El artista Juan Manuel Fernández Montoya, alias Farruquito.
Farruquito, bailaor flamenco: "Si no fuera por el cariño de la gente, no aguantaría esta profesión tan dura"
El sevillano actúa este viernes en el Festival Flamenco Duende con 'Con-Cierto Flamenco', un regreso a sus raíces donde se funden compás y emoción.
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Símbolo indiscutible del baile flamenco actual y heredero de una estirpe que cambió para siempre la historia del arte jondo, Farruquito llega este viernes al Auditorio Pepe Marchena dentro del Festival Flamenco Duende.
Se trata de una cita impulsada por la Diputación de Sevilla que recorre la provincia acercando el flamenco a todos los públicos.
En Con-Cierto Flamenco, su nueva propuesta escénica, el bailaor vuelve a su raíz más íntima para ofrecer un viaje por el compás, la emoción y la musicalidad del baile en estado puro.
Antes de su actuación, conversa con EL ESPAÑOL de Sevilla sobre una vida marcada por el escenario, la exigencia y la búsqueda constante de autenticidad.
Habla del reconocimiento internacional, de su familia, de los recuerdos del niño que bailaba con cinco años y del aprendizaje eterno que define al flamenco. "Mientras lo haga mínimamente bien, seguiré bailando hasta que me muera".
Ha triunfado en escenarios de todo el mundo. ¿Qué ha significado para usted ese reconocimiento internacional?
Para mí es una alegría. Llevo desde que era un niño haciendo esto; tendría cinco años cuando empecé a viajar por el mundo con mi familia. Al principio lo hacía como algo que me gustaba, como si fuera un juego, pero luego se fue convirtiendo en algo profesional e iba viendo que el público cada vez era mayor y que me reconocían en mi trabajo. Esa es la verdadera motivación para seguir. Si no fuera por el cariño de la gente, no aguantaría esta profesión tan dura.
¿Por qué dice que es una profesión dura?
Es una profesión dura porque tiene un nivel de exigencia muy grande. Lo que a mí me han enseñado los maestros es que para ser un buen bailaor flamenco hay que tener muchísimas cosas en cuenta; no es solamente la colocación, la rítmica, la precisión, sino también el conocimiento del canto y de la guitarra para poder comunicarse.
Hay que conocer el teatro para poder crear una obra, hay que conocer a poetas, hay que conocer a muchísimos artistas y estudiar el arte en sus 360 grados, porque si de verdad estás enamorado de este arte, quieres hacer algo que tenga un mínimo de calidad para el público y para estar a la altura de lo que se vive en la profesión.
¿Queda algo del niño de cinco años que ya bailaba en tablaos madrileños?
Sí, yo creo que siempre queda algo, porque además la música y el arte te mantienen en contacto con tu infancia. Yo me acuerdo todos los días de lo que viví cuando era niño, y no solo en los tablaos de Madrid, porque siempre tuve la suerte de viajar con mi familia. El primer viaje que hice con cinco años fue a los Estados Unidos. Imagínese cómo fue eso para un niño. Entonces esos recuerdos siempre viven en mí. Primero por el hecho de que tengo presente agradecer siempre a los que me abrieron el camino. Y, además, porque lo hice con mi familia. Mi familia me sigue recordando el niño que yo he sido siempre. Y espero no dejar de serlo.
¿Hay algún momento que recuerde como un antes y un después en su carrera?
Sí, sí hay alguna. Así que se me venga a la mente hay una de cuando tenía unos 20 años más o menos, que pasaron cosas muy bonitas, se alinearon los astros con una actuación en Nueva York, en el City Center.
En esa misma noche había varios personajes de la moda, artistas, escritores, fotógrafos, ... Fui fotografiado por Richard Avedon y salí en la revista People y el New York Times me consideró el mejor artista del momento.
Pasaron muchas cosas, hasta el punto de que, cuando llegué al aeropuerto de Sevilla, había un montón de prensa. Le dije a mi hermano: "Farru, tiene que venir alguien importante en el avión porque hay un montón de prensa esperándole". Y, al final, resulta que me estaban esperando a mí. Eso marcó un antes y un después en mi carrera. Fue muy fuerte.
Si pudiera hablar con su yo de 19 años, ¿qué consejo le daría?
Le diría que centrase muchísimo en ser buena persona y en disfrutar de la vida. Al final eso tiene que estar por encima del arte y de todas las cosas.
Después de tantos años bailando, ¿qué le queda aún por decir con los pies?
Yo creo que muchas cosas. Espero, al menos, que muchas cosas. Mire, el flamenco es una disciplina donde nadie te da un título para colgar en la pared para poder decir "yo ya soy bailaor flamenco". Es un aprendizaje eterno. Hasta que nos muramos vamos a estar aprendiendo si de verdad amamos el flamenco y nos consideramos flamencos.
Por lo tanto, espero que me queden muchísimas cosas que hacer. Yo trataré de bailar mientras que crea que lo estoy haciendo mínimamente bien. Me veo en el flamenco hasta que muera.
¿Qué proyectos o sueños le ilusionan ahora?
Ahora mismo recién estamos con el estreno de un documental sobre mi vida que se llama Será Farruquito. Se presentó el otro día en Barcelona, el 11 de noviembre lo hará en Sevilla, el 16 y 18 en Nueva York, en diciembre en Arabia Saudí... Lo cierto es que está teniendo un éxito que no me esperaba porque lo hemos hecho simplemente para contar un poco nuestra historia, para que los que vienen de otra generación conociesen un poco más sobre mi vida personal y artística, pero está teniendo una repercusión preciosa. Será Farruquito se puede ver en los festivales y luego acabará en Movistar Plus.
También estoy montando un espectáculo nuevo que trata de Lorca. Y, bueno, ir rodando conciertos flamencos con mi hijo, que vamos la semana que viene a Marchena. La verdad es que ahora mismo estoy con muchas cosas; soy tan nervioso que no puedo estar quieto, por lo tanto siempre estoy 'enreado' en algo.
Este viernes participa en el Festival Flamenco Duende en Sevilla, ¿cómo es bailar en casa?
Siempre es un gustazo porque siempre te encuentras gente conocida en el público. Sabes la afición que tienen los sevillanos y los de sus pueblos de alrededor y también te pones un 'poquillo' más nervioso porque, como sabes que vas a bailarle a gente entendida en su gran mayoría, pues es una responsabilidad añadida, pero, bueno, lo hacemos siempre con el mismo cariño y la misma ilusión para poder entregarle el corazón como se merece a todo el público, que es a lo que vamos a ir.