrir eventos como este del 27 de febrero de 2025 en Sevilla.

La posibilidad de que ocurra un gran terremoto en Andalucía existe, aunque la probabilidad es relativamente baja. Según los expertos, la región es sísmicamente activa, pero generalmente los terremotos en la zona suelen ser de baja o moderada magnitud.

Sin embargo, la geología de la península y la cercanía a zonas tectónicamente activas como el Cinturón de Gibraltar y las fallas próximas, hace que haya cierta probabilidad de un terremoto fuerte en el futuro, aunque no es algo que se pueda predecir con exactitud.

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Según explica Manuel Regueiro, presidente del Colegio de Geólogos, a La Vanguardia: "hay registros documentales de terremotos en la zona desde la época anterior a los Reyes Católicos".

Igualmente este indica que actualmente no se pueden predecir los movimientos telúricos. "Los geólogos sabemos dónde se van a producir gracias a los mapas de riesgo, estudios de peligrosidad y a la serie histórica, pero no sabemos cuándo se van a producir", establece.

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Andalucía, especialmente en el sur (como la provincia de Granada, la zona de Cádiz y Almería) y en las áreas cercanas a Marruecos, tiene actividad sísmica ya que está cerca de fallas geológicas importantes. 

Aunque no se pueden predecir terremotos con exactitud, los expertos advierten que es posible que ocurra un terremoto fuerte, pero de baja frecuencia. Se cree que estos terremotos podrían llegar a tener una magnitud entre 6,5 y 7 en la escala de Richter, como algunos de los que se han registrado en el pasado, como el terremoto de 1829 en la zona de Almería, que alcanzó una magnitud de 6,9.

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Un terremoto de gran magnitud en esta zona podría tener graves consecuencias, debido a la densidad de población en ciertas áreas como Sevilla, Córdoba, Málaga y otras grandes ciudades andaluzas. Sin embargo, los expertos señalan que los avances en infraestructura sísmica, los planos de evacuación y los sistemas de alerta temprana han mejorado la preparación para enfrentar un gran seísmo en la región.

Los institutos sísmicos y geológicos españoles, como el Instituto Geográfico Nacional (IGN), mantienen un monitoreo constante de la actividad sísmica en la región y realizan estudios para entender mejor los patrones sísmicos. Gracias a estos estudios, se pueden prever ciertas probabilidades, aunque no se pueden evitar los terremotos.

¿Cuáles son los factores que influyen en la probabilidad de un gran terremoto?

• Tectónica activa: La actividad sísmica en el área está relacionada con la subducción de las placas tectónicas entre Europa y África, lo que crea fallas y zonas de acumulación de tensión.
• Historial sísmico: Aunque la actividad sísmica en Andalucía es generalmente baja, hay antecedentes de terremotos fuertes en el pasado que afectan la probabilidad de futuros eventos.
• Revisión de las estructuras: Los expertos también destacan la importancia de tener edificios y infraestructuras resistentes a terremotos y de seguir los planes de evacuación y alerta temprana.

Aunque el riesgo de un gran terremoto en Andalucía no es alto en comparación con otras zonas sísmicas del mundo, los expertos aseguran que no se puede descartar. El monitoreo continuo y la preparación de infraestructuras más seguras son clave para mitigar los posibles efectos de un evento sísmico fuerte en el futuro.