En 2022, a Patricia Villasenín le diagnosticaron un cáncer de mama metástico. Desde agosto de ese año y hasta junio de 2024, recibió los tratamientos activos y, una vez finalizados, pasó a formar parte de los pacientes en remisión. "Debo realizar revisiones periódicas que me permitan conocer mi estado de salud y recibir tratamiento en caso de reaparición de la enfermedad", relata esta paciente del Hospital Clínico de Santiago, que acumula ya nueve citas pendientes.
Villasenín, cuyo testimonio ha sido compartido por la Asociación de Pacientes y Usuarios del CHUS, explica que los efectos secundarios del propio tratamiento oncológico le han provocado otros problemas de salud, por lo que debe realizar consultas y pruebas con "demasiada" frecuencia.
"Ahora mismo, con nueve citas pendientes de concretar en el buzón, sufro retrasos significativos en varias consultas". Entre ellas, una resonancia cerebral "con fecha idónea" para noviembre de 2024 y la consulta posterior, que ya acumula un atraso de cuatro meses.
La paciente del CHUS continúa explicando que, según los protocolos vigentes, las revisiones en el servicio de Oncología deberían ser trimestrales durante los dos primeros años. Sin embargo, la realidad es muy diferente: "Estoy pendiente de fecha concreta para el mes de julio, es decir, seis meses después de la última revisión", reconoce.