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Del orgullo de vender ropa en las calles de Recimil a montar un negocio en Ferrol gracias a Dignidad

El ferrolano Sergio Fernández Bañobre, que comenzó como tendero en el popular mercadillo de los lunes y miércoles, acaba de abrir en pleno barrio de A Magdalena una inmobiliaria
Sergio Fernández, en el mercadillo de Recimil
Sergio Fernández, en el mercadillo de Recimil
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"Siempre es mejor dar que recibir". Así concluye el ferrolano Sergio Fernández Bañobre su paso por cuatro décadas de vida. Es así de tajante porque nadó en ambos ríos y sabe bien que si no hubiera recibido "tanta riqueza", como él mismo trata de explicar, cuando necesitó ayuda ahora mismo no sería la persona que es. "Estaría perdido".

Abre su corazón para contar una historia que aunque le pesa encuentra en ella "muchas cosas buenas". La mejor de todas, llamar a la puerta de la sede en Ferrol de la ong Dignidad Galicia —que centra su actividad en acompañar a personas y familias en riesgo de exclusión social— y conocer a su directora, María Dolores Romero, y a todo su equipo.

Durante unos años, él fue una de esas personas. La separación de sus padres dejó a su madre en una situación complicada para sacarle a él y a su hermano mayor adelante, así que aprovechó la rebeldía de la edad y con 16 años abandonó los estudios para tratar de llevar dinero a casa. No lo consiguió, y tiempo después optó por formarse.

Lo hizo a través de uno de los programas que Dignidad Galicia imparte en Ferrol, y sería a partir de entonces cuando comenzaría una trayectoria que le ha llevado hasta abrir hace apenas seis meses su propio negocio en su ciudad natal.

Cuenta con mucho orgullo que gracias a aquella formación, con 18 años llegó su primer contrato de trabajo para vender ropa de segunda mano en el puesto que la ong tiene en el mercadillo del barrio de Recimil. Con el tiempo llegaron otros empleos, como el de hacer mudanzas o atender al público en las tiendas de la entidad. "En esa época Dignidad no solo me dio apoyo laboral, también apoyo psicológico y me ayudó a reconducir la inestabilidad en la que vivía. Tanto, que consiguieron que retomara los estudios y lograra terminar el Bachillerato, algo por lo que les estaré siempre agradecido".

Al concluir este ciclo, y con la experiencia que ya tenía en la ong, Sergio quiso continuar su formación en el ámbito social y Dignidad asumió el coste de sus estudios en A Coruña. "Hice un ciclo superior de Integración Social de dos años que me sirvió para seguir trabajando con la asociación en otros campos y ya con una formación específica".

Una década acompañando a menores tutelados

Esto le abrió las puertas para entrar a formar parte durante 10 años del equipo de tutores que gestionan el centro de menores que Dignidad tiene en Ferrol, que además de servicio de día tiene 8 plazas para menores tutelados. "Allí llegan niños, hasta de apenas unos días, por circunstancias familiares complicadas, como abandono, fallecimiento de sus padres o porque están en prisión y no tienen familiares que se puedan hacer cargo de ellos.... son situaciones muy duras".

Desde allí "los niños van al colegio, les llevamos a sus extraescolares, van a los cumpleaños de sus amigos, se hace excursiones los fines de semana, pasamos juntos las reuniones por Navidad... se trata de que lleven una vida lo más normal posible, como en una familia, con la protección y el cuidado de Dignidad".

"Les enseñamos rutinas de higiene, les apoyamos en el estudio... y según su edad les contamos un cuento para dormir o les orientamos en su futuro laboral", explica Sergio. "Cuando después de unos años se marchaban con algún familiar o por acogida, sabíamos que era positivo para ellos, pero para los monitores era duro también".

De esta manera quiso Sergio devolver a Dignidad y a la sociedad en general la ayuda que él recibió de pequeño, pero en este proceso se dio cuenta de que "cuando ayudas a otros crees que será bueno para el otro, pero en realidad son ellos los que te dan a ti. Ayudando a los demás te ayudas a ti mismo. Desde luego, si yo no hubiera tenido la experiencia vital y laboral que tuve en Dignidad ahora no sería la persona que soy y no sería capaz de hacer lo que hago ahora".

Ahora emprende en una inmobiliaria

Lo dice porque tras nacer su segunda hija está casado y tiene tres niñas la exigencia horaria del empleo de su mujer le llevó a cambiar de rumbo y hacerse autónomo. Tras recibir formación en el sector inmobiliario y trabajar un tiempo en una franquicia, Sergio acaba de montar en Ferrol, en pleno barrio de A Magdalena, su propia inmobiliaria, iinmoo Real State, y no le va nada mal.

"Sigo colaborando en todo lo que puedo con Dignidad, por ejemplo, en la búsqueda de vivienda para las familias extranjeras que llegan a Ferrol. El sector inmobiliario también me permite ayudar a los demás, pues cuando se vende una propiedad, por ejemplo, no siempre es por algo positivo. Muchas veces es por una separación o un fallecimiento, y lógicamente la gente llega afectada. En estos casos puedes echarles una mano también con otras gestiones", explica Sergio.

Su experiencia en Ferrol hace que a día de hoy conozca bien el tejido social que soporta la ciudad. "Aquí la gente es muy solidaria y existe una muy buena red de apoyo, hay muchas entidades que hacen una labor importantísima para mucha gente que en el día a día ni siquiera vemos, y animo también a las empresas a seguir colaborando con estas entidades para que puedan seguir haciendo su trabajo", concluye Sergio. "Desde luego, si no hubiera sido por la labor de esta red, yo no sería ahora mismo quien soy, no quiero ni pensar cómo estaría".

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