José Luis Cuerda en el rodaje de Tiempo Después.

José Luis Cuerda en el rodaje de Tiempo Después.

Cine La génesis de su última película

Los cómicos que se unieron para rescatar a José Luis Cuerda del olvido

El director ha fallecido a los 72 años. Su testamento fílmico fue un proceso que nadie quería producir y que auparon los cómicos españoles.

4 febrero, 2020 16:36

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El cine español está de luto. El director de cine José Luis Cuerda ha fallecido a los 72 años. Para el recuerdo nos ha dejado varias obras maestras, y también la creación de un género propio, el surrealismo cañí. De la mano de Azcona diseccionó nuestra sociedad con mucha retranca, la misma que desprendía en persona. 

Un director único, brillante, ácido y entrañable. Capaz de crear películas tan emocionantes e importantes para nuestra memoria histórica como La lengua de las mariposas, y también otras que trascendieron la pantalla hasta convertirse en una religión, como pasó con la inclasificable Amanece que no es poco. Casi 30 años después, sus frases y sus mejores gags siguen sonando actuales, irreverentes y frescos. Es lo que tiene la magia del guion que José Luis Cuerda escribió y con el que pasó a la historia del cine español.

A pesar de todo lo que había regalado al cine español nadie le quiso producir su última película. Pasaba el tiempo y no conseguía levantar su deseado regreso al universo de su obra maestra. Desde Todo es silencio (2012) había intentado levantar una película que compartía espíritu surrealista y crítico con Amanece que no es poco, pero los productores le rechazaban una y otra vez. Nadie quería producir una sátira distópica que no dejaba títere con cabeza, y menos a un señor que nunca se ha atado a las anquilosadas normas de la industria.

Aquel guion llamado Tiempo después se quedó primero en un cajón, y luego vio la luz en forma de novela breve gracias a la editorial Pepitas de calabaza. Pero José Luis Cuerda no perdió la esperanza, y de vez en cuando, a sus amigos, les hablaba de esa película futurista sobre una rebelión social en pleno año "9177, mil años arriba, mil años abajo, que tampoco hay que pillarse los dedos con estas minucias".

Así se hizo Tiempo Después

Una de esas personas que le escucharon fue Edu Galán, cómico y creador de la revista Mongolia, que quedó fascinado por el guion y se propuso levantar esa película fuera como fuera. Su solución fue recurrir a una especie de Equipo A cañí, un grupo de cómicos españoles, la versión guasona de Los vengadores, que usaran sus influencias y se unieran para hacer de Tiempo Después una realidad.

Galán recuerda que desde que conoció a José Luis Cuerda, por un especial de Mongolia, le habló de este guion y de sus "andanzas para producirlo". “Pensé que necesitaba gente alrededor para ayudarle en la producción, y me parecía una vergüenza que esa película no se hiciese, que se diera a José Luis Cuerda por amortizado cuando ese guion es una joya absoluta. Así que se lo mandé a diversas productoras e incluso hice un pequeño documento aberrante sobre cuánto podría costar aquello. Un día me llamó Berto Romero de improvisto desde el Festival de Málaga y me dijo que había estado con José Luis y que había que hacerlo. Que iba a hablar con Andreu Buenafuente y que había que hacerlo”, contaba el humorista a EL ESPAÑOL con motivo del estreno del filme.

Todo el equipo de Tiempo Después en San Sebastián.

Todo el equipo de Tiempo Después en San Sebastián. EFE

Los cuatro fantásticos iniciaron una serie de comidas, y hasta pusieron un nombre al grupo: La turba. Era finales de 2015, y Buenafuente rápidamente se comprometió con el Terrat, Berto también, “y yo con todo lo que tengo: un lápiz, un mono, dos cervezas y un alcoholismo rampante”, recordaba Edu Galán. Pensaron en productoras, en crowdfunding, en quién podía ayudarles… hasta que en una comida salió el nombre de Arturo Valls, que acababa de producir Los del túnel

El círculo se cierra

A Arturo Valls el envío de Edu Galán le pilló "en chanclas y bañador en Cádiz". "Recibí su llamada y me dijo que había un guion que tenía los mismos mimbres que Amanece, que no es poco, y de ahí surge un grupo de gente (y de WhatsApp) en el que estaban ya Berto, Andreu y Edu, que quedaban con Cuerda, y todos nos animamos a levantar el proyecto, porque nadie se animaba", rememoraba Valls a este periódico. Todos se extrañaron que una leyenda como Cuerda no encontrara financiación, algo que el actor achaca al "mercado que se rige por criterios puramente comerciales".

José Luis iba a los despachos y le decían que querían hacer películas comerciales. Era desolador, un director de su talla, con voz propia, con películas de culto y le decían que no

"José Luis iba a los despachos y le decían: ‘Muy bien Amenece, muy bien José Luis, pero queremos hacer películas comerciales’. Era desolador, un director de su talla, con voz propia, con películas de culto y le decían que no. Yo entiendo que hay que hacer industria y películas que lleven gente, que a ver si hago yo una de esas, pero no puede ser que lo otro cueste tanto, que una película con interés cultural sea tan difícil de hacer", decía con sinceridad.

Arturo Valls propuso llamar a su amigo Félix Tusell, con el que había producido Los del túnel, y fue entonces cuando todos se dieron cuenta de que algo parecido al destino les había unido. Tusell es el hijo de Félix Tusell, productor fallecido en 1991 y que produjo a José Luis Cuerda -que hasta escribió el obituario de su amigo- su primera película, Pares y Nones. Se creó una especie de imperativo moral, y La turba creció y se organizó para que Tiempo Después fuera una realidad, algo en lo que ayudó el apoyo de Antena 3, que entró en la producción.

Un asunto de familia

La película se convirtió en algo familiar, y el propio Tusell recuerda que para él era "un tío putativo, era uno de los mejores amigos de mi padre". Lo que Arturo Valls no sabía es que el productor ya había fantaseado con producir a Cuerda. "En septiembre de 2016 nos reencontramos y nos fuimos a cenar, le dije que así me contaba cosas de mi padre, porque yo casi no le conocí. Nos pusimos a hablar la vida, me dio muchos detalles de mi padre, y me preguntó que qué hacía. Le dije que acababa de producir una película y él me contó que tenía un guion estupendo y que no encontraba productor. Me lo mandó y le dije que era fabuloso y nos pusimos manos a la obra mi socia y yo", confesaba Tusell que en aquel momento sintió que "el círculo se cerraba".

Arturo Valls en la película.

Arturo Valls en la película.

Al final, los mejores cómicos de este país se unieron. Unos cuantos, La turba, como iniciadores, y otros tantos en el reparto. Ahí están Joaquín Reyes, Carlos Areces o Raúl Cimas, hijos directos del humor de Cuerda que siempre reconocen que si les dieran un euro por todas las ideas que les inspiró José Luis, serían ricos. "El mejor homenaje que le hemos podido hacer es que haya hecho la película que le ha dado la gana, fiel a su esencia y en condiciones de total libertad. Es un homenaje muy bonito, pero no sólo de los cómicos, sino también de todos los técnicos, que se han sumado entusiasmados y que consideran que esto no era sólo un trabajo, sino un privilegio”.

El mejor homenaje que le hemos podido hacer es que haya hecho la película que le ha dado la gana, fiel a su esencia y en condiciones de total libertad

Para Tusell producir a José Luis Cuerda fue "muy emocionante", y un viaje emocional que le llevó a revisar Pares y Nones y descubrir en ella a amigos, a sus padres o la casa donde vivían, e incluso a la mujer de José Luis. "Me surgió la reflexión de pensar que qué bonito será cuando dentro de 20 años ponga Tiempo Después y también vea que está plagado de amigos. Además está dedicada a mi padre, porque está conectada con él. Yo he mamado el cine español, el de Berlanga, el de Forqué y Fernán Gómez… son mi ADN de gustos artísticos, y haber contribuido a que su último exponente sea José Luis Cuerda me gusta muchísimo”, zanjaba.

Tusell no quería que esta fuera la última película del maestro, y en cualquier momento los dos te contaban cosas sobre guiones en un cajón, novelas por adaptar y otras historias con las que ampliar su mundo. No puedo ser, pero gracias a todos ellos tuvimos una despedida a la altura de su genio.