Una tarde de veteranía de Curro Díaz y disposición de Román para olvidar a Bohórquez y recordar a La Quinta

Decepcionó la corrida de Fermín Bohórquez con un cartel que podría haber presentado en Valdemorillo. Curro Díaz, Rubén Pinar y Román venían a la Maestranza en preferia de abril a la tarde de la polémica con distintas circunstancias, pero necesitados de un triunfo.

Aquel cartel del que se cayó, tras un contundente comunicado, la corrida de la Quinta porque, según sus representantes, había un compromiso verbal de la empresa Pagés de que sus toros se lidiaran en la semana de feria. Como no fue así, encontraron en Bohórquez la sustitución y haría doblete.

La primera tarde ha sido para olvidar a los toros jerezanos y recordar a los grises de Santa Coloma. En la segunda, la de rejones, esperemos que embistan y tengan más clase. De hecho, un aficionado con cierto hartazgo en los tendidos de sol preguntó en voz alta: "¿Dónde están los de la Quinta?". La callada por respuesta.

Un Román gladiador cortó la única oreja; Rubén Pinar no pudo hacer nada con sus dos oponentes y Curro Díaz resolvió la papeleta por su veteranía y oficio, aunque el primero casi lo manda a la enfermería.

A ese primero lo lanceó de muy buenas maneras con su esbelta figura, su cintura y los brazos al primero de la tarde con buen tranco. Sin embargo, en la muleta todo se torció porque el toro se paró y lo cazó en un cite al natural. Salió ileso de milagro tras lanzarle hasta dos cornadas. Se levantó como si nada y ejecutó una efectiva estocada.

Al cuarto sólo un veterano torero como el de Linares es capaz de sacarle esos naturales del principio hasta que el animal echó el freno sin dejar que saboreara su vuelta a la Maestranza.

'Pensador', el tercero de la tarde, emocionó a los tendidos al meter la cara en el capote de Román, pero engañó al personal tras arrancarse de lejos hacia el peto y cuando llegó a la muleta con más brío que calidad. En distancias cortas el toro fue otro.

La oreja fue a su ambición y entrega en una faena al límite de la cornada, sobre todo en la tanda final ajustadísima por bernadinas. Tras una estocada trasera, el animal tardó en caer tras un efectivo golpe de verduguillo.

Se fue a la puerta de chiqueros a recibir al sexto, una declaración de intenciones, que pronto se quedó en eso ante la poca entrega de un animal con el que tragó mucho concretando muy poco.

Las ilusiones de Rubén Pinar por un triunfo importante para colarse en el sistema se han esfumado en la Maestranza. El segundo de la tarde no había por donde cogerlo, feo y con poca clase. El de Albacete se ajustó con él por gaoneras y pronto marcó su querencia.

De un tirón con la muleta se lo trajo al burladero de matadores, pero el animal no tenía nada dentro. Con el quinto lo mejor fue la estocada tras una faena muy técnica, pero sin emoción ninguna en una tarde para olvidar, en la que los aficionados no olvidaron a los de Santa Coloma que se quedaron en el campo.