Si un coruñés quiere comprar artículos textiles para el hogar, puede hacerlo, por ejemplo, en El Baúl de la Abuela. Tiene hasta seis tiendas de esta marca en la ciudad para elegir la que más le convenga. A punto de cumplir el medio siglo de existencia, este negocio de A Coruña entra en una nueva era moderna y digital.
Los tres hijos del propietario de El Baúl de la Abuela, José, Antonio y Alejandra, pusieron en marcha hace cinco meses Tobo, el "refugio" web en el que la tienda de su padre se acomoda para mejorar el servicio y facilitar la consulta y la compra de su producción.
"Los tres hermanos estamos muy orgullosos del trabajo de nuestro padre y Tobo, palabra gallega que significa madriguera, es una forma de honrarlo. Es una manera de dar continuidad a su trabajo creando una rama digital y adaptando la imagen de la marca y el producto", explica José Fandiño.
José y sus hermanos se criaron en las tiendas de su familia, ayudando en verano o haciendo recados. Conocen el producto, también el cariño que su padre ha puesto "de lunes a domingo" por cuidar sus artículos y expandir el negocio.
Cojines con motivos navideños en El Baúl de la Abuela.
"Somos una empresa que no dejamos de lado la tradición ni las cosas bien hechas de la familia, son nuestra seña de identidad. Ahora con Tobo unimos ese concepto a la necesidad de posicionarnos en el mercado en sintonía con las nuevas tendencias de compra y consumo en un sector que da importancia al cuidado de nuestros espacios interiores", añade Antonio Fandiño.
A través de Tobo, los clientes podrán acceder a una buena parte del catálogo de El Baúl de la Abuela, en concreto al de fabricación propia en sus plantas de producción en Portugal y del que disponen en sus tiendas físicas de A Coruña, Ferrol, Pontevedra y Vigo.
La web arrancó hace cinco meses, con una buena respuesta inicial de los primeros clientes. Los hermanos Fandiño desean además que, en consonancia con el valor de "hogar" que transmite su actividad, la empresa pueda participar de alguna manera en iniciativas sociales, para lo que han iniciado contactos con algunas entidades. "Por mínimo que sea el impacto, nos gustaría crear una comunidad de personas que nos sigan y compartan los valores de marca", cuenta José.
El peso de la calidad
El cabeza de familia, un hombre tan reservado que prefiere no ser identificado, repasa que sus padres y un tío suyo montaron “en los años cincuenta” una empresa textil de Ferrol llamada Pilarín. La evolución del sector hizo que la familia abriese su primera tienda en A Coruña, La Canastilla, en la calle Riego de Agua.
Artículos textiles que vende El Baúl de la Abuela.
A este comercio le sucedió otro, Carlota, y en los noventa se llamó ya El Baúl de la Abuela, especializado en textil de hogar y con direcciones en Juan Flórez, San Andrés, avenida de Oza, As Conchiñas y la calle Barcelona. Ferrol, Vigo y Pontevedra se reparten otras nueve.
La empresa desarrolla en Portugal su fabricación de producto en dos plantas. Un centenar de trabajadores honran la marca, gran parte de ellas “empleados durante décadas, incluso toda su vida laboral”. Los hijos, la nueva generación, toman las riendas de El Baúl de la Abuela en tiempos digitales.
"Optimizamos calidad, es la premisa más importante. Y buscamos un precio intermedio para encontrar un mercado competitivo. Los productos de mayor calidad los estamos fabricando en Portugal", asegura el propietario.
