Este sábado saldrá por las calles del centro de Sevilla la Abnegación de San Bernardo, una cofradía que no pertenece a la Iglesia de Sevilla y que se rige por sus propios estatutos. Hay quien la llama "cofradía pirata".

Esta entidad civil comparte barrio con la muy antigua Hermandad de San Bernardo. De hecho, su paso saldrá hoy desde una carpa instalada en la calle Campamento, a escasos metros de la imponente parroquia que albergará a casi 3.000 nazarenos el próximo Miércoles Santo. Un año salieron de los almacenes de Artillería, cuyo edificio está en obras ahora. 

Javier Gámez es presidente de la Abnegación y, a su vez, hermano y costalero de San Bernardo. Muchos miembros de esta 'cofradía civil' son también hermanos de la citada hermandad del Miércoles Santo. Sin embargo, según afirma su presidente, el futuro de su asociación no está en esta parroquia y ni en este barrio. 

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“Hemos tocado la puerta de la parroquia de nuestro barrio, pero no nos acogen. Ya hay una hermandad muy grande y no hay esa necesidad”, comenta Gámez, quien afirma tener contacto con el párroco de San Bernardo, Mario Fermín Ramos. 

Marcelino Manzano

El delegado diocesano de hermandades y cofradías de la Archidiócesis de Sevilla, Marcelino Manzano, les ha invitado a que sigan tocando puertas. Quizá en otros barrios más alejados puedan encontrar su sitio, en feligresías donde no haya cofradías. “Si no existieran las hermandades, muchas iglesias estarían vacías, seguramente”, afirma Gámez en este sentido. 

La Abnegación de San Bernardo empezó en 1992 con la salida de una cruz de mayo que, poco a poco, fue cogiendo auge. “Una de los mejores de Sevilla”. Aquellos jóvenes no eran conscientes de la magnitud que iría adquiriendo esa procesión. Ya en aquellos años iban hasta la Catedral de Sevilla. 

“Nos hemos equivocado, hemos empezado la casa por tejado, y estamos intentando corregir esos errores”, reconoce Javier. Saben que para que una parroquia los acoja deben cumplir, sin titubeos, las directrices de su párroco, y esto conllevaría la suspensión de la salida procesional por algunos años. “Queremos estar bien mirados por la Iglesia y por Sevilla”, reconoce. 

"Estamos de acuerdo. Hay que sacrificarse y seguir los pasos que nos marque el párroco. Estamos totalmente dispuestos a no salir en procesión, porque no queremos estar como estamos”, sentencia Javier Gámez, quien afirma que “el primer y único objetivo de su equipo de gobierno es entrar en una parroquia, para erigirse como agrupación de fieles”. 

Cristo de la Abnegación

El Cristo de la Abnegación, tallado en 2012 por Ramón Martín, permanece todo el año en el convento de las hermanas Clarisas de Santa María de Jesús, en la Calle Águilas. “Preferimos sacrificarnos, y no verlo, para que esté en un sitio acorde a una imagen religiosa”, relata el presidente. 

“Buscamos una parroquia porque somos cristianos y queremos darle culto a nuestro Señor, no rezar a una estampa. No veíamos bien que el Cristo estuviese en un local, como en un escaparate, y las hermanas clarisas nos abrieron las puertas en su oratorio, donde ellas rezan en clausura”, añade. 

A Javier Gámez no le gusta que les llamen “cofradía pirata”, porque asegura que lo que ellos hacen “no es jugar a los pasitos”, como algunos dicen. “Casi el 85% de los ingresos de la agrupación van a caridad. Estamos ayudando a Cáritas de San Bartolomé, a San Juan de Dios, ayudamos a 30 familias, hacemos la operación leche...”, explica. 

Con música

Para los cofrades de la Abnegación, que son ya más de 300 al corriente de pagos, la salida procesional es el culmen de un año “de fe y caridad”. Es un día grande para ellos y para la Agrupación Musical Virgen de los Reyes, que los lleva acompañando desde 1996. 

Las calles de Sevilla serán escenario hoy de su procesión. “Para eludir la crítica ya no pasamos por la Catedral, pero sí vamos al convento de las Clarisas, porque las hermanas nos lo piden”. Un llamativo paso con figuras secundarias se abrirá paso entre la multitud, tras una nube de incienso. 

El Ayuntamiento de Sevilla, a través del Centro de Coordinación Operativa, puso algunas reticencias para desplegar el dispositivo que necesita una procesión de tal magnitud. “El año pasado hubo mucho público y sabemos que la Policía tiene problemas de efectivos y demás, y nos dijeron que era complicado”. Finalmente, los problemas se han resuelto y saldrán a la calle.