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Quedadas caninas en A Coruña: "He llegado a contar 15 o 20 perros en un mismo rondo"

Vecinos de la Sagrada Familia y de Paseo de los Puentes han transformado una obligación en una oportunidad para recuperar el trato vecinal: "De no conocer a nadie pasé a ser uno más del grupo"
Grupo de personas con sus perros en el parque
Grupo de personas con sus perros en el parque
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En la calle del Belén, en la Sagrada Familia, no solían hacer vida común. Al vecino se le saludaba a lo lejos, no te parabas a hablar con él ni mucho menos pedirle leche un domingo a las 23:00 horas. Pero la pandemia cambió su forma de relacionarse. Tras meses sin interacciones sociales en el confinamiento y la desescalada hubo que afinar el ingenio, y ahí surgió la Patrulla Canina.

Así se refieren en el barrio a un grupo de cuatro amigos que desde la pandemia quedan para pasear a sus perros. La relación comenzó de la forma más inocente posible: tener en común la pasión por los animales de compañía. "Yo cogí a Ruso (un bulldog francés) un mes antes de la pandemia, y me salvó la vida", cuenta Vituco, uno de los miembros la la Patrulla.

Tras semanas quedando para hacer la ruta de rigor estos vecinos de la Sagrada Familia hicieron buenas migas, tal fue así que en el barrio comenzaron a referirse de forma cariñosa a ellos como "La Patrulla Canina". Quedan todos los días entre las 19:30 y 21:00 horas para pasear a sus perros y charlar, dando siempre la vuelta a la manzana. Eso sí, no son un grupo cerrado: cualquiera puede pasear con ellos.

La mayoría de vecinos les miran con gracia y muchos incluso se unen a sus "rondos". En ocasiones han llegado a ser ocho o nueve en la "patrulla". Sin embargo, entienden que para algunos pueda ser molesto: "Como usuario que antes no tenía mascota entiendo que algún vecino se enfade, si ladran te tocan las narices", confiesa Vituco.

Por el contrario, Cami no entiende las críticas, y asegura que para el barrio es positivo tener vida. En la calle Belén hace años que los comercios locales cerraron. Todo lo que queda de la peluquería, carnicería y pescadería del barrio son las verjas echadas. "Lo único que hacemos es darle vida a la calle y una seguridad a la gente mayor que antes no tenía", explica mientras recuerda como hace dos meses apuñalaban a una comerciante a escasos metros de su domicilio, en la calle Pontedeume.

En San Juan incluso hicieron una 'sardiñada' propia de la Patrulla Canina. Han recuperado aquello que perdieron hace mucho: la convivencia en comunidad.

"He llegado a contar a 15 o 20 perros"

Manuel hace apenas tres meses que llegó a A Coruña. Después de sufrir un traslado laboral tuvo que abandonar Cataluña por Galicia. Eso sí, no abandonó a Musa, la perrita con la que lleva compartiendo vida 8 años. En sus primeras semanas en la ciudad paseaba por el parque de Santa Margarita, pero se cambió rápido a Paseo de los Puentes: "De no conocer a nadie pasé a ser uno más del grupo", explica.

Para él fue una gran decisión. Ahí conoció a Silvia, una amiga con la que comparte pasión con los perros. Ahora quedan cada día para pasear juntos entre las 20:00 y las 21:00 horas. Sin embargo, no son los únicos del grupo. En el parque todos se conocen y suelen hacer piña. "He llegado a contar 15 o 20 perros", dice Manuel.

Braian lleva años frecuentando la zona. Agradece que, durante la hora que dura su paseo con Katy y Alma, pueda charlar con vecinos: "Siempre es más ameno". Reconoce que las conversaciones son banales, pero es una forma de socializar y pasar un buen rato: "Hoy en día parece que estamos con el móvil y no nos esforzamos por conocer a los vecinos. Aquí socializas un poco más", cuenta Braian.

Una de las denuncias que tienen otros usuarios como Laura es la "persecución" que se hace a los perros: "De vez en cuando aparecen cositas volando o andando (drones y policías) porque hay que llevarlos atados, los perros no pueden jugar", dice con sorna.

Explican que es habitual recibir malas caras por parte de algunos vecinos, pero defienden que no hacen nada malo, solo pasear a su mascota. "En vez de ir al bar, estoy en el parque charlando y tomando el aire", cuenta Pili mientras echa un ojo a su cachorrita, Cher.

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