Un agente en un coche de la Policía Nacional

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Sevilla

Crimen organizado en el campo de Sevilla: un trabajador se tiró por la ventana "desesperado"

La Policía Nacional desarticula una sofisticada banda que creó empresas pantalla para explotar a ciudadanos rumanos y búlgaros "de sol a sol".

21 febrero, 2024 13:21
Sevilla

La Policía Nacional ha desarticulado una sofisticada red de "crimen organizado" en Sevilla en lo que han llamado operación Naeva. Se trata de una trama que llevó a las 21 víctimas a tal estado de explotación laboral que uno de ellos intentó suicidarse tirándose por la ventana y otra abortó siendo menor de edad. 

La trama era profesional, ha explicado la Policía Nacional. Habían creado empresas pantallas para dar sensación de legalidad. Así ofrecían sus servicios a agricultores de la provincia de Sevilla que les contrataban sin saber que tenían a los trabajadores -casi todos rumanos y búlgaros- explotados "de sol a sol" sin agua, comida ni descanso. 

Para ello enseñaban documentación falsa. Luego ya llevaban a los trabajadores a trabajar sin las más mínimas condiciones humanas, han destacado los investigadores.

[La Policía libera a 21 personas explotadas en el campo: una de ellas, menor de edad, abortó por la presión]

Los agentes han investigado a esta trama durante más de un año y han conseguido detener a 15 personas. Seis de ellos ingresaron ya en prisión, aunque solo tres permanecen en la cárcel. 

Se trataba de una estructura perfectamente coordinada. En el punto más alto estaba un ciudadano rumano. Su alto nivel de vida -relojes Rolex de oro, coches de 300.000 euros...- contrastaba, han explicado los agentes encargados de la operación, con la miseria a la que sometían a sus víctimas. 

Cabecilla del clan

Se da la circunstancia, además, de que el cabecilla del "clan", es un viejo conocido de la Policía. Ya fue detenido en 2022 por unos hechos similares. Estaba sin embargo en libertad y repitió la trama de explotación en el campo. 

Los miembros de la banda captaban a las víctimas en Rumanía y Bulgaria a través de anuncios en redes sociales. Sobre todo, en Facebook, ha podido saber EL ESPAÑOL. Ofrecían sueldos dignos y buenas condiciones de vida. 

Cuando captaban a una víctima, la llevaban en autobús a la provincia de Sevilla desde su país. Y empezaba a correr el contador de la deuda con la banda. Los alojaban en casas okupadas, donde también vivía uno de las personas de la red y así los tenían controlados las 24 horas. 

Los levantaban a las 7 de la mañana y los llevaban a trabajar al campo. Daba igual que hubiese una ola de calor o frío extremo. Los explotaban hasta las ocho de la tarde sin descansar. No les daban agua ni comida. No había pausas

En las casas la situación no era mejor. De hecho, fruto de la "desesperación", han indicado los investigadores, uno de los ciudadanos explotados se tiró por la ventana en Brenes con intención de suicidarse. No podía más. 

Aborto de una menor

No fue el único caso extremo. Los agentes han explicado que una joven, menor de edad, abortó por la presión a la que se vio sometida y las condiciones en las que vivían.

Porque la banda los coaccionaba usando violencia. Tenían, ha explicado uno de los agentes, machetes de grandes dimensiones y doble hoja con los que amedrentaban a las víctimas.

El maltrato no solo era en el campo. En las casas okupadas donde les obligaban a estar tampoco les daban de comer. De hecho, el retalo policial señala que algunos de las víctimas de trata rebuscaban en los contenedores para poder encontrar alimentos. 

Inspección de la Policía

La operación se inició de forma fortuita. En una inspección, detectaron que había una persona que podía estar siendo explotada. Y los agentes empezaron a tirar de ese hilo.

La cuestión es que pronto el hilo se convirtió en madeja. Había dos clanes liderados por un "patriarca" de origen rumano que explotaban a decenas de personas, a las que llevaban de finca en finca de la provincia de Sevilla. 

La investigación aún no ha determinado cuánto dinero pudieron ganar con esta trama pero destacan que los detenidos tenían relojes de oro, coches de más de 100.000 euros -300.000 en un caso-, dinero en efectivo y armas. 

"Durante la investigación se han llevado a cabo siete entradas y registros en las localidades sevillanas de Brenes y Cantillana, se han intervenido tres coches de alta gama, cinco machetes de grandes dimensiones, un bolígrafo pistola, una defensa extensible, 15 teléfonos móviles de alta gama", señalan los agentes.

También encontraron "tres ordenadores, varios dispositivos de almacenamiento, nueve relojes de alta gama, joyas, más de 37.000 euros en efectivo y diversa documentación relacionada con la investigación".