Un equipo del CiMUS de la Universidad de Santiago de Compostela y dos grupos del IDIS han descubierto que el tratamiento más común para el trastorno por déficit de atención e hiperactividad (TDAH) no solo mejora los síntomas conductuales, sino que también afecta a la forma en la que los niños, niñas y adolescentes procesan estímulos sensoriales.
El estudio, liderado por el Grupo Genomics and Bioinformatics del CiMUS, que incluye el Grupo de Investigación en Cognición, Neurodesarrollo y Género y el Grupo de Farmacogenómica y Descubrimiento de Medicamentos (GenDeM) del IDIS, consistió en una revisión sistemática de estudios europeos en la que analizaron cerca de 600 publicaciones.
Los resultados confirmaron que el metilfenidato (MPH), el fármaco más utilizado para tratar este trastorno, mejora el equilibrio y normaliza la percepción del dolor, aunque puede deteriorar la capacidad para discriminar olores.
Según explica la doctora Montse Fernández Prieto, quien lidera el Grupo de Investigación en Cognición, Neurodesarrollo y Género del grupo de Medicina Xenómica, este trabajo "abre una línea prometedora para avanzar hacia tratamientos más personalizados". "Ningún estudio europeo había abordado hasta ahora cómo los biomarcadores farmacognéticos influyen en la respuesta sensorial del fármaco", aclara.
Impacto sensorial del tratamiento
El TDAH es el trastorno del neurodesarrollo más común en niños, niñas y adolescentes. Sus síntomas principales pueden ser el déficit de atención y/o impulsividad e hiperactividad, afectando al rendimiento escolar, familiar y social.
Hay pacientes que también presentan alteraciones en el procesamiento sensorial. Este estudio demuestra que el metilfenidato tiene efectos concretos sobre los sentidos.
A nivel de audición, el uso de ruido blanco mejora el rendimiento en tareas cognitivas en pacientes tratados/as. En lo que respecta al equilibrio, mejora la estabilidad corporal y el control postural y a nivel de dolor, permite una percepción más ajustada frente a aquellas personas no tratadas, que tienden a sentir menos dolor de lo habitual. En lo que a olfato se refiere, se observa una peor discriminación de olores en pacientes tratados.
La doctora Fernández Prieto señala que comprender estos descubrimientos "es clave para mejorar la calidad de vida".
Camino hacia la medicina personalizada
El estudio también señala el potencial de los biomarcadores farmacogenéticos para adaptar la medicación a las características individuales de cada paciente, una realidad en los hospitales gallegos.
La doctora Olalla Maroñas Amigo, líder del grupo GenDeM, explica que del metilfenidato "queda por descubrir qué regiones en el ADN nos van a permitir optimizar los efectos terapéuticos y minimizar los efectos secundarios del fármaco". La doctora también señala que ya están trabajando en ello, "en el desarrollo de una medicina más personalizada en el abordaje del TDAH".
