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Hace poco menos de un mes, el 13 de noviembre, la pianista compostelana Isabel Dobarro hacía historia consiguiendo por su disco Kaleidoscope el premio Latin Grammy al Mejor Álbum de Música Clásica. Con este reconocimiento, Isabel Dobarro se convertía en la tercera gallega en alcanzar la cima de estos premios, siendo sus predecesores el guitarrista ourensano Daniel Minimalia reconocido con el Grammy Latino a Mejor Álbum Instrumental 2020 por Terra, y Luz Casal con un reconocimiento honorífico en 2010, fuera de competición, por su trayectoria.

Kaleidoscope es el primer álbum en solitario de Isabel Dobarro, un proyecto con gran protagonismo femenino en donde interpreta las obras de compositoras contemporáneas de todo el mundo. En este trabajo, podemos disfrutar de las melodías de Hana wa saku de Yoko Kanno, Earring de Julia Wolfe o Blue Ocean de Carolyn Morris. Isabel Dobarro no se olvida de Galicia, y Alalá das paisaxes verticais, de Carme Rodríguez, pone el broche de oro a este álbum.

Con poco más de 30 años, Isabel Dobarro ya cuenta con una amplísima trayectoria musical, tanto nacional como internacional. Ha actuado en los grandes auditorios y teatros del mundo, como el Carnegie Hall de Nueva York, el Conservatorio Tchaikovsky de Moscú o el Teatro Colón de Buenos Aires.

Es doctora por la Universidad de Nueva York en la que, con solo 19 años, se convirtió en la profesora más joven de la institución donde impartió clases como profesora adjunta. De igual modo, compagina sus estudios musicales con los de derecho, graduada por la UNED, y con los de relaciones internacionales por la Universidad de Harvard.

Isabel Dobarro lleva reivindicando la labor de las mujeres en la música durante los últimos años, un ámbito en el que los nombres femeninos han sido menospreciadas y hasta borrados. Su anterior disco estuvo dedicado a la cantante de ópera y compositora francesa Pauline Viardot cuyas obras fueron ignoradas por historiadores y compositores. En esta entrevista, recorremos un poco su carrera, tanto personal como musical.

¿Cómo fueron tus inicios en la música?

Fue a una edad muy temprana, desde los tres añitos estaba tocando el piano familiar. Teníamos un piano en casa, mi hermana tocaba muy bien, mis padres son muy melómanos y la música era algo muy natural. Empecé muy pequeña, empecé en Santiago yendo a los conciertos del Auditorio de Galicia, viendo a grandes artistas allí y aprendiendo de ellos. Después, mientras estaba en Madrid y Nueva York, continué mi carrera.

Tener un piano en casa ayudó en la elección de escoger ese primer instrumento y no otro, ¿no?

Sí, creo que sí, que ese fue el primer aliciente: la comodidad de que ya estaba ahí.

Luego, al final, dices: “Oye, ¿qué otro instrumento tocarías?” Me gusta mucho el chelo o la flauta. Pero desde pequeña, quizás por tenerlo en casa y esa cercanía, ya había toda esa predisposición hacia el piano. No me arrepiento: estoy muy feliz de haber escogido el piano y de que me siga acompañando.

Mencionabas el Auditorio de Galicia donde, hace unos días, ofrecías un concierto en tu Santiago de Compostela natal. ¿Cómo fue esta vuelta a casa?

Fue precioso. Lo dije en el propio concierto: fue uno de los más especiales de mi carrera por esa sensación, como comentas, de volver a casa. En realidad, el Auditorio de Galicia merece que lo llame casa en el sentido de que esas primeras notas, ese primer acercamiento a la música, la primera casa musical para mí fue realmente el Auditorio de Galicia.

Me sentí muy feliz, rodeada de muchísima gente que quería, y sentir ese cariño de todo el público. Estaba lleno, además. Fue un concierto muy emocionante.

"La primera casa musical para mí fue realmente el Auditorio de Galicia"

Isabel Dobarro, pianista ganadora del Latin Grammy a Mejor Álbum de Música Clásica

Desde pequeña podemos decir que eres como una 'niña prodigio' y, gracias a tu talento, has viajado por distintos lugares del mundo. ¿Hay algún viaje que te haya marcado?

Es verdad que desde pequeña empecé a dar conciertos. Uno de mis primeros viajes internacionales fue al Conservatorio Tchaikovsky de Moscú donde participé en un concurso. Fue una experiencia extraordinaria, porque el nivel era estratosférico, estar allí me sirvió para aprender muchísimo. El sitio es uno de los más importantes del mundo y fue una primera experiencia internacional en el ámbito musical que me marcó.

La segunda fue ya con 17 años, me invitaron al Stony Brook Piano Festival y fue la primera vez que viajé a Estados Unidos y a Nueva York. Me acuerdo del día que nos llevaron a Nueva York, tocábamos un concierto en el Steinway Hall, seleccionaron a algunos alumnos del curso y tocábamos allí.

Ese fue un momento en el que dije: “Yo tengo que estar aquí”. No sé cuándo; al final fue el año siguiente, pero tenía la idea de que quería ir sí o sí. Fue muy emocionante tocar en Steinway Hall. Ha cambiado de sede, pero cuando toqué allí, en ese primer concierto, era la sede histórica. Allí habían tocado Horowitz o Rachmaninov. Tiene una historia extraordinaria y fue un viaje que me cambió la vida en ese sentido, porque en ese momento supe que quería ir a Estados Unidos y estudiar allí.

Quizás el más reciente fue el concierto en el Teatro Colón de Buenos Aires, el año pasado, donde se estrenó precisamente Kaleidoscope en disco. Primero, por la magnitud del teatro y lo que significa tocar en el Colón, fue muy especial; pero también el público, el enorme cariño que me mostraron.

Toqué obras de compositores gallegos como Carmen Rodríguez, Juan Durán, Octavio Vázquez, que fueron muy bien recibidas, y luego las obras del disco. Fue un concierto muy especial. Tengo un vínculo muy especial con Argentina, tengo familia allí, como muchísimos gallegos, y fue un viaje muy bonito. Además, tocar en el Teatro Colón lo hace muy especial.

"Tengo un vínculo muy especial con Argentina, tengo familia allí, como muchísimos gallegos, y fue un viaje muy bonito"

Isabel Dobarro, pianista ganadora del Latin Grammy a Mejor Álbum de Música Clásica

La música clásica no es un tipo de música comercial, pero se caracteriza por un público fiel, tanto en conciertos como escuchas. ¿Sientes que ha habido un cambio en la percepción de la música clásica?

Sí, me siento muy afortunada en este sentido y he tenido experiencias como la del Auditorio de Galicia, que fueron muy bonitas; o como cuando toqué en Carnegie Hall, ves ese público que te muestra un cariño enorme y que tiene una afición tan profunda. Es una música que se disfruta, se estudia, se escucha muchas veces. Es un público muy especial.

También he tenido la ocasión, a lo largo de mi carrera -el 99,9% es música clásica y yo soy intérprete clásica-, de colaborar en otros ámbitos: jazz, hip hop, por ejemplo con Shing02 hace poco. Eso es muy bonito porque de repente ese público te conoce y empieza a seguir tu trabajo clásico, y ves ese acercamiento entre distintos géneros musicales.

Tengo la suerte también de tener un público que inicialmente no era de música clásica, que de repente se empieza a acercar y con Kaleidoscope se acerca más a la música clásica y se engancha, y les gusta. Me hace muy feliz que pueda darse esa confluencia de distintos públicos.

Desde hace años llevas trabajando en la recuperación y reivindicación del papel de las mujeres compositoras, como en Kaleidoscope. ¿Actualmente sigues viendo cierta discriminación o invisibilización hacia vuestro trabajo?

Creo que hay un cierto cambio, por lo menos una concienciación que antes no existía. Cuando me acerco por primera vez a tocar y hablar de compositoras, fue una experiencia tardía. Me descubrí con 19 años, cuando ya estaba impartiendo clases en la universidad, un alumno me preguntó por compositoras y yo no supe decirle ninguna. La invisibilización era tan alta que no te planteas si existen, por qué no se las conoce, hasta que de repente empiezas a meterte en este repertorio. Te das cuenta de que hay una calidad extraordinaria, muchísimos tesoros por descubrir y se está avanzando en la dirección correcta.

Poco a poco vemos inclusión de compositoras en las programaciones, pero queda muchísimo por descubrir. Es un trabajo que merece la pena seguir haciendo y seguir profundizando. Antes proponías programas y la respuesta era: 'Oye, toca Beethoven, Bach y Mozart, que es lo que quiere escuchar todo el mundo'. Al final no es eso: propones un programa como Kaleidoscope, se llena el auditorio, disfrutan, les encanta y se emocionan.

Es una manera de demostrar que hay que tocar todo el repertorio, no limitarse a la mitad. Por supuesto toco Bach, Mozart, Chopin, Liszt, Schumann, pero también Clara Schumann, Elisabeth Jacquet de La Guerre, Marianna Martínez, Szymanowska. Pueden convivir perfectamente y se debe fomentar que convivan los repertorios.

"Me descubrí con 19 años, cuando ya estaba impartiendo clases en la universidad, un alumno me preguntó por compositoras y yo no supe decirle ninguna"

Isabel Dobarro, pianista ganadora del Latin Grammy a Mejor Álbum de Música Clásica

Supongo que, gracias a esta investigación, no solo tú has descubierto grandes compositoras, sino también tu público, juegas un papel fundamental en difundir su trabajo.

Como intérprete y como docente, para mí era una responsabilidad y algo que quería que fuese una parte importante de mi trabajo. Si tú no interpretas esas obras, si los programadores no las programan, el público no las va a escuchar; si no las escucha el público, las discográficas no van a querer esas grabaciones; no se va a investigar sobre ellas. Tienes que decir: 'Voy a hacer esto', yo he decidido tomar esa acción y me alegra ver el impacto positivo.

El resultado va mucho más allá de lo que podía haber soñado. Mi idea era visibilizar a las compositoras, visibilizar esta riqueza musical en todo el mundo hoy en día, en la música contemporánea, y estoy muy emocionada de ver la acogida, a nivel de premios, de críticas profesionales, y del público. Ver cómo emocionan estas obras, cómo estas compositoras llegan, y cómo mucha gente que no se acercaba a la música contemporánea, incluso a la clásica, se acerca y se emociona con estas obras.

La acogida del disco ha sido tan buena que ha sido reconocido con el Latin Grammy. ¿Cuándo te enteraste y cómo reaccionaste al saber que estabas nominada?

Me enteré en casa con mi hermana, mi sobrino, mi marido y mi abuela. Estábamos escuchando las nominaciones y, cuando supe que estaba nominada, empecé a llorar y estuve llorando toda la tarde. Tenía varias reuniones y era como: “No puedo ponerme delante”, porque no podía dejar de llorar.

No podía dejar de llorar por el trabajo que tiene un disco así, muchos años de investigación. Como todo proyecto, al principio hay muchos 'no', algún 'sí'; de repente ese 'sí' lo sigues elaborando y mira dónde ha llegado.

Hay que seguir adelante, seguir empujando, confiar en el proyecto. Un proyecto de compositoras contemporáneas puede tener éxito, puede emocionar y puede llegar a la gente. Yo decidí apostar totalmente por ellas y me emocionó mucho vivirlo con mi familia.

También por la gente que ha ayudado en este disco y que, como yo, ha creído en él desde el primer momento. Me sentí muy feliz por ellos también: Patricia Kleinman, la grabación con Javier Monteverde, María Victoria Montalvo. Siempre han estado aquí en todo este proceso y estoy muy agradecida.

Hay muchísima gente que me ha ayudado a lo largo de mi carrera. He tenido la inmensa fortuna de que ha habido mucha gente muy buena que me ha apoyado y ha estado allí. Como en cualquier carrera, hay momentos mejores y peores, y he tenido la suerte de tener a gente conmigo apoyándome y creyendo en mí.

"Un proyecto de compositoras contemporáneas puede tener éxito, puede emocionar y puede llegar a la gente"

Isabel Dobarro, pianista ganadora del Latin Grammy a Mejor Álbum de Música Clásica

¿Te esperabas ganarlo?

En absoluto, fue una sorpresa absoluta y una emoción extraordinaria. Me habían invitado a presentar premios antes; en la gala presenté siete premios, siete Grammys. Después, una vez que terminé de presentar, en el backstage me llevaron abajo corriendo, y luego te sientas a escuchar las categorías. La mía era la antepenúltima; pasaron dos categorías en medio y ya vino la mía.

Esos segundos… por un lado, mientras iban pasando los nominados, pensaba: 'Qué bonita esta experiencia de estar nominada aquí, de estar con mi familia, que vino también'. Estaba muy feliz. En el momento del sobre, hay un poquito de nervios. Cuando dijeron el disco, primero dijeron el título, fue una alegría extraordinaria, muchísima emoción.

Me acordé de toda la gente tan buena que he tenido en mi vida y que me ha ayudado a llegar hasta aquí. Al final te dan 45 segundos nada más; como presentaba, sabía perfectamente eso. Si me hubieran dejado, me hubiera encantado agradecer a muchísima gente, pero pensé por supuesto en todos ellos: mis maestros, quienes me han enseñado y apoyado en este camino.

Hay algunas artistas que mencionan el 'síndrome del impostor'. ¿Te sucede a ti?

Simplemente estoy tranquila, no me creo nada y no tengo ego, no forma parte de mí. Casi todos mis programas son: '¿Qué mensaje quiero transmitir? ¿Qué compositoras quiero visibilizar?' Trato de eliminarme de todo esto. Creo que es el resultado de muchísimo trabajo, cada etapa vino de una manera muy natural. No es que de repente, de la nada, venga esto sin una base: hay una base de muchísimo trabajo, muchísima investigación y muchísimos años.

Estoy en un estado de tranquilidad y de felicidad.

¿Cómo haces para enfocarlo en un disco todo el trabajo de investigación que realizas?

A veces me cuesta. Te planteas una investigación global, como en el caso de Kaleidoscope: compositoras de todo el planeta. No vamos a acotarlo a españolas, a inglesas o a europeas; vamos a ir a todos los continentes. Es muy fácil perderse.

Creo que el doctorado me ayuda: tener método, tener una idea muy clara e ir afinando hacia lo que quieres. Ha sido un proceso de años; no es algo que haces en dos semanas. Ser metódica y tener la idea de lo que quieres proyectar muy clara.

Ha habido mucha prueba y error, por ejemplo: compositoras japonesas. Escuchaba varias; me emocionó especialmente Karen Tanaka. "Vale, vamos a escuchar toda su obra para piano, vamos a tocar lo que no se haya grabado, vamos a aprenderla. Vale, esta obra". Es un proceso largo, con mucha selección.

Es tener el objetivo claro, como en cualquier investigación: tener tu tema claro y no irte por las ramas en exceso, sino mantener la visión de lo que quieres decir con el disco. Eso lo tuve bastante claro desde el principio y fue una guía que ayudó en un trabajo ingente: muchas obras y mucho tiempo.

¿Tienes en mente tu siguiente reto después de este premio?

Ahora mismo quiero disfrutar de esto y llevar Kaleidoscope al mayor número de países posibles, especialmente a los países de las compositoras: que no se escuche solo en CD, sino en vivo.

La experiencia es distinta. Me gusta hablar, comentar las obras, ayudar; el viaje geográfico y emocional que propone Kaleidoscope. Mi idea para el próximo año, y la gran mayoría de los conciertos que están saliendo, está relacionada con promover Kaleidoscope por distintos países.

Por supuesto, siempre hay nuevos proyectos y tengo varias ideas, pero la principal ahora es seguir tocando Kaleidoscope, por lo menos este próximo año. Ya se verá el siguiente, hay alguna idea por ahí, la cabeza nunca descansa.