Galicia destaca por sus increíbles paisajes verdes. El clima atlántico u oceánico favorece la existencia de una vegetación exuberante. Lugares como la Ribeira Sacra y el Parque Natural Fragas do Eume son ejemplos destacados que atraen cada año a miles de personas.
Más allá de sus bosques, ríos y montes, los paisajes verdes de Galicia esconden auténticos tesoros, como las ruinas de antiguas fábricas de papel, vestigio del paso del tiempo que hoy permanecen ocultas entre la vegetación.
Oculta entre una densa vegetación
Nos desplazamos hasta la comarca de Noia, concretamente al Concello de Lousame (A Coruña), para hablar de un conjunto de edificios del que hoy apenas quedan los cimientos, ocultos entre la vegetación y desconocidos para la mayoría.
El peso de la tradición papelera, una de las industrias más importantes de Galicia, también ha dejado su huella en el paisaje y en la historia del territorio. Hoy, ese legado puede descubrirse a través de una ruta senderista que recorre antiguos caminos y vestigios fabriles.
Con la bajada de las temperaturas, no hay nada mejor que disfrutar de una buena caminata al aire libre, y la Ruta de las Fábricas de Papel es una excelente opción para conocer este valioso patrimonio mientras se disfruta de la naturaleza gallega.
A orillas del río Vilacoba descansan los restos de las antiguas instalaciones de Brandía, semiocultas por una densa masa forestal. Sus orígenes se remontan a principios del siglo XIX, y se considera uno de los puntos más emblemáticos de la histórica ruta del papel.
En la actualidad, la fábrica continúa su actividad en otra ubicación. "Desde los años 60 se empezó a trasladar y ahora se encuentra en Vidán, en Santiago de Compostela", destaca la popular revista de viajes National Geographic.
A lo largo del recorrido, de aproximadamente 20 kilómetros y dificultad moderada, se pueden observar otras estructuras industriales como las fábricas de Fontán, A Galiñeira y Soutorredondo, todas ellas también envueltas en una vegetación que le da un aire mágico.
La fábrica de Fontán resulta de interés tanto por su semblante arquitectónico como por el considerable nivel productivo que llegó a alcanzar en su época, mientras que la de Galiñeira es la que presenta las dimensiones más pequeñas, a pesar de contar con dos plantas de altura.
Por su parte, la fábrica de Soutorredondo constituye una de las estructuras mejor conservadas de todo el recorrido. Además de su funcionamiento como empresa papelera, el edificio acogió durante mucho tiempo las oficinas de una piscifactoría de truchas.
No nos podemos olvidar de la Fábrica de San Xusta, una edificación ruinosa enmarcada en las cercanías del puente de Fraga.
Las Minas de San Finx, que hoy acogen un poblado y museo minero, es otra parada obligatoria en la Ruta de las Fábricas de Papel. Del mismo modo, la fervenza de Toxosoutos, con un salto de agua que alcanza los 8 metros, es un lugar perfecto para descansar.
