
Morante le brinda un toro al presidente de la Junta, Juanma Moreno, en la Maestranza.
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Medias orejas para Daniel Luque y Tomás Rufo en Sevilla ante la genialidad de Morante
El de la Puebla brindó su primer toro al presidente de la Junta, Juanma Moreno, acompañado de Alberto Núñez Feijóo.
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Llegará un momento en el que, al menos en Sevilla, no se tendrán en cuenta las orejas. Sobre todo ante la falta de un criterio más o menos homogéneo por parte de los distintos equipos presidenciales. A veces cuesta reconocer la categoría que siempre tuvo esta plaza cuando un público festivo pide orejas por pedir.
Para muestra un botón, este viernes de farolillos el presidente concedió un apéndice a Daniel Luque y a Tomás Rufo por el conjunto de sus faenas. Es decir, media y media.
Si nos ceñimos a los números al de Gerena debería haberle dado otra al extraer todo el jugo que tenía ese segundo. Rufo, en cambio, podría haber cortado tres del buen lote que se llevó de una floja corrida de Garcigrande.
El peor, obviamente se lo llevó Morante de la Puebla porque lo que Dios da, Dios quita, pero no hay oreja que premie la genialidad del de la Puebla. Sin poder lucirse con el capote, a excepción del último quite de la tarde, en el que lo bordó a la verónica, el de la Puebla acabó con el cuadro tan solo con el arranque de su faena de muleta.
Hizo crujir la plaza llevándose a Fiero de Garcigrande a los medios con soberbios estatuarios a media altura con el cuerpo erguido para acabar la tanda sometiéndolo con un excelente natural por abajo y varias trincherillas que pusieron al público en pie que arrancaron los Suspiros de España de Tejera.
Muy metido en su faena y con un valor descomunal se lo llevó a los medios donde al animal acabó desarrollando peligro. Morante lo toreó como si fuera bueno con la panza de la muleta y las zapatillas totalmente asentadas.
Los naturales fueron profundos de mano baja, aguantando miradas y entregándose en cada cite como si no tuviera cuerpo, como decía Belmonte, insistiendo por el pitón más difícil queriendo exprimir su paso por la feria. Lo cuadró para matarlo con su cuerpo, dejando una estampa añeja, pero la estocada entró en segundo intento.
La gente no pidió la oreja, pero da igual, su tauromaquia permanecerá para siempre sin embestirle un toro. Cuando lo haga, no sé qué va a pasar teniendo en cuenta el momento que está atravesando.
Lo más destacado en su primero fue el brindis al presidente de la Junta de Andalucía, Juanma Moreno, acompañado del presidente del PP, Alberto Núñez Feijóo y los ceñidos naturales del principio ante un toro en el que el lucimiento fue un espejismo.
El hipnotizador Daniel Luque
Daniel Luque dio de nuevo una gran dimensión torera y demostró que se podría ganar la vida como hipnotizador porque con su grandiosa técnica parece que los hipnotiza. Al animal le faltó poder, pero desde la primera tanda fue afianzando la embestida, pulseándolo a media altura para intentar aguantarlo.
Hubo una tanda por el derecho con mucha ligazón, que hizo sonar la música, con el animal a punto de rajarse. Lo hizo todo para el toro y le extrajo una serie enorme por el izquierdo ayudándolo con la cintura hasta el final del muletazo.
Con el toro ya aculado en tablas las luquesinas fueron muy ajustadas antes de tirarse muy recto a matar. El toro tardó en caer y el presidente no le dio la oreja que el público pidió con mucha fuerza. Si le hubiera podido dar media oreja se la hubiera dado y la otra media en el quinto, aunque tampoco le sirvió.
El de Gerena le dejó siempre la muleta en la cara para llevarlo largo hasta el final de la cadera en dos tandas limpias por el derecho, pero al animal le faltó entrega y fondo. Remató el trasteo de nuevo con luquecinas con el toro ya totalmente apagado.
Tomás Rufo se llevó el lote de la tarde. Su tercer Deseado lo hubiera deseado Morante o Luque, pero no pudo ser. Muy suaves fueron los lances de recibo por verónicas, aunque parecía que le faltaban remate.
Se lo brindó a Pedro Trapote antes de esperarlo de rodillas en los medios, donde el toro derrochó clase y transmisión embistiendo casi en circular a varios muletazos. Pero ya de pie la historia cambió porque fue un trasteo largo ligado, pero falto de emoción y en algunas tandas, del ajuste deseado sin llegar a calar en el tendido.
Al último, el toro de la tarde, Campaño lo enceló desde el principio enganchando mucho la embestida. Hubo dos tandas rotundas, una por el izquierdo arrastrando media muleta, pero cuando la cosa necesitaba tomar vuelo el animal se afligió y se fue el tren...
Hubo menos petición que en el tercero, pero el palco concedió la otra media oreja, pero para media la que Morante le pegó a ese toro en los medios.