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Así han sentido los 'macarenos' la vuelta de la Virgen: "Es la moza de San Gil que siempre ha estado con nosotros"

Las inmediaciones de la Basílica de la Macarena han amanecido en este Día de la Inmaculada con fieles haciendo cola desde las 5:00.

Con el templo convertido en un ir y venir constante de promesas, lágrimas y sonrisas, La Macarena vuelve a su barrio como un símbolo que trasciende cualquier polémica.

Más información: Devotos ante el regreso de la Macarena tras cuatro meses de espera: "Hay nervios, se nota que vuelve la Virgen"

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La Virgen de La Macarena vuelve al culto dentro de su basílica para seguir repartiendo esperanza entre sus fieles, que no han dudado en hacer cola desde altas horas de la madrugada para ser los primeros en observar de nuevo su rostro en la mañana de este señalado Día de la Inmaculada. La espera, sin embargo, ha merecido la pena, y es que hay quien sostiene que "es la moza de San Gil que siempre ha estado con nosotros".

La Macarena ha regresado a su barrio tras la restauración de Pedro Manzano, todo ello casi cuatro meses después de que los hermanos de la hermandad decidieran que la imagen debía volver a ser intervenida tras la polémica restauración de Francisco Arquillo.

Casi 120 días después de que la Virgen dejara un hueco insustituible entre los sevillanos, no han sido pocos los hermanos que han abandonado el templo con lágrimas en los ojos, cargados de emoción por haber recuperado la imagen que tanto veneran.

A las puertas de la basílica se encontraba Manuel Núñez, un vecino nacido en la Macarena que vive en la provincia de Cádiz. Este sevillano de cuna había entrado ya en dos ocasiones a verla en la mañana de este 8 de diciembre y salía con los ojos empañados tras escuchar la Salve que los fieles estaban entonando.

Declaraba a EL ESPAÑOL que la Virgen, a su parecer, estaba "bastante bien". "Teníamos ganas de verla después de toda la historia que ha habido", motivo por el que el domingo pusieron rumbo a Sevilla para estar a primera hora del lunes en las puertas del templo macareno.

También con lágrimas en los ojos salían Tamara y María, dos hermanas que abandonaban la iglesia después de estar haciendo cola "desde las cinco de la mañana". "Entramos sobre las 7:00 y la hemos tenido delante, pero después de desayunar nos hemos dicho, ¿la vemos otra vez?".

Ya camino a casa, estas sevillanas comentaban lo "realmente guapa" que habían visto a La Macarena. "Está preciosa, realmente preciosa", declaraban, a lo que anotaban un rotundo "ahora, sí", en referencia a la polémica suscitada el pasado junio después de que la talla pasara por las manos de Francisco Arquillo.

"La moza de San Gil"

Con expectación aguardaba también Luis, que aún no había entrado en la Basílica porque esperaba a unos amigos. A diferencia de otros devotos, decía no tener prisa ni intención de hacer cola: "La Virgen estará expuesta dos días más, y después viene el besamanos", razonaba.

Sí había escuchado ya las impresiones de varios conocidos que la habían visto, y todos coincidían en lo mismo: "La Virgen está espectacular, como nunca. Es la Virgen de los azulejos, la que evocaba Antonio Rodríguez Buzón en sus versos, la moza de San Gil que siempre ha estado con nosotros".

Mientras tanto, en la esquina del Café-Bar Macarena, un grupo de hermanos muy jóvenes apuraba el desayuno después de haber hecho cola desde las 5.30 de la mañana. Entre cafés y tostadas compartían imágenes, comentarios y la misma emoción que se repetía a las puertas del templo.

Con la Basílica convertida en un ir y venir constante de promesas, lágrimas y sonrisas, La Macarena vuelve a su barrio como un símbolo que trasciende cualquier polémica. Restaurada y celebrada por sus fieles, la Virgen recupera el pulso de la devoción popular en una jornada en la que Sevilla, "ahora, sí", se ha reconocido en su mirada.