El diseñador sevillano Hugo Zapata, que firma con su propio ADN.

El diseñador sevillano Hugo Zapata, que firma con su propio ADN. EE Sevilla

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El diseñador sevillano Hugo Zapata usa su sangre para firmar las obras

El artista echa mano de la tecnología para poner parte de su ADN en cada creación, de modo que sea más fácil la autentificación, explica. 

16 marzo, 2024 05:45
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Obras de arte que no necesitan firma. Al menos no física, porque llevan el DNI del artista y eso, como verificación de autoría, es definitivo. Es lo que ha inventado el diseñador sevillano Hugo Zapata. 

Este creador, junto con el ingeniero informático David Oviedo, recoge EFE, han incorporado el ADN del artista en la tinta que usa para sus obras. El sistema, presumen, es "pionero en el mundo".

"Al certificar una obra, ésta debe pasar por un experto que asegure la autoría del creador", señalan los responsables del proyecto. "Sin embargo, si secuenciamos el ADN líquido y lo incorporamos a la tinta con la que se imprimen los diseños, estaremos asegurando de manera más rápida y efectiva la trazabilidad de estas creaciones", añaden.

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El proceso es complejo. Se transfiere el ADN líquido a la tinta pero, primero, hay que procesarlo mediante un sistema de inteligencia artificial que crea un "bioalgoritmo" y esto supone una huella única digital. Un certificado de autenticidad sin fisuras. 

Lo que han hecho es, primero, extraer sangre al artista. El plasma se mezcla con tinteros de la imprenta. El resultado, un líquido que queda fijado en las obras de Zapata y llevan un trozo de él. 

NFT de segunda generación

Según explican sus creadores a EFE, la tecnología que ha desarrollado es una suerte de NFT de segunda generación. Es decir, certificados digitales pero, que en este caso, llevan aparejada información biológica de su creador. 

Eso supone, añaden, que hay un vínculo emocional entre el creador y el público puesto que no solo se lleva la obra de éste sino que, además, lleva su ADN en la pieza que adquiere. 

Además, añaden, este nuevo sistema de firma de las obras artísticas aporta practicidad a la certificación de las obras y evita la reproducción de etiquetas que puedan dar lugar a copias, por lo que supone un nuevo paradigma en este ámbito, según explica Barrón.