Conociendo el salón orgánico de Rosa Gómez, en Santiago

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Eco, biológico, orgánico y respetuoso con nuestra salud son algunos de los términos que más se emplean hoy en día en todos los sectores. En este caso, en el de la belleza y el cuidado capilar además de una tendencia en alza, estos conceptos son los ingredientes de un mundo de bienestar, de la cabeza a los pies.

Esas palabras las conoce perfectamente Rosa Gómez, uno de los nombres propios por excelencia de la peluquería en Compostela, que tuvo muy claro desde que comenzó a hacer carrera profesional, hace más de tres décadas, que lo más importante era cuidar de la salud de los cabellos que pasan por sus manos y en los que ella pone en práctica todos los conocimientos que ha adquirido. Pero lejos de hacerlo sola, Rosa cuenta con un amplio equipo en constante formación y que trabajan de forma personalizada con cada una de las personas que cruzan el umbral de la puerta de su nuevo local, en el Castrón Douro.

Este espacio ha sido creado con mucho mimo y detenimiento, centrando la atención en dar el mejor de los servicios y crear un ambiente de relajación donde la luz y la privacidad cobran especial protagonismo.  Aquí encontramos un remanso de paz donde Rosa lleva por delante su criterio: cuidar del pelo por encima de todo. “A veces hay que saber decir que no a hacer algunos trabajos si sabes que lo que una clienta o cliente quiere va a perjudicar su salud capilar. Para mí es lo primero y eso lo tuve muy claro desde que empecé. Quiero para mis clientas lo mismo que para mí y para eso estoy muy segura tanto de las técnicas como de los productos que se emplean en el salón. Llevamos muchos años trabajando con Aveda, una firma 100% vegana y cruelty free.”

Rosa lleva vinculada a la calle Castrón Douro desde que empezó a desarrollar su carrera profesional y tanto es así que el local que ahora disfruta su clientela se edificó sobre el solar que en su día ocupó el colegio en el que estudió siendo una niña. Años más tarde abría su primer centro a unos metros y ahora hablamos desde el número 15D de la misma calle. Algo de mágico tiene este dato y saber que los diferentes locales que ha regentado se han movido por la misma zona, de la que se siente parte. En sus diferentes espacios se ha ido viendo reflejado el crecimiento orgánico de su equipo, lejos de las prisas y modas pasajeras, apostando siempre por la calidad y la excelencia en todos y cada uno de sus trabajos, los cuales son más que reconocidos entre su fiel clientela que ponen sus cabezas en la mano de una mujer de técnica, en lo que al corte se refiere. Pero Rosa resalta una y otra vez la importancia de todo su equipo y de la constante formación que realizan, a la vanguardia de tratamientos, estilismos, colorimetría…

 “A mí me encanta aprender y puedo decir que ahora mismo estoy muy metida en el mundo del método curly, sobre todo en la forma de cortar el pelo para sacar todo el potencial de los cabellos ondulados y rizados”, explica Rosa.

Por como habla se nota que es una auténtica apasionada de su profesión de la que destaca el lado humano, el trato con su clientela: “Recuerdo a una señora que cuando yo estaba empezando me dejó que le cortase el pelo y años después todavía se acordaba de mí. Esas cosas llegan y te das cuenta de que somos importantes para esas personas”, detalla.

En este local, estrenado en el mes de noviembre del año pasado, Rosa tuvo muy claro que la iluminación natural sería la protagonista y la nota diferencial de los otros centros. Cada elemento está cuidado con mimo y detalle, volcando así toda su inspiración y filosofía con aires de naturaleza (incluso colocando troncos de árboles que simulan un bosque donde descansar), libros de viajes y arte o velas que aportan toques de bambú, pomelo o mandarina.

Durante los años que llevó el pensar y ejecutar este último cambio de local todo el equipo tuvo muy claro que no querían moverse de su zona, en la que se sienten como en casa, tranquilos yen un espacio que cubre las necesidades que siempre tuvieron en la cabeza y que incluso a raíz de la pandemia vieron que eran importantes mejorar, como la ventilación con amplios ventanales, la amplitud de los tocadores para cada clienta con módulos casi individuales y esa necesidad de sentir calma el tiempo que dure el servicio.

“Para nosotros la comodidad de la clientela es prioritaria. Todo suma, si lo comparas con un restaurante, por ejemplo, imagínate que todo está muy rico y te atienden fenomenal pero tienen un sistema de extracción malo y la ropa huele. Seguramente sea un motivo para que no vuelvas o no estés a gusto”, comenta Rosa.

Esas cosas pequeñas que suman, son las que han conseguido que la peluquería de Rosa Gómez sea reconocida entre los compostelanos y todos aquellos que visitan nuestra ciudad y buscan un salón para peinarse antes de una boda o cualquier evento.

Toques de cercanía, detalles que hacen más agradable el paso por el centro de belleza. “El lavado para nosotros es básico. Si tu consigues relajarte en ese momento la predisposición va a ser a estar mucho más tranquila, contenta, desconectando. El objetivo para nosotros es que este tiempo que pase la clienta aquí sea algo bueno para su bienestar. El pelo es algo vivo y nuestro estado de ánimo le afecta mucho. Nosotros ponemos el foco en esos aspectos, uno a uno", afirma Rosa.

Y por supuesto aprovechando este encuentro con una peluquera de la talla de Rosa teníamos que preguntarle por las tendencias del momento. “Creo que cada vez se está apostando más por adaptar las tendencias a nosotros y no al revés. Al menos nosotras aquí trabajamos de esa forma, buscando la mejor versión de quien viene al salón. Nos gusta mucho escuchar a los clientes y a las clientas y por eso ofrecemos servicio de asesoría personalizada,  con el fin de perfilar mucho mejor el servicio que llevaremos a cabo. Por otro lado, vemos que cada vez existe más consciencia de lo importante que es cuidar de forma específica el cuero cabelludo y nosotras estamos especializadas en ello", concluye.