"No es Vigo, pero casi". Como cada año —y ya van 25— el barrio coruñés de A Zapateira celebra su tradicional concurso de decoración navideña, una cita ya imprescindible en la que las viviendas compiten por alzarse con el título a la mejor iluminación y ambientación de Navidad.
Casas pertenecientes a los tres concellos que conforman el barrio —A Coruña, Arteixo y Culleredo— han comenzado ya a encender sus primeras luces. Urbanizaciones como Valaire, O'Carón, Vallesur, Montegolf o Ultreya, además de decenas de viviendas unifamiliares, se suman a esta iniciativa vecinal que, año tras año, logra transformar calles y jardines en un auténtico espectáculo navideño. El objetivo no es otro que dar vida al barrio y contagiar el espíritu festivo a vecinos y visitantes.
"Ya que nos tienen bastante abandonados por parte de las administraciones, esta es nuestra forma de hacernos ver", confiesa Juanma Sánchez Albornoz, presidente de la Asociación de Vecinos de A Zapateira. Una reivindicación envuelta en luces, música y creatividad, que ha terminado por convertirse en una seña de identidad del barrio.
Y es que no todo se limita a guirnaldas y bombillas. En muchos jardines se pueden encontrar auténticos poblados navideños, con figuras, escenarios y decoraciones que ocupan buena parte de las parcelas. Tras un cuarto de siglo de concurso, son muchos los vecinos que recuperan adornos de ediciones anteriores y los combinan con nuevas incorporaciones. "Alguna ya parece Cortilandia", bromea Juanma, consciente del nivel que se alcanza cada año.
Desde este 11 de diciembre, el jurado ya ha comenzado a visitar las primeras viviendas participantes. No es necesario inscribirse: basta con enviar la ubicación de la casa para que un jurado —formado habitualmente por algún periodista o concejal, además de miembros de la asociación vecinal— se acerque a valorar la decoración y puntuarla. El fallo, sin embargo, no se hará público hasta el próximo 10 de enero.
La vivienda mejor decorada se llevará como premio una cesta de Navidad y un diploma acreditativo. Un reconocimiento simbólico, pero suficiente para alimentar la sana rivalidad entre vecinos. "Hay piques", admite entre risas Juanma, que ya empieza a ver cómo muchas casas sacan la artillería pesada para intentar hacerse con el primer puesto.
