Esta semana se habla de la estrategia de preparación ante grandes crisis y amenazas que puedan venir para poder subsistir 72 horas. En el kit de supervivencia recomendado se incluye agua, pilas, medicamentos… Aquí necesitaríamos un kit de supervivencia para sobrevivir a la primavera, aunque en el fondo todo sevillano conserva el suyo propio reunido con sabiduría a lo largo de años de experiencia. "Si todo el año fuese fiesta, divertirse sería más aburrido que trabajar" (William Shakespeare).
Bolsa de caramelos. Esa que todo sevillano tiene guardada desde la Cabalgata de Reyes y que aprovecha para repartir tres meses después durante la estación de penitencia.
Silla. En la Carrera Oficial. Para sobrevivir a los atascos y bullas humanas de los días de Semana Santa. Aunque la convivencia sea parecida a la que se tiene en un barco, es mejor soportar los alimentos fáciles de preparar y preferiblemente no perecederos del vecino de la tercera fila (pipas, latas de refresco o cacahuetes) que los empujones por las calles del centro. En la Feria, ya lo dijo Groucho Marx: "en las fiestas no te sientes jamás; puede sentarse a tu lado alguien que no te guste".
Radio. A pilas o baterías, para poder seguir en directo el caos que provoca la lluvia en los itinerarios de las cofradías. Una batería de repuesto para el móvil, para no perder detalle de las retransmisiones radiofónicas.
Mejor comer unas tapitas en un bar que cargar con un hornillo o cocina portátil. Ay madre! Como guste esta idea a los guiris…
Cerillas. El diputado de tramo debe encender las velas. En Sevilla, en primavera, mejor velas que linternas. Las bombillas mejor dentro de los farolillos.
Dinero en efectivo. No sea que el Terminal Punto de Venta (TPV) se quede sin cobertura con tanta gente. Recuerda que la paga extra no llegará hasta el mes de julio.
Chaqueta sevillana. Dice un amigo sastre de la calle Rioja que de vez en cuando entra algún forastero en su local en busca de una 'chaqueta sevillana'. "¿Y esa cuál es?", pregunta sorprendido. Y el turista le responde que una americana azul, beige o verde de tela ligerita para la Feria. No sé si en realidad esa prenda sería más jerezana que de Sevilla, pero lo cierto es que muchos han bautizado esta moda como "la chaqueta sevillana de toda la vida".
Medicamentos. Vitaminas para aguantar esa nueva Feria a la ‘medida sevillana’ que reclamaban algunos: "la de toda la vida". Así como botiquín o material de primeros auxilios por si hubiera algún tropiezo al volver del Real. Las tiritas para los pies después de andar con esos zapatos que solo se usan unos días al año tampoco vienen mal.
Una práctica cinta adhesiva para cerrar la boca a quienes silban las marchas al compás de la banda mientras se acerca un paso o a aquellos que sueltan impertinencias a altas horas de la madrugada en una caseta. El extintor siempre colgado. Y los artículos de higiene, a mano antes de entrar en el minibaño tras superar la larga cola a esa hora en la que las sevillanas suenan a ritmo de reguetón.
"Vida sin fiestas es como largo camino sin posadas" (Demócrito de Abdera). Al final, bien. Cuenta atrás. Somos afortunados. Sevilla en primavera siempre es una maravilla, aunque el reloj nos robase anoche una hora de sueño. El verano se acerca…