Nos seguimos desde hace años en las redes, aunque últimamente aparece también en otros medios. No conozco a nadie con más ganas de vivir que él. Sus publicaciones, llenas de fuerza, humor o ironía, son siempre un grito de esperanza que busco encontrarme todos los días.

Hace poco vi a este “ser impresionante” en ‘El Hormiguero’. “Tiene los ojos más bonitos del mundo”, decía una emocionada Penélope Cruz refiriéndose a “quien vive con una sonrisa, aunque su cuerpo sea su propia cárcel”.

“Cada día es una pequeña vida” (Horacio). Si hablamos de ganas de vivir, ELA e investigación, siempre pienso en Jordi Sabaté Pons. Menuda visibilidad da a esta enfermedad. ¡Qué lucha! Cuánto sentido común en todo lo que propone. No sé hasta dónde hubiera llegado si no llevara casi una década con esta enfermedad, sin poder moverse, “hablar, comer, beber ni respirar”, como afirma en su descripción en ‘X’.

Es “un ejemplo para todos porque tiene ELA y es feliz”, comentaba la actriz en el plató mientras hablaba con Pablo Motos sobre el día a día de esta enfermedad. También hace feliz a todos los que seguimos el “amo la vida” que cuelga de su perfil. ¡Qué grande Jordi!

Con la cantidad de veces que me he acordado de ella cada vez que me llamaban como en aquellos premios: “¡Pedrooooo!”. Ojalá que la campaña ‘Juntos en la lucha contra la ELA’ que habéis emprendido con el Hospital Vall d’Hebron consiga más visibilidad que aquel Oscar y bata todos los récords posibles. El objetivo lo merece.

Como dijo León Tolstoi, “no hay más que una manera de ser feliz: vivir para los demás”. El cine y la música también están llenos de referencias a la vida y a la felicidad: ‘La vida es bella’ (Roberto Benigni). Maná conquistó España allá por los noventa, cuando la banda se hizo global con su tercer álbum ‘Dónde jugarán los niños’, concierto que incluía la canción ‘Vivir sin aire’ y al que asistí junto al lago de la Cartuja.

Sin aire no hay vida. Proyecto ‘AIRE’ es el nuevo #RetoPichón 2024 que acaba de presentar Juan Luis Muñoz Escassi para colaborar con la labor de SISU, Asociación de cuidados paliativos pediátricos de Andalucía que preside Macarena Rus.

Su lema: “Cuidar cuando no se puede curar”. Trata de mejorar la dinámica familiar o cubrir necesidades concretas que puedan aliviar un poco la situación mediante un objetivo de recaudación de 100.000 euros. Con esa vocación, arranca un año lleno de pruebas deportivas que tratarán de dar visibilidad a la realidad de estas familias. Juan Luis siempre consigue todo lo que se propone.

‘Vida’ es la marcha compuesta por Alejandro Blanco que desde 2020 se ha convertido en mi banda sonora del Domingo de Resurrección. A ella también se agarró con fuerza el pregonero que perdió Sevilla. Ayer la ciudad le rindió homenaje con ‘Padre Nuestro. El legado cofrade de Pascual González’, que llenó el teatro. La vida pone a cada uno en su sitio.

Catorce vidas tienen dos gatos. Misma cifra que los años que marcan la adolescencia o los días en órbita de Sally Ride, la primera mujer astronauta estadounidense en el espacio. Los huesos de la cara, de los dedos de la mano o de la cola de un perro suman también catorce, como los metros de eslora de la narcolancha que apagó las vidas de dos guardias civiles en Barbate.

Camino de la cruz. Catorce son las estaciones del Vía Crucis. Este año lo protagonizará el Señor de las manos abiertas que espera junto al olivo, a cuya sombra tantas horas busca amparo Angelita Yruela en el templo que abraza a la calle Santiago.

El cartel que lo anuncia asoma desde hace tiempo por las cancelas de las iglesias sevillanas. Rafael López, su autor, muestra en él las catorce cruces que se recorrerán por las naves de la Catedral.

Alguien dijo que no es fácil alcanzar la felicidad sin sacrificio, que casi siempre es más bello el camino que la meta. Para algunos la vida es un Vía Crucis. Otros buscarán mañana tras el Señor de la Redención el camino de la vida.