Imagen de recurso de material pirotécnico.
La tradición pirotécnica resiste en la Navidad sevillana frente a la normativa municipal y la sensibilidad social
Los comercios de artificios pirotécnicos de Sevilla sostienen no haber notado una caída en las ventas.
La Ordenanza del Ayuntamiento prohíbe hacer estallar estos artículos durante la mayor parte del año, a excepción de los días 24, 25, 31 y 1.
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En Sevilla, diciembre no sólo anuncia el final del año, sino también el inicio de una disputa tan antigua como ruidosa. Para muchos, la pirotecnia es símbolo de celebración, una forma de llenar las calles de luz y estruendo cada vez que el calendario marca el cambio de ciclo.
Sin embargo, para otros, es un momento de inquietud en el que se agudizan los problemas que los petardos generan, especialmente a personas mayores, niños con trastornos del espectro autista o animales que reaccionan con miedo ante cada estallido.
Entre ambos mundos se mueven los comercios sevillanos dedicados a la venta de estos productos, que se preparan cada año para afrontar su temporada más fuerte.
Uno de esos negocios es Pirotecnia San Bartolomé, situado por la Avenida de Hytasa. Jesús, encargado del establecimiento, explica a EL ESPAÑOL de Sevilla que no han notado ninguna caída en la demanda en los últimos años.
Según afirma, "vendemos lo mismo que hace, por ejemplo, cinco años". A pesar de la mayor concienciación sobre los efectos negativos que el ruido tiene en determinados colectivos, asegura que las ventas continúan en una línea similar.
Más ventas en Navidad
La tienda trabaja también con pirotecnia de categoría F4, una gama que conlleva un nivel de riesgo elevado y que está destinada exclusivamente a profesionales con conocimientos acreditados.
Eso les permite mantener la actividad más allá de la Navidad, puesto que también abastecen a ferias, romerías y otros eventos que se celebran en la provincia durante el resto del año.
Aun así, el encargado reconoce que diciembre sigue siendo el mes que sostiene la facturación anual. "Aunque vendemos todo el año, es la campaña navideña la que marca la diferencia", sostiene.
También ocurre así en Pirotecnia Los Niños, en la Avenida Manuel del Valle. Allí, María atiende a una clientela fiel que acude en busca de un surtido variado de productos.
La encargada describe el mes de diciembre como la época clave para el negocio. "Las ventas de Navidad tiran para sufragar gastos de todo el año", explica.
Durante los meses de menos movimiento sobreviven gracias a encargos puntuales para bodas y otros festejos, pero insiste en que sólo las fiestas navideñas pueden garantizar la continuidad del establecimiento.
La variedad en la oferta responde a diferentes perfiles de clientes. María detalla que algunos se decantan por baterías que emiten fuegos de colores, mientras que otros prefieren el ruido puro de los petardos tradicionales.
"No molestar demasiado"
También destaca una división económica: personas que acuden dispuestas a gastar sin límites y otras que buscan opciones más discretas para que sus hijos disfruten "sin molestar demasiado".
Lo que deja claro es que la ley es estricta en un punto: "la venta a menores está totalmente prohibida", por lo que es siempre el adulto quien asume la responsabilidad en el uso y el que acude a comprar al establecimiento.
En cualquier caso, el debate se encuentra en las calles de la ciudad, donde los vecinos batallan año tras año en la lucha "petardos sí, petardos no".
Es el caso de Tamara, vecina de Pino Montano. "No se hacen una idea del daño que le hacen a los animales", explica con evidente indignación.
La sevillana apunta a que, además, por lo general suele ver a niños "muy pequeños" solos con petardos. "No hay año que no termine uno llorando o con heridas en las manos", apunta.
"Todo ello por no mencionar que les llamas la atención y aparece el padre indignado, que estaba en su casa tomando cerveza mientras el niño molestaba a toda la plaza", alega.
Las críticas de la sevillana no quedan ahí. "Se sabe, además, que los días para poder tirar petardos en Sevilla son 24, 25, 31 y 1, y hay niños haciendo ruido todos los días a todas horas", señala. Sin embargo, "llamas a la policía y no viene, cuando está literalmente prohibido".
Carlos, vecino de Pio XII, opina lo contrario. "Es una tradición y se ha hecho así de toda la vida", zanja.
"Mis hijos tiran petardos porque yo se los compro", apunta, mientras que apela a que intenta "que no molesten a personas mayores ni en horas de descanso".
Ordenanza municipal
Y del debate en la calle a la norma escrita. La Ordenanza contra la contaminación acústica, ruidos y vibraciones del Ayuntamiento de Sevilla establece que está prohibido hacer estallar artificios en la vía pública y en espacios al aire libre durante la mayor parte del año.
Solo se permite su uso en los días 24, 25 y 31 de diciembre y el 1 de enero. Incluso entonces existen franjas en las que tampoco se pueden encender: desde las tres de la madrugada hasta las once de la mañana y entre las tres y las seis de la tarde.
Fuera de esas excepciones únicamente se admite el lanzamiento de cohetes durante la salida y entrada de las hermandades del Rocío, siempre en horario de nueve de la mañana a once de la noche.
La ordenanza plantea, además, que la Policía Local puede intervenir en caso de que un comportamiento ruidoso se considere inaceptable por su intensidad o persistencia.
Los agentes pueden incautar el material e imponer una sanción leve al responsable de la infracción. Con ello, el Ayuntamiento busca equilibrar el derecho al descanso con la tradición festiva.
Ese equilibrio es precisamente el que se ha vuelto más complicado en los últimos años. Cada vez son más las personas que se movilizan para pedir una reducción del ruido provocado por la pirotecnia o incluso su sustitución por alternativas silenciosas.
Tanto es así que otros Ayuntamientos, como el de Cádiz, ha prohibido tajantemente tanto la venta como el uso de material pirotécnico incluso durante las festividades navideñas.
Las asociaciones animalistas, familias con niños con autismo y colectivos vecinales sostienen que los daños físicos y emocionales superan con mucho el placer momentáneo del estruendo.
Las redes sociales se han convertido en altavoz de estas reclamaciones, que aumentan especialmente a medida que se aproxima la Nochevieja.
Al mismo tiempo, detrás del debate existe una industria que mantiene viva la tradición. Los fabricantes y comerciantes de pirotecnia continúan preparando sus productos para la temporada navideña, adaptándose a la normativa y a las demandas de sus clientes, mientras el negocio sigue siendo una fuente de ingresos estable para muchas familias sevillanas.