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La frutera agredida en la Sagrada Familia de A Coruña: "Vivo con miedo, no puedo trabajar así"

El culpable de los hechos, ya detenido, se llevó la recaudación de toda un semana y la dueña del negocio trabaja ahora con heridas visibles en la mano, donde recibió puntos, al igual que en el costado
La frutería donde tuvo lugar el robo con violencia este lunes.
Quincemil
La frutería donde tuvo lugar el robo con violencia este lunes.
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Este lunes la calle Pontedeume en el barrio coruñés de la Sagrada Familia ha amanecido con una verja más subida: la de la frutería de Tania, la mujer que fue atacada el pasado martes durante un atraco a plena luz del día. Fue dada de alta la misma jornada de los hechos y el varón responsable del robo ha sido detenido, pero el susto y el miedo siguen con la dueña de este negocio, que previsiblemente lo cerrará en un par de semanas "para poder vivir tranquila".

Esta mañana eran muchos los vecinos que pasaban por la zona o acudían expresamente al negocio para preguntar a la frutera sobre su estado de salud y a mostrarle apoyo y ánimo, una respuesta que agradece, pero el temor es mayor, según reconoce. "Ojalá pudiera borrar lo que pasó de mi mente", lamenta visiblemente emocionada mientras atiende a una fiel clienta (el negocio lleva abierto 17 años). Sobre el día que ocurrió todo, rememora que estaba abriendo por la tarde y que tras levantar la verja y poner el cartel de abierto, aún no se había puesto el uniforme de trabajo cuando notó un aliento a su espalda.

En un inicio pensó que sería un cliente de la zona que la vio abrir y necesitaba algo con urgencia, pero lamentablemente fue un ladrón que directamente le rodeó con sus brazos para inmovilizarla y le puso sobre el cuello un cuchillo de dimensiones considerables, para a continuación hacerle un corte profundo en la mano para limitar sus posibilidades de defensa, lo que desencadenó un gran reguero de sangre que comenzó a esparcirse por la tienda con su dueña ya en el suelo. Tania detalla que el ladrón se dirigió a la caja y la cogió para meterla detrás del mostrador "y que estuviera callada".

"Se llevó la recaudación de toda una semana, unos 800 euros", cuenta con tristeza, a la vez que apunta que se rumorea que este ladrón, ya detenido, actúa en este tipo de robos en compañía de una mujer. Precisamente que esta mujer u otras personas con intenciones similares aparezcan de nuevo en su negocio para continuar lo que este ladrón inició es su peor pesadilla y tras el suceso ha tenido que recibir puntos en la mano y en el costado, además de tomar medicación para la gran ansiedad que padece desde el robo y que no le deja dormir por la noche.

Cuando el ladrón abandonó la tienda, recuerda vagamente que varias personas entraron en la tienda a socorrerla, las mismas que hoy acudían a preocuparse por ella, además de que esta semana abrirá solo hasta el mediodía y está permanentemente acompañada por familiares y amigos que hacen turnos para estar con ella en el establecimiento. "Cuando entra gente rara estoy alerta", añade.

Agresión hace un año e incremento de robos tras la pandemia

Tania no puede más y dentro de la situación que actualmente vive y en la que se plantea a sus 50 años cerrar su negocio y su sustento vital, apunta que hace un año sufrió un suceso violento de menor relevancia cuando un varón entró en la tienda con la intención de robar y hasta le arrojó un paraguero. Además, concreta que tras la pandemia incrementaron los robos menores en su tienda, de comida sobre todo cercana al mostrador.

Esta agresión, como ella mismo reconoce, "ha sido la guinda" y sus consecuencias unidas a las tres hernias que padece no le animan a seguir. A pesar de todo, hoy ha reunido los ánimos de ponerse de nuevo tras el mostrador con una mano vendada y con la que se maneja poco, pero atendiendo con la mejor de las sonrisas que puede poner ahora a quienes compran en su tienda desde hace años y que la tutean, debido a la confianza que han forjado.

Al negocio, si nada cambia, le quedan dos semanas de vida, lo que tarde la dueña en arreglar unos pedidos pendientes de los proveedores. No era su plan, sino que prefería seguir unos años más, pero tras lo vivido admite que necesita recuperarse y para ello cuenta con el apoyo incondicional de su familia.

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