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¿Puede afectar el viento de A Coruña a la salud mental?

En A Coruña el viento es una constante y cuando se combina con la lluvia puede resultar molesto, pero su relación con la salud mental despierta dudas
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No es igual el día que llueve y el que hace sol, o el que hay alerta por viento, y en A Coruña eso se sabe muy bien. La relación entre los fenómenos atmosféricos y la salud de las personas es un tema complejo y polémico. Existen algunas variables, como la exposición solar, que parecen tener una vinculación directa con la salud, pero con otras, como el viento, una constante en el litoral gallego, los investigadores no lo tienen tan claro.

La AEMET (Agencia Estatal de Meteorología) publicaba en el año 2005 un artículo en su revista Calendario Meteorológico en el que se compartía bibliografía sobre los efectos del viento en la salud mental de las personas. En este texto, su autor, Juan Carlos Molina, se refería el efecto Foehn que provoca que el aire tenga "una carga excesiva de iones positivos", lo que conlleva "efectos perturbadores que afectan al estado anímico".

El Instituto Geográfico Nacional detalla que el efecto Foehn se trata de un fenómeno meteorológico que aparece "cuando una masa de aire húmeda y fría choca con una cordillera, produciendo precipitaciones en la ladera de barlovento". Posteriormente, "cuando esta masa desciende por las laderas de sotavento, se convierte en una masa de aire seco y comprimido, produciendo una fuerte evaporación y disipación de las nubes". Es decir: mientras que en un lado de la cordillera llovería, en el otro brillaría el sol.

Efecto Foehn (fuente: Instituto Geográfico Nacional)

Ello forma "un viento recalentado y deshidratado que desciende al fondo de los valles provocando una elevación brusca de la temperatura de más de 10 grados en pocas horas y de 15 a 25 en dos o más días". Así, en las zonas donde se da el Foehn, "hay abundancias de cargas positivas". Se trataría de un fenómeno que se produce especialmente en la Cordillera Cantábrica cuando soplan vientos húmedos del sur.

Molina comparte en su texto las investigaciones de diversos autores que sostienen que este tipo de viento podría ser el responsable de un aumento del malestar psicológico, provocando síntomas depresivos, e incluso un comportamiento agresivo, además de producir efectos físicos, como dolores de cabeza.

"El viento no hace nada"

Con todo, este fenómeno difícilmente podría producirse en A Coruña, y Dominic Royé, doctor en Goegrafía Física por la USC (Universidade de Santiago de Compostela) e investigador de FIClima (Fundación para la Investigación del Clima) asegura que la relación entre viento y salud mental es polémica. Bajo su punto de vista, los citados efectos "tienen más que ver con otras variables", como esa "ionización" de la atmósfera que se produce cuando aumentan las cargas positivas, pero no directamente con el tipo de viento.

"El viento no hace nada, solo influye en otras cuestiones, como en secar las vías respiratorias, lo que aumenta la facilidad de contagiarse de virus", o "haciendo que la sensación térmica sea más fría", relata, y matiza que aunque "algunos estudios indican que existe algo ahí", la variable real "no es el viento en sí, sino otros elementos que no se ven directamente".

En ese sentido, el investigador apunta que las únicas variables que han demostrado tener una relación clara con el estado anímico son los cambios de temperatura y los de luz.

Cambios de temperatura y exposición al sol

Royé detalla que diversos estudios han demostrado que la temperatura es un factor determinante en el caso de los suicidios. "Existe una clara evidencia entre los cambios de temperatura y los suicidios", asegura, que se producirían además de forma estacional.

Los mayores picos en España se dan "al inicio de la primavera", y la incidencia desciende "a medida que llega el otoño, hacia el invierno". De modo que los suicidios se producen en mayor medida en los meses de calor.

Otro factor que afecta a la salud es la exposición al sol, un problema que afecta especialmente a regiones como Galicia, en las que los inviernos se caracterizan por mayor presencia de nubes y lluvias. La baja exposición al sol se relaciona con una menor producción de vitamina D, lo que "puede llevar a distintos problemas de salud y también depresión".

Además, Royé se refiere a otros factores que también se han demostrado determinantes en la salud mental y física de los seres humanos, como el ruido o la contaminación atmosférica.

Las condiciones de cada persona

En la misma línea, Estefanía Vieites, del Gabinete de Psicología "Tres pasos", detalla que aunque hay estudios que relacionan los fenómenos atmosféricos con la salud mental, pocos tienen "datos que sean estadísticamente significativos".

A ese respecto considera que aunque "el factor climático" a veces parece más obvio, lo que más peso tiene en la salud mental de las personas son sus "condiciones socioeconómicas" y el propio "estado personal" que se esté atravesando.

"Para una persona que esté en una situación de vulnerabilidad, o que, por ejemplo, no puede pagar la calefacción por su situación económica, que llueva o haga sol puede sumar en su estado o añadirle dificultad, pero si, en cambio, has accedido al trabajo que querías o te ha tocado la lotería, igual ese tipo de factores pasan a ser irrelevantes. Al final todo depende de cómo estás tú personalmente", explica.

Además de tener en cuenta la situación personal y la condiciones materiales de la persona, la psicóloga se refiere también la tendencia genética a padecer trastornos psicológicos, como la depresión, como otro factor a tener en cuenta.

Por tanto, aunque el viento puede resultar molesto, más aún cuando se combina con la lluvia, por el momento no existe evidencia científica que demuestre que el viento que sopla en lugares como A Coruña tenga efectos perjudiciales para la salud mental.

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