El trabajo de los percebeiros es uno de los más peligrosos que existen. Estos profesionales se enfrentan al mar para arrancar los percebes de las zonas más escarpadas. Lo hacen a mano, desplazándose entre las rocas golpeadas por el fuerte oleaje y, a veces, utilizando pequeñas embarcaciones para acceder a acantilados imposibles de alcanzar por tierra.
Uno de estos profesionales ha compartido cómo es una jornada de trabajo en plena campaña navideña de los percebes de Aguiño (A Coruña): desde la salida al mar para la captura hasta la llegada a la subasta, donde se dividen en bueno, mediano y pequeño y se ponen a la venta.
"La campaña de Navidad tiene los precios más caros, pero también es la más dura"
El oficio de los percebeiros es extremadamente duro, sobre todo en la campaña de Navidad, en la que Víctor Manuel explica que es la más rentable, pero también la más dura por las condiciones extremas en las que se encuentra el mar, unido al frío y la lluvia.
En Aguiño -una de las zonas más valoradas para la recogida de percebes- los equipos se preparan para una jornada que empieza mucho antes de que la marea descubra las rocas. Víctor nos cuenta cómo es este trabajo en un vídeo que muestra el peligro de este oficio.
"A las 11:30 horas, una hora antes de la seca, echamos las lanchas al mar y nos preparamos para faenar". Neopreno, guantes, cuerdas, arneses... pero, sobre todo, experiencia. Porque en este oficio, por encima de cualquier herramienta, lo más importante es conocer el mar.
Para esta campaña de Navidad trabajan distintas zonas, desde la isla de Sálvora y la de Vionta, hasta las islas Sagres y el islote Torán, concretamente en la Pedra da Forcadiña.
Desde la salida ya intuían que iba a ser un día complicado: mar de fondo por encima de los tres metros y un oleaje que hacía subir y bajar la planeadora dos metros con cada ola, complicando cada maniobra de atraque. Sin embargo, los percebeiros saben cómo actuar y conocen el momento exacto en el que deben saltar.
Una vez logrado el acercamiento a la roca, comienza el verdadero trabajo. Los percebeiros saltan y se dirigen a diferentes grietas y salientes, aferrados a la cavadoira, esa especie de espátula metálica que les permite arrancar los percebes sin dañar la roca.
Mientras llenan el primer saco, quienes se quedan en la lancha comienzan la selección: "Mi tía y yo seleccionamos el producto. Separamos el mejor y el peor, y quitamos los que no sirven", explica Víctor Manuel mientras muestra algunas imágenes de una gran cantidad de percebes.
Y lo más importante: "Lo hacemos siempre sin quitar ojo a los percebeiros, por si piden ayuda en algún momento". La coordinación es fundamental, porque un descuido con el mar de fondo puede convertirse en un grave accidente, y eso un percebeiro lo sabe muy bien.
Tras un tiempo en A Forcadiña, recogen el equipo para dirigirse a Sagres: "Aunque esta zona es de abrigo, el mar no perdona", indica. Paralelamente, el resto del equipo trabaja en Torán, "donde hay grietas y recovecos que pueden contener buenas 'piñas' de percebes".
Superada la jornada, toca regresar para terminar de clasificar el producto en bueno, mediano y pequeño, limpiar la lancha y dejarla a resguardo antes de poner rumbo a la lonja y subastar la captura de percebe.
"Este primer día conseguimos unas ventas en las que el percebe bueno fue a 80 euros/kg, el percebe mediano a 65 euros/kg y el percebe pequeño a 50 euros/kg", finaliza en su vídeo.
