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En un contexto económico en constante transformación, "construir con solidez" se ha vuelto un reto crucial para cualquier empresa, especialmente para aquellas que nacen desde la ciencia y la tecnología. La solidez empresarial hoy no solo depende de contar con un producto o servicio innovador y escalable, sino también de alcanzar un equilibrio sostenible entre propósito social y viabilidad financiera.

Inmaculada Rodríguez, directora general de Unirisco, sociedad de capital riesgo privada, impulsada por las Universidades y principales empresas de Galicia, abordará las claves para una gestión financiera eficiente en el I Gran Foro de Innovación y Emprendimiento que reunirá este 21 de octubre en Santiago de Compostela a más de un centenar de empresas, profesionales y organizaciones para debatir y reflexionar sobre cómo la innovación impulsa la reinvención competitiva y el emprendimiento abre nuevas vías de crecimiento en Galicia.

La cita, organizada por APD y la Xunta de Galicia en el marco del Programa Capacita Directivos, tendrá lugar en el Palacio de Congresos y Exposiciones de Galicia, con la colaboración de Círculo de Empresarios de Galicia, Nordés Club Empresarial y múltiples asociaciones empresariales y clústeres sectoriales gallegos.

El título de su mesa redonda habla de “construir con solidez”. ¿Qué significa, desde su perspectiva, construir una empresa sólida hoy en día?

Lo que tiene que tener cualquier tipo de empresa sólida hoy día es un producto o servicio que realmente aporte algo novedoso, que sea diferencial o de algo que no se viene haciendo hasta la fecha, que muchas veces la competencia es el no uso de una tecnología o ni siquiera saber que esto podría llegar a estar disponible y luego siempre que sea un modelo. Que pueda ser escalable y con un compromiso en general, creo que es muy importante de un propósito también de impacto social, pero siempre pasando previamente por la sostenibilidad económica. Si la empresa no es capaz, no puede en un tiempo de escalar, dar recursos de financiación y de y de crecimiento, aunque cuente con apoyos que también persisten instrumentos financieros como el capital riesgo o como la financiación bancaria, no sería una empresa sólida.

¿Cuáles son los criterios fundamentales que Unirisco valora antes de invertir en una empresa?

El principal es el financiero. Sobre todo nosotros, desde Unirisco, invertimos en fases tempranas, empresa semilla que es un momento donde existe indudablemente un riesgo de mercado y a veces un poco de riesgo tecnológico. Entonces, la financiación convencional nunca acude a este tipo de empresas que además no cuentan con un patrimonio tangible que pueda avalar esas inversiones. Sí que existen ayudas públicas, pero capital privado que vaya a la inversión en ciencia y tecnología hay muy poquito y ese es el gran reto y el gran problema que encuentran todas ellas.

¿Existe una brecha entre la buena idea y la financiación disponible?

Completamente y sobre todo centrándome en lo que tiene que ver con la parte en la que nosotros invertimos, en la que contamos con más experiencia, que es todo lo concerniente a las empresas científicas y tecnológicas que surgen de centros de investigación y de las universidades. Que las buenas ideas se sabe que son buenas y ya vienen muy validadas, pero el tema es que, como se suele decir, el dinero es cobarde y entonces el tema de apostar por empresas que tienen todavía un riesgo de llegada al mercado y demás, es el principal problema, esa brecha que se genera. Y luego es curioso, porque si realmente las financiáramos con más fuerza, con más músculo, fiabilizaríamos muchísimo más los proyectos.

Por eso es muy importante también encontrar coinversores e ir varios, porque sin poner muchísimo riesgo y sin poner mucho peligro, podemos compartir y ayudar a darle más continuidad. Es un drama, pero a veces yo lo que veo siempre en este tipo de empresas es que cuando ya tienen una ronda, son tan pequeñas que tienen que ir ya preparando otra y de esa manera el fundador o los promotores del proyecto están gastando una energía enorme en estar buscando financiación cuando deberían centrar su foco en lo que es el desarrollo del negocio.

Unirisco es un ejemplo de colaboración público privada ¿En qué medida la financiación pública y privada deberían complementarse?

Unirisco es una sociedad privada que está participada por las universidades y grandes corporaciones gallegas. Es un ejemplo claro de que existe la colaboración público privada. Es posible, como es nuestro caso, que vamos a cumplir justo ahora 25 años. Y está claro que se puede, porque hemos conseguido apoyar más de 40 proyectos en Galicia. Es fundamental esa cooperación público-privada, porque el hecho de la concurrencia de ayuda pública, además, no significa que es el dinero que aporta y los recursos que aporta. Hay algo también que es importante, y es la fiabilidad que le da a los inversores. Si un proyecto es escogido por la agencia de innovación, por el IGAPE o por CEDETI. Está claro que además tiene sus filtros y tiene sus procesos de selección, no se lo dan a cualquiera. Eso también es una garantía para los inversores de que ese proyecto es viable.

¿Qué tipo de proyectos buscan ahora? ¿Hay sectores prioritarios (biotecnología, sostenibilidad, digitalización…)?

Nosotros tenemos muy puesto el foco en la alta productividad científica que tenemos en Galicia, especialmente en campos de biotecnología, descubrimientos de fármacos, inteligencia artificial, economía circular y algo muy importante para nosotros también, que es todo el desarrollo del sector Agrofood. Tanto en alimentación como en industrialización, en todo lo que tenga que ver siempre con, como le llamamos nosotros, con Deep Tech, o sea, con la traslación o de resultados científicos y tecnológicos al sector productivo primario. Es para nosotros también muy importante porque creemos que ahí Galicia es una potencia y hay que ayudarle a coger fuerza, igual que con la biotecnología, claro.

¿Qué necesita una startup para atraer la atención de un fondo como Unirisco?

Primero, tener una tecnología que sea convertible en un producto. La tecnología por sí misma no se puede vender. Tiene que haber un producto que aporte algo novedoso realmente a lo que existe en el mercado. O algo que no ha habido nunca y que sea que cubra una necesidad, que tenga un buen equipo profesional, que tenga también, pues eso, ambición y proyección de escalado. Y luego también algo muy importante, que cuente más allá de científicos y tecnólogos en su equipo, con una otra cosa, con personas que puedan aportar visión de negocio, visión comercial y de gestión financiera. Es muy importante que en los equipos se integre a un nivel importante de toma de decisión y de gestión, alguien que sepa de números, de mercado y de vender.

¿Cómo acompañan a las startups una vez realizada la inversión? ¿Qué tipo de apoyo o mentoring ofrecen más allá del capital?

Nosotros, además de entrar en su consejo de administración y ayudarles a lo que es la administración y las decisiones de gobierno, decisiones estratégicas y el control de gestión y demás, les ayudamos en las áreas en aquellas en las que puedan precisar y desde el punto de vista empresario la ayuda. Por ejemplo, somos muy activos en el apoyo a la internacionalización, nosotros mismos somos agentes de transferencia, somos consultores ICEXnet, tenemos unos perfiles nuestros también que facilitan que les podamos ayudar a implantar sistemas de sostenibilidad ASG, ayudarles en internacionalización, ayudarles en marketing y comercialización, en comunicación, les damos apoyo también en comunicación y por supuesto desde el punto de vista de la gestión financiera y algo también muy importante ayudarles a buscar socios, inversores y muchas veces también clientes.

Dentro de nuestra red de contactos empresariales también hacemos labor comercial, todo lo posible para que el proyecto llegue al máximo nivel y a su éxito.

Unirisco fue pionera en la inversión en spin-offs universitarias. ¿Cómo ha evolucionado su modelo en estos años?

Pues está claro que fue pionero porque ahora ya hay más fondos y sociedades que están apostando por la creación de este tipo de empresas. No olvidemos que al final no es la creación de empresas sueltas, es la creación de tejido productivo de nuevas industrias que al final generan riqueza para nuestros países y para nuestro sistema social.

Lo que sí es cierto es que los modelos han ido cambiando y ahora tienes que ser lo que nos llama más venture builders. Tienes que ayudar a construir el proyecto, impulsarlo desde los centros de investigación, acompañar más. Y lo que sí también es cierto es que ahora hay que acompañar con más intensidad en mayor cantidad de dinero, que está claro que es preciso para acelerarlos más. Y luego, algo también muy importante en estos años: la evolución y el tener una red de contactos y de buena relación con otros inversores a nivel nacional e internacional para poder, como comentaba antes, poder ir juntos a hacer inversiones en las empresas y entre todos ayudarlas a darnos su impulso tanto económico como de negocio.

¿Está cambiando el perfil del emprendedor gallego?

Yo creo que sí. Primero, está habiendo, afortunadamente, mucha más iniciativa. Yo sí lo percibo. También es verdad que ahora también la reforma que ha habido de la ley de ciencia, de la ley de universidades, se impulsa a que se estimule la transferencia de tecnología, que es una de las funciones también que tiene la universidad: impulsar esos descubrimientos al mercado. Y es verdad que no solamente es a lo mejor una persona mayor que tiene un grupo de investigación que los pone a aprender, ahora mismo son muchos perfiles muy diversos, en diferentes intensidades. Hay gente que lidera y deja a lo que han sido sus discípulos o equipo que lo lleve en la empresa y quedan en un comité asesor, hay gente que se integra al cien por cien. Estamos viendo muchos modelos diferentes, colaboraciones también de empresas financieras en lo que es el accionariado casi mayoritario para impulsar con esa toma de posición, poner a cambio lo que es toda la gestión de la compañía, la parte empresarial. Hay ahora múltiples modelos y una enorme flexibilidad y el perfil del emprendedor igualmente es muy diverso actualmente.

¿Cómo imagina el ecosistema emprendedor gallego dentro de cinco o diez años?

Yo quiero y siento que va a ser como el boom que hubo en los años 70 de creación de empresas, quienes montaron industrias tradicionales. El gallego es emprendedor. En Galicia tenemos, en nuestro caso, lo que vemos, una ciencia y tecnología puntera a nivel mundial. O sea, el ciudadano no es consciente del nivel de nuestros científicos y técnicos y toda la producción que sale de aquí. Entonces, solo falta ese impulso, ese apoyo, esa ayuda y que se sientan más acompañados en lo económico y en la gestión para que surjan muchos más proyectos. Porque, de hecho, en muy pocos años, entre el impulso combinado de administraciones públicas y empresas privadas y universidades, se ha impulsado un sector biotecnológico que ahora mismo es el segundo de España.

¿Por qué no va a ser el primero y por qué no van a seguir siendo otros sectores también potencias a nivel europeo y mundial? Tenemos todos los mimbres, lo que hace falta es que vean ese acompañamiento y los casos de éxito, que son muchísimos. Entonces, yo sí que veo que en diez años los gallegos siempre somos muy discretos, no hacemos ruido, vamos poquito a poco, pero si no mira diez años para atrás este vértigo la evolución que ha habido.