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En Foto Paco quien dispara las fotos no es Paco, sino Santiago, Santi. Lleva 15 años encerrado cada día en el quiosco fotográfico (25 metros cuadrados) de la avenida do Porto, justo frente a la Jefatura Superior de Policía, a donde van o de donde vienen la mayoría de sus clientes, que entran en su negocio para hacerse fotos de carné para el pasaporte o el DNI.

Paco conserva el nombre de su fundador, Francisco López, quien desde 1921 se dedicó a hacer fotografías de modo ambulante primero y en estudio después, en el entorno de los jardines de Méndez Núñez. En 1985, tras dejar las salas que ocupaba en el edificio de La Terraza por la llegada del personal de Radio Televisión Española, sus herederos se instalaron en régimen de concesión en un quiosco frente a las dependencias del 091, muy próximo a Barreiros, un establecimiento similar que un par de años después empezó a desempeñar la misma actividad.

En una semana Santiago Leira Lamas puede hacer "unas 150-160" fotos de carné, un centenar más cuando empieza o termina el curso académico para tramitar o renovar matrículas. Hasta hace unos años, en el arte de retratar a las personas para documentos oficiales, frente a la cámara se podía ladear el cuerpo manteniendo el rostro de frente, pero ahora la pose tiene que ser rígida.

En Paco se toma como referencia "el nudo de la corbata" para marcar el límite inferior de la foto; de ahí para arriba, la imagen la suele mejorar el gesto, y la sonrisa es el más difícil de exhibir. "Pido a todos los clientes que sean lo más naturales posible, que se olviden de la cámara que tienen delante y se relajen. Si sonríen, que sea natural, pero cuesta poner una sonrisa natural. Lo peor es la sonrisa fingida, la mueca, que queda horrible", cuenta Santiago Leira.

El quiosco de Foto Paco y al fondo el de Barreiros, delante de Comisaría del 091. Quincemil

Con su negocio realiza también la cobertura fotográfica de bautizos, comuniones, bodas y fiestas familiares, además de pasar cintas de VHS a DVD, editar vídeos, restaurar fotos y hacer fotocopias e impresiones. Es en los banquetes y celebraciones donde el fotógrafo advierte que con el paso del tiempo "la gente se olvida de que hay una cámara cerca, se va soltando, y sale muy bien en las fotos".

El caballito de Paco

Paco fue de los primeros fotógrafos especializados en imágenes para el carné, algo que antes solo hacían las históricas firmas de Blanco y Artús. El fundador, bisabuelo de la actual propietaria, Jéssica López, pareja de Leira, había regresado de Cuba, se hizo con una cámara y junto a dos barracas de feria que tenía y un toldo pintado fotografiaba a los vecinos. Más tarde en La Terraza, Paco tenía un caballo de cartón piedra, Lindo, y las familias hacían retratar a sus pequeños junto al animal. "El caballo de Paco", así lo llamaban los coruñeses.

El hijo y el nieto de Francisco López también se dedicaron a la fotografía. Barcos, escaparates, fiestas... quedaban capturadas por su máquina. La tradición ha continuado hasta la cuarta generación, la de Jéssica, que ocupó el quiosco y después compartió con su marido, delineante de profesión, aficionado "desde siempre" a la fotografía y ahora responsable de Paco.

El profesionalismo en el sector, dice Leira, se ve amenazado por el "intrusismo" en una época en la que los viejos carretes para cámaras analógicas "casi ni se venden" y con teléfonos móviles y aplicaciones se pueden hacer fotos de alta calidad. "Este es un campo en el que cualquiera que no sea fotógrafo se mete y trabaja. Hay gente no profesional que hace cosas muy buenas, pero también hay mucha basura", advierte el fotógrafo.