María asesinó a sus dos hijos, de cinco meses y tres años, el pasado mes de marzo en Valencia. La mujer vivía junto a su marido Gabriel y sus dos retoños en una casa okupa, en el municipio de Rocafort, muy alejados de la civilización y un terreno totalmente desangelado. Un lugar insalubre, donde María afirmó que había arrojado a sus dos hijos a una fosa séptica porque estaban "poseídos". Cuando fue detenida se encontraba desnuda y escondida dentro de un bidón. Había asesinado a sus hijos a golpes. Ahora, los dos doctores que examinaron a María tras el crimen afirman que es inimputable debido a sus problemas psicológicos. 

Tal y como han concluido los especialistas, María padece una esquizofrenia paranoide de varios meses de evolución -justo antes del doble parricidio-. Además, tuvo un brote mucho más intenso en el mes de marzo de 2019, cuando se produjo el asesinato. Según los psiquiatras forenses, la joven "perdió el control de sus facultades mentales" y se produjo "una escisión de su mente" en el momento en que sucedieron los hechos criminales. Pero lo cierto es que su relato de cómo ocurrieron los hechos es estremecedor. "Salí a fumar a la terraza, iba dando vueltas y de repente vi a la niña muerta. Pensé que la secta había matado a mi hija, entré en la casa y mi hija no estaba. Entré en casa y mi hijo no estaba; le encontré en el bordillo de la piscina. Entones, enterré a mi hijo cerca del lugar donde había aparecido muerto, en un montón de tierra que había removido una máquina día antes, donde él solía jugar. A mi hija la enterré en otro montón de tierra removido en el lugar donde solía pasear con ella". 

"Durante toda la mañana Gabriel me acusaba de haber matado a sus hijos", explicó María en una de las entrevistas que le realizaron los forenses. "Intentó asesinarme y empezamos una pelea. Comenzó a pegarme y salí corriendo, al principio me acorraló en la puerta, pero salí corriendo fuera de la casa desnuda", añadió la joven. De la misma manera, afirmó que en los últimos días "Gabriel era Dios" y que las conversaciones con él "eran telepáticas". Cuando el psiquiatra forense le preguntó por qué se encontraba desnuda cuando la Guardia Civil dio con ella, la joven contestó que tras enterrar a sus hijos, vio que estaba manchada de sangre. Por ello, se quitó la ropa.

Él, Jesucristo; Ella, María Magdalena

María afirmó también, ante los forenses, que su pareja decía "cosas raras". Entre ellas que el Gobierno "atacaba a las personas con frecuencias bajas, lo hacían con aviones y antenas, con lo que conseguían mantener a la población en situación de mente baja". Según la joven, por las noches ambos hacían vigilias, porque Gabriel afirmaba que venían a "pincharlos" para sacarle sus óvulos. "Él se creía la regresión de los mayas. Creía que él era Jesucristo resucitado y yo María Magdalena. El discurso de la secta cambió en marzo, y de ser miembros del Gobierno los que estaban detrás de mí, pasaron a ser los extraterrestres. También me convenció de que habían abusado de mí. Comencé a volverme loca, se me rompía el corazón", aseguró.

La joven no relacionó todos estos hechos con el consumo frecuente de cannabis, pero los atribuyó "a las historias que Gabriel le metía en la cabeza". Por ello, salía de casa muy nerviosa e hizo referencia a otros episodios sobre fantasmas y lesiones que sufrió su hijo. Otro día, el niño llegó a casa con golpes que había recibido en el colegio.

Después de pasar sus primeros días en prisión, la joven señaló que sufrió un ataque de ansiedad e intentó clavarse un lápiz. Tras escuchar todas las afirmaciones vertidas por María, los dos psiquiatras forenses concluyeron que la joven presenta "una grave descompensación mental del tipo psicótico" y recomienda su ingreso "en un centro psiquiátrico cerrado para su evaluación y diagnóstico". 

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