Una de las figuras más representativas de la Semana Santa.

Una de las figuras más representativas de la Semana Santa.

Sevilla

Jesús Méndez Lastrucci, imaginero: "Esta Semana Santa se parece muy poco a la que viví de pequeño"

El artista sevillano es muy conocido en el mundo de las cofradías debido a su labor con las imágenes.

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A pocos días del Domingo de Ramos, Sevilla entra en su particular cuenta atrás. Y es que el olor a azahar en sus calles y el ambiente de espera entre nerviosismo marcan estos días previos a la semana más esperada del año.

Las hermandades se preparan para vivir su gran día y el cosquilleo ya se nota entre los cofrades.

En su caso, Jesús Méndez Lastrucci, imaginero de corazón y vocación, vive estos días con una mezcla de calma y emoción contenida. "La sensación interior que siento siendo imaginero, se traduce en una mezcla de sentimientos... pero la vivo con cierta tranquilidad, la experiencia me ha enseñado a hacerlo así", confiesa.

Toda una vida dedicada al arte.

Toda una vida dedicada al arte.

Nieto del ilustre Antonio Castillo Lastrucci, el peso del apellido no ha sido ninguna carga. Y es que desde joven, tuvo claro que su camino iba a estar relacionado con este arte.

"Me he hecho escultor contemplando y practicando con los modelos de mi familia... desde los quince años trabajé en el taller de dos hermanos de mi abuela". Un contacto muy temprano que marcó su manera de entender con verdadera vocación esta profesión.

A ojos de los cofrades, la Semana Santa ha cambiado, como todo en la vida, y aunque le cuesta decirlo, Lastrucci no tiene otra que aceptarlo con naturalidad. "Cada Semana Santa se vive de distinta manera, siendo aparentemente la misma en esencia, pero en fondo y forma no lo es... Lo importante es estar abierto y predispuesto a vivirlo con la misma ilusión de la primera vez".

Aun así, confiesa que la Semana Santa de ahora "se parece muy poco a la que viví de pequeño, pero eso forma parte de la propia naturaleza y evolución de las cosas". Aunque recalca que "también es verdad que nuestra mente nos puede estar envolviendo con los propios recuerdos pasados donde tendemos a resolverlo con la conclusión de que cualquier tiempo pasado fue mejor".

El artista es muy reconocido en la ciudad.

El artista es muy reconocido en la ciudad.

Sin embargo, lo que sí que no ha cambiado es la fe de quien la vive cada año, una fe que vemos en su forma de trabajar y con la que llega a miles de fieles.

Y es que más allá de la técnica o el estilo, Lastrucci encuentra en la espiritualidad un motor diario. "La fe para mí es el eje motriz de mi vida, todo gira en torno a la fe... la fe es el estímulo que me hace levantarme a diario", explica.

Un linaje familiar.

Un linaje familiar.

Para él, crear una imagen religiosa no se trata solamente de esculpir o pintar la figura; es un acto personal en el que deposita sus propias creencias, emociones y experiencias de vida.

No todo ha sido un camino fácil. En 2024, la salud le obligó a parar y a replantearse prioridades. "Mi corazón dijo basta... estuve cerca de perder la vida", recuerda. Una experiencia que lejos de apartarlo del oficio, le llevó a valorar más cada proyecto y a tomarse el tiempo necesario para reflexionar sobre lo que hace y cómo lo hace. "Aprendí que debemos pararnos... ese tiempo nos sirve para calibrar nuestras posibilidades reales".

Tras este gran susto, el artista decidió seguir adelante y a pesar de la evolución de su sector con el paso de los años, él mantiene la misma implicación y cree que el artista de hoy debe aportar su propia visión sin romper con la tradición. "El artista imaginero debe aportar su personalidad... sin necesidad de copiar a ningún otro".

Uno de los momentos que más le impacta es cuando entrega una obra. Después de semanas, a veces meses de trabajo, ver la reacción de quienes la reciben deja huella. "Esas miradas... van a quedar reflejadas en nuestro psique para siempre". Y aunque se acostumbra al desapego, confiesa que siente una cierta nostalgia al volver al taller después de entregar una imagen.

Lastrucci adora su trabajo.

Lastrucci adora su trabajo.

Sin embargo, de todas las miradas, hay algunas que nunca se olvidan. Especialmente las que compartió con su padre, gran admirador de su obra. "Esas obras tienen una connotación añadida para mí". Porque al final, más allá de la madera y la gubia, está el corazón.

Ahora su compromiso está en seguir trabajando desde la honestidad, con respeto por el pasado y mirando con felicidad el presente. En una ciudad como Sevilla, donde la Semana Santa forma parte de la vida de cualquier sevillano, su labor continúa sumando imágenes que acompañan a muchas personas durante todo el año, y no solo en los días de procesión.