Imagen de archivo de un plato de comida.

Imagen de archivo de un plato de comida. EP. Sevilla

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Menús especiales y packs para la cena, la Sevilla más solidaria se vuelca con la más humilde en Navidad: "Lo necesitábamos"

María es una de las vecinas desfavorecidas de Torreblanca que ha recibido un lote de productos para la cena de Nochebuena.

En la ciudad, otros puntos adaptan sus comidas a estas fechas tan señaladas.

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En la mañana del 25 de diciembre, día de la Navidad, en miles de salones sevillanos hay claras evidencias de haber pasado una jornada en familia. En muchos sitios el árbol sigue encendido, los platos aún por lavar y los envoltorios de los polvorones sin tirar.

Pero hay lugares en los que no se respira el mismo ambiente. La casa de María, una sevillana de 39 años de edad, es uno de esos rincones en los que a la magia de la Navidad le queda aún por hacer de las suyas.

Vecina de toda la vida del barrio de Torreblanca, uno de los más desfavorecidos de España según el portal estadístico INE, pertenece a unas de las 170 familias humildes de la zona -500 personas- que han recibido un lote de productos navideños. Ahora, asegura que era algo que los de la barriada "necesitaban".

Esta mujer, madre de dos hijos y en paro ha sido una de las beneficiadas de la acción conjunta entre la Fundación Coca Cola, la asociación de Hosteleros de Sevilla y el Ayuntamiento.

En total, a través de la Hermandad de los Dolores de Torreblanca, se han repartido 500 paquetes compuestos por todos los sabores que marcan estas fechas.

"Imposible conciliar" el trabajo con la crianza

María, según cuenta a EL ESPAÑOL de Sevilla, lleva alrededor de unos ocho años sin trabajar. Antes se encargaba de la limpieza de casas, pero después de tener a su primer hijo, José, dejó el trabajo y se dedicó a cuidarlos.

Tan solo un año después del primogénito llegó Raúl, su hijo pequeño. Desde entonces, se ha encargado plenamente de la crianza de sus dos hijos. "Siendo tan pequeños y no pudiéndome permitir una ayuda me resulta imposible conciliar mi vida laboral con la personal", relata.

Desde la llegada al mundo de sus niños, ha sido José, su marido, también de 39 años y vecino de Torreblanca, quien se ha encargado de generar los ingresos económicos. No obstante, "ha tenido y sigue teniendo dificultades" para ello.

"Mi marido era freganchín, pero lleva años dando tumbos de un lado para otro. Ahora está en busca de trabajo pero es muy difícil", explica a este medio.

María es uno de los nombres de la Sevilla más desfavorecida. Ahora, la hispalense celebra el regalo por parte de las citadas entidades de cara a la cena de Nochebuena.

Según Jesús Roldán, delegado de Caridad de la hermandad, la bolsa trae refrescos, vino, embutidos y quesos. También ensaladilla de primero y pasta con pollo de segundo y, por último, una bandeja de polvorones y mantecados.

Roldán es uno de lo que, junto a los voluntarios, estuvo repartiendo las bolsas el pasado martes. El mismo cuenta "la falta" que le hacía esta acción a la gente de Torreblanca y "lo bien que le ha venido a la hermandad".

"Con los recursos que tenemos en la parroquia del barrio, sin esta comida no hubiésemos podido llegar a todo el mundo".

La jornada de solidaridad no era únicamente por la mañana, sino que, con todo en la parroquia recogido y las puertas ya cerradas, continuaba por la tarde.

"Hay gente que no ha podido ir a la iglesia a coger la bolsa de comida porque tenían citas médicas, estaban trabajando o son personas mayores, ahora nosotros se lo llevamos", aclara Jesús.

Menús adaptados a la Navidad

En el otro extremo de Sevilla, en pleno corazón de Triana, hay un rincón en el que impera la solidaridad no solo durante estas fechas, sino todo el año. Se trata del comedor social de San Vicente de Paúl.

La directora de este centro -que prefiere mantenerse en el anonimato- es una de las voluntarias que da de comer a unas 300 personas a diario, una cifra que, tal y como relata, no varía ninguno de los días de la Navidad.

No obstante, lo que sí cambia es el menú. Tanto en el almuerzo como en la bolsa pícnic -la que se da para la cena- se hace cabida a los embutidos y polvorones.

Asimismo, cabe destacar que los productos van cambiando dependiendo de la religión de cada cual, sustituyendo las chacinas por otros entrantes y los mantecados por dulces marroquíes en el caso de los musulmanes, por ejemplo.

Se trata de una tradición arraigada en este centro social y que, en palabras de la encargada, es habitual en los otros comedores de Sevilla.

Estos gestos no son los únicos que acaparan todo el protagonismo en una de las noches más solidarias en la hispalense.

También hospitales y residencias de la ciudad cambian sus menús y los adaptan a los días que marca el calendario haciendo gala, una vez más, del espíritu de la Navidad.