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En la rúa do Vilar de Santiago de Compostela, entre tiendas de souvenirs, peregrinos y el recuerdo de locales históricos que echaron su cierre, todavía existe un comercio local que resiste a su fin en una de las calles más importantes de la zona vieja compostelana.

Es el caso de la Mercería Algui, abierta desde 1948, y que este año cumplirá 77 años. Fue abierta en los años de la posguerra por Alfredo y Guillermo, la fusión de ambos nombres es el origen de la denominación del local.

Actualmente, está regentado por los nietos de Alfredo, los hermanos Anxos y Juan Ramón, este último más conocido para todos sus clientes como 'Mon'. Comenta la nieta, Anxos, que realmente la "alma" de la mercería era su abuela, Leopolda Lois Rodríguez.

Almacén de la Mercería Algui Quincemil

Los orígenes de este negocio familiar

Los abuelos de Anxos y Mon, procedentes de Rivadabia, regentaban un bar en Ferrol, "ela ía á praza polo marisco e o polbo e mandábanlle o viño por tren do Ribeiro. Tiñan moi bo produto e moita clientela, pero a miña avoa, por unha afección pulmonar, recomendáronlle deixar a cociña", rememora Anxos.

La madre de Anxos y Mon se vino a la capital gallega para estudiar junto con sus abuelos. "Viñeron aquí porque xa tiñan familia. En Coruña o bar Lois era da familia entón dixéronlle que viñeran para aquí". La idea de su madre era ser maestra, "pero foi facer o exame e dou media volta por non deixar os meus avós sós co negocio".

La familia primero montó un almacén de mercería en el barrio de Sar, y después, en 1948, ya cogieron esta mítica mercería de Compostela.

En los años 90, concretamente en el año 1992 cuando Leopolda se jubiló, Anxos y Mon se encargaron del establecimiento, aunque crecieron durante toda su vida en Algui. "Naquela época viñan 20 ou 50 caixas de fíos e o meu avó, que era moi neneiro, poñíanos a todos os netos a colocar caixas. Non facíamos moito traballo, pero gustáballe ensinar".

Anxos estudió psicología, pero la falta de trabajo y las escasas oportunidades de su carrera, continuó echando una mano en el negocio familiar en el que lleva más de treinta años.

El cambio de clientela a lo largo de los años

Durante más de setenta años, esta mercería vio a miles de personas pasar por su local, pero el paso del tiempo y de costumbres está haciendo que su papel en nuestro día a día vaya desapareciendo. "Antes facíase todo na casa, sobre todo a roupa dos nenos, os traxes, non había tendas de roupa, na modista, na sastrería ou na casa", explica Anxos.

El tipo de cliente en otros tiempos era, sobre todo, amas de casa y talleres de costura. Ahora los estudiantes de diseño del Mestre Mateo, academias de corte, "que algunha queda" y para bordar trajes gallegos de las asociaciones y grupos de folclore.

"A nosa clientela é a de Santiago de toda a vida. A muller que veu toda a vida, que se trasladou da zona vella á zona nova, pero que aínda vén comprar aquí", comenta la propietaria.

Aunque es una de las calles más turísticas de Santiago, los peregrinos poco frecuentan este local, "hai algún que di si pode entrar a mirar porque lle chama a atención". Rememora Anxos que tenía una clienta que venía desde Holanda para comprar, exclusivamente, bolillos, "paraba no bar Suso e o dono, Suso vello, sempre a chamaba María Tulipán".

La abuela y la madre de Anxos y Mon con 'María Tulipán'

Durante los años de la pandemia atendían mediante cita telefónica y el producto estrella era la goma para hacer mascarillas. En la actualidad también sigue siendo lo que más se vende en la mercería, "é o único sitio no que podes mercar un metro de goma", comenta Anxos.

Falta de relevo

Este establecimiento histórico y familiar sigue en pie gracias a que "o local é noso, da familia, senón era imposible e non é rentable", explica Anxos. Comenta que "xa estaba feito" y que su abuela y su madre abieron el camino para este negocio que, a día de hoy, no tiene un relevo.

"En tempos foi negocio, meus avós compraron a casa co que sacaban da mercería, iso agora é imposible, si sacas para o soldo xa é bastante", comenta Anxos quien también lamenta y bromea con que "non sei como poden desaparecer as mercerías, necesitas cambiar de pixama".

Anxos estará en la mercería Algui "ata a xubilación", pero lamenta el cierre del comercio local. "Aquí había tres librerías, talleres de xoiería de azabache, dúas xogueterías... É unha pena, quítalle encanto a rúa".