El dueño de Sargadelos, Segismundo García, ha difundido un comunicado con el que responde a las polémicas de las últimas semanas relativas a la fábrica de Cervo, en Lugo.
La compañía, una de las más reconocidas en Galicia por su valor industrial y cultural, se encuentra en conflicto con la Inspección de Trabajo y la Xunta de Galicia debido a las condiciones de seguridad de la plantilla, tras haber recibido requerimientos para realizar reformas en la fábrica que garanticen unas condiciones seguras de trabajo tras conocerse casos de silicosis entre algunas trabajadoras.
El conflicto comenzó el pasado mes de abril, cuando la planta de Cervo tuvo que cerrar de manera primero definitiva y luego temporal tras una primera inspección de Trabajo. A finales de noviembre, una nueva visita forzó un nuevo parón con un ERTE a 86 empleados y García dimitiendo de sus "funciones ejecutivas". La actividad finalmente se reanudó el pasado 3 de diciembre.
Ahora, casi dos semanas después, Segismundo García ha difundido un comunicado ante "la desinformación y malentendidos que proliferan en la opinión pública".
El dueño de Sargadelos mantiene que hay una fijación por parte de la administración para "encarecer y variar" los procedimientos productivos de la planta de Cervo, aunque alega que las tres plantas de producción de Sargadelos —que cuenta además con cuatro empresas operativas— siguen los mismos procesos.
Asimismo, asegura que no hay pruebas de que los casos de silicosis tuvieran su origen en la fábrica de Sargadelos, argumentando que las trabajadoras afectadas habían trabajado en otra industria cerámica durante años. En esta misma línea, recuerda que Sargadelos mantiene un contrato con Vitaly para el control y prevención de riesgos laborales. A ello añade que un control reciente de la Xunta de Galicia no detectó "niveles de toxicidad superiores a la norma".
Segismundo García continúa criticando que "los pequeños empresarios estemos expuestos al criterio y ocurrencias del funcionario-interventor en su tarea supervisora y sancionadora", en un país con "tanta legislación y un gobierno propenso a la regulación excesiva".
Por eso, critica que "es penoso que el rojerío vociferante y combativo no emplee sus recursos y esfuerzos en crear o abrir centros productivos y, por el contrario, critiquen y arremetan contra cualquier iniciativa industrial".
Por otra parte, autodenominándose como "capitalista explotador", García recuerda que cuando adquirió Sargadelos, la compañía estaba en concurso con una deuda de más de 8 millones de euros y que, desde entonces, aumentó la plantilla y abrió nuevas tiendas. También explica que ha presentado recientemente una propuesta de modificación del convenio concursal para anticipar el pago de la deuda pendiente y finalizar el proceso concursal. De hacerlo, afirma, se produciría 10 años antes del fin previsto para el concurso.
Por todo ello, el dueño de Sargadelos mantiene que "en el caso de verse de nuevo obligado a tener que cerrar sus puertas por presiones burocráticas, no seguirá batallando ni malgastando su tiempo en contiendas imposibles. Cada sociedad tiene lo que se merece".
García finaliza su comunicado adelantando que, debido a la "buena marcha" de la firma, antes de Navidad repartirá una gratificación entre las trabajadoras y trabajadores con más de 3 años de antigüedad.
