Los directores de la fundación, Lázaro y Begoña, junto a la primera familia ucraniana que llegó a la entidad en 2021

Los directores de la fundación, Lázaro y Begoña, junto a la primera familia ucraniana que llegó a la entidad en 2021 Fundación Madre Trinidad

Sevilla

La 'Pequeña Ucrania' de Sevilla donde 19 refugiadas rehacen su vida con ancianas: "Al principio nos desbordó la situación".

La Fundación Madre Trinidad está ubicada en pleno casco histórico de la ciudad, concretamente en la Judería.

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La Fundación Madre Trinidad, ubicada en la calle Levíes, en pleno casco antiguo de Sevilla, acoge actualmente a 19 personas refugiadas en su 'Pequeña Ucrania'. "Ha sido algo precioso porque las ha llenado de vida", confiesa con orgullo Lázaro Giner, director de la fundación.

Además, también residen allí, desde su inicio, señoras mayores, además de mujeres de otros países que han encontrado en este espacio un lugar seguro para vivir en comunidad.

La fundación tiene su origen en 1950, cuando "siete mujeres extraordinarias" de Sevilla, decidieron dedicar su vida a los más necesitados, concretamente a mujeres y chicas jóvenes.

"Ellas deciden, en esa España tan complicada, acoger a mujeres y niñas y pagarles los estudios para que tengan formación y un futuro para su vida", cuenta Lázaro.

Esa labor se prolongó hasta los años 80 y 90, cuando estas mujeres "se empiezan a hacer muy mayores".

La fundación se constituye en 2014 para dar continuidad a esta labor y, en 2021, Lázaro y su mujer Begoña Aguinaga asumen la responsabilidad del hogar.

En el edificio de 4.500 metros cuadrados conviven señoras mayores y, desde que estalló el conflicto entre Rusia y Ucrania, Giner propuso acoger a mujeres y niños que huían del conflicto.

El director de la fundación es un "gallego de pueblo" que lleva más de 50 años en "esta maravillosa ciudad".

"Nos desbordó la situación porque en dos semanas llegaron 39 personas nuevas", recuerda. Bromea con que la barrera del idioma se salvó con humor: "Bendito Google y bendito traductor".

"Una apuesta desde el corazón"

Fue, dice, "una apuesta desde el alma, una apuesta del corazón". Con el apoyo de José Robles, que era sacerdote de San Esteban, acogieron a las familias. "Inmediatamente empadronamos a todas en la fundación y los niños fueron escolarizados a las dos semanas de llegar a Sevilla", explica.

Tres años después, aún permanecen allí 19 personas ucranianas. "El 99% no quieren volver a su país, quieren vivir en España", afirma Lázaro.

La institución creó dentro de sus instalaciones la mencionada zona llamada 'La pequeña Ucrania', donde estas familias pueden mantener vivas sus tradiciones y sentirse acompañadas.

La integración laboral ha sido compleja. "No se les ha reconocido o cuesta mucho reconocer sus capacidades universitarias y profesionales", detalla el director.

Una de las residentes, Oksana, ingeniera informática, logró el pasado mes de agosto reunir a sus padres con ella y su hija. Proceden de Jarkov, "como la mayoría de los refugiados acogidos".

Imagen de Oksana, una de las residentes de la fundación

Imagen de Oksana, una de las residentes de la fundación E.E.

Convivencia en la fundación

La convivencia con las señoras mayores era algo que preocupaba a Lázaro, pero finalmente resultó ser una situación positiva para la comunidad: "Los niños las han llenado de vida, ha sido un revulsivo emocional. Como si fueran sus abuelas", explica Lázaro.

Además de las familias ucranianas, la fundación acoge a personas de Venezuela, Perú, Georgia y Sevilla.

"Posiblemente, y es una gran alegría, pronto acojamos aquí a una mamá con dos niños de Gaza", cuenta Giner sobre la posibilidad de recibir en la fundación a personas que estén sufriendo el conflicto entre Israel y Palestina.

Una joven sevillana de 42 años, licenciada en historia, vive allí desde hace unos días. También una mujer que huyó de su país por problemas de violencia de género junto a su hija, y es "una magnífica diseñadora".

Lázaro recalca que "más del 50% de las personas que están en la fundación no contribuyen económicamente al mantenimiento de la fundación porque no tienen recursos".

Sin embargo, agradece la ayuda que ha recibido por parte de la población de la capital: "Sevilla es una ciudad solidaria y hay mucha gente que nos ha ayudado".

Preocupación por la soledad de las personas mayores

Uno de los temas que más le preocupa a Giner es "la invisibilidad de las personas mayores". Afirma que, a pesar de la edad, "la gente tiene capacidad, de querer y de tener proyectos en la cabeza".

El director concluye que la fundación "nunca abandonará a las personas mayores". Son personas que viven una profunda soledad y hay que evitar que en nuestro país se las deje atrás", argumenta sobre la labor de la Fundación Madre Trinidad.