Publicada
Actualizada

La situación de la vivienda en España es preocupante, y lo peor es que no parece que vaya a cambiar a corto plazo. Muchos jóvenes se enfrentan a precios desorbitados que no pueden asumir, lo que los obliga a compartir piso o a vivir con la preocupación de no llegar a fin de mes. Nos encontramos ante una sociedad cada vez más desigual, en la que la especulación inmobiliaria desempeña un papel clave.

Jaime Palomera, Doctor en Antropología Económica por la Universitat de Barcelona y referente a nivel europeo en el ámbito del estudio de las problemáticas de acceso a la vivienda, ofrece una conferencia en la Delegación de A Coruña del Colegio Oficial de Arquitectos de Galicia (COAG) hoy a las 19:00 horas, "O secuestro da vivenda", y en Quincemil nos hemos puesto en contacto con él para indagar más en esto.

"Unos pocos acumulan propiedades, mientras la mayoría lucha por no quedarse fuera"

Jaime Palomera, afamado investigador de referencia en el ámbito de la vivienda, dará una conferencia sobre la problemática que gira alrededor de esta en base a sus investigaciones para escribir y publicar el libro El secuestro de la vivienda, en el que realiza un análisis exhaustivo sobre cómo afecta la especulación a nuestro presente, pero también a nuestro futuro.

¿Por qué no se toman medidas efectivas para resolver el problema de acceso a la vivienda? Para Jaime Palomera, la respuesta es tan cruda como clara: las puertas giratorias entre el poder político y el lobby inmobiliario bloquean cualquier avance real.

"Aquellos que tienen que tomar decisiones sobre política de vivienda, les cuesta mucho tomar decisiones que vayan en contra de los que van a ser sus futuros jefes", denuncia. Y aclara: "Las últimas personas que han ocupado cargos de mucha responsabilidad en el Ministerio de vivienda han terminado siendo fichadas por el principal lobby de los fondos de inversión".

Esto impide que los poderes públicos actúen con independencia, ya que muchos de sus responsables políticos están condicionados por sus futuros intereses laborales.

De derecho fundamental a activo financiero

Palomera no se queda en la crítica estructural. Explica cómo, desde los años 80, la vivienda dejó de concebirse como un derecho para pasar a ser un instrumento financiero, pieza clave en la contabilidad macroeconómica y el crecimiento del PIB. Pero afirma que no es más que una idea ideológica.

"Subir el valor del suelo y de los bienes inmobiliarios no tiene efectos positivos reales materiales en la vida de la gente, no hace que cuando vas al supermercado puedas comprarte mejor comida, no hace que puedas tener más ahorros. Es bueno para los grandes, para la gente que acumula mucho patrimonio", destaca el experto en economía.

Así, mientras los precios suben y los que tienen propiedades ingresan cada vez más, la clase trabajadora pierde capacidad de ahorro, seguridad y acceso a una vida digna.

Más construcción, pero de vivienda protegida

El discurso político y mediático suele repetir que la solución al problema pasa por construir más vivienda. Pero Palomera desmonta este argumento: "Cada vez que hay un gran boom de construcción, los precios no solo no bajan, sino todo lo contrario, suben y suben. Lo único que hace que bajen es una crisis que se lleva por delante a muchísima gente."

Explica que el problema no es la falta de oferta, sino el tipo de oferta y el destino del capital. Pisos de 700.000 euros en ciudades como Barcelona o Madrid no solucionan nada para la mayoría. "Hay una dimensión especulativa gigantesca que hace que los precios estén absolutamente alejados de lo que la demanda real puede pagar".

La clave, dice, es producir vivienda fuera del circuito especulativo: "Hay que construir viviendas protegidas y las puede hacer tanto la administración como empresas de lucro limitado o incluso empresas sin ánimo de lucro".

Modelos como los de Zúrich demuestran que sí se puede crear un parque de vivienda asequible a largo plazo si se protege de los vaivenes del mercado. "Viviendas a un precio protegido de la especulación, asequible y sobre todo a perpetuidad, que puedes vivir toda tu vida ahí, que tus hijos lo pueden heredar. No es una propiedad, pero tú tienes la seguridad de que puedes vivir ahí siempre y tus hijos también", explica Palomera.

El papel que juegan los bancos

Uno de los factores más determinantes y menos señalados en la crisis de la vivienda, según Palomera, son los bancos. "Su principal negocio es dar hipotecas a las familias. ¿Qué quiere decir esto? Que los bancos entran en el negocio inmobiliario, no son meros intermediarios. Los bancos invierten en la vivienda".

Los bancos, a través de quienes compran la casa, cobran unas rentas: los intereses de la hipoteca. "Los bancos, cada vez que dan una hipoteca, crean dinero. Lo que hacen es ensanchar el precio porque aumenta la capacidad de compra de la gente". Y explica: "Una familia con unos ingresos de 2.000, 3.000 euros, en un mundo donde no existieran estas hipotecas enormes, jamás podría comprar una casa de 300.000 euros".

Si no existieran estas hipotecas, el vendedor tendría que bajar el precio. "Si no existieran esas hipotecas tan grandes, esa capacidad de endeudarse tan grande que te da el banco, tú no podrías ni siquiera plantearte comprar un piso por ese precio y el vendedor se encontraría con que no hay una demanda real".

¿Cómo puede ser que el precio suba tanto si los ingresos de la gente no suben?, se pregunta. Los ricos tienen dos formas de invertir en vivienda y hacer dinero: "Comprar directamente la casa y hacerlo piso turístico; y otra es darte dinero a ti para que te compres la casa y yo te voy a cobrar intereses por la deuda".

La concentración de riqueza

"Una persona con 30 millones de euros en activos gana 175.000 euros al mes solo de las rentas que le dan. Simplemente porque le da entre un 6% y un 8% de rentabilidad". Hablamos de personas que, sin trabajar, embolsan esa cantidad de dinero. Y apunta: "Y no son los más ricos, porque también tenemos los que tienen más de 100 millones en activos", advierte Jaime.

El problema es que esa renta pasiva no se gasta, se reinvierte en más activos, incluidas viviendas, lo que alimenta el círculo vicioso: los ricos compran más, los precios suben y los trabajadores quedan fuera.

"Hay una concentración de riqueza enorme. Estamos hablando de que el 1% de la población en España ya tiene prácticamente un 26% de la riqueza", apunta. "Y es un círculo vicioso, porque cuantas más propiedades, más patrimonio tienen y más renta pasiva acumulan".

Solución: redefinir las reglas con más impuestos a los ricos

Frente a este panorama, ¿hay solución? Palomera lo tiene claro: sí, pero pasa por cambiar las reglas del juego: impuestos al acaparamiento, beneficios fiscales para primera vivienda e incentivos públicos a cooperativas.

"Hay que poner impuestos al acaparamiento y el uso especulativo de la vivienda. Y esto lo puede hacer el gobierno central. Las comunidades autónomas lo pueden hacer fácilmente. No tiene ningún coste para ellas. Es más, podrían aumentar los ingresos poniendo impuestos", señala.

Además, hace un apunte importante: "Ahora, quien paga menos impuestos es quien acapara y especula con activos. Quien vive de su trabajo, la mayoría de la gente, pagamos muchos más impuestos". Por ello, con más impuestos las casas dejarían de tener rentabilidad para ellos.

Otra solución es dar beneficios fiscales a quien compre vivienda para uso propio y no especule. "Ayudarte a que tú te compres una casa, pero luego no puedes venderla a un precio superior", indica.

También, ayudar con incentivos públicos a cooperativas, promotoras de lucro limitado y vivienda social. "A quien quiere comprar o construir casas para ponerlas en alquiler protegido o alquiler asequible, también le podemos ayudar, pero hay que cambiar totalmente las reglas".

El objetivo sería desincentivar la entrada de capital especulativo en el mercado inmobiliario, y frenar, así, su encarecimiento. En lugar de premiar al rentista, se debe premiar a quien construye o gestiona vivienda asequible y estable.

No obstante, todo este cambio que Jaime Palomera considera que va a suceder, cree que "lamentablemente no va a ser inmediato" y que "a corto plazo la situación va a empeorar".