A de Rafael: Un templo del cocido en el corazón de Galicia con lista de espera de dos meses

Se acerca el Carnaval y si algo nos gusta en Galicia es otorgar a cada fiesta tradicional su plato compañero. Efectivamente, estamos en plena época de cocido. Llegó el momento de rescatar las ollas grandes y llenarlas de fantasía: grelos, patatas, garbanzos, panceta, chorizo... y es que para que el plato sea bien completo, debe llevar casi de todo.

Te contamos por qué todo el mundo quiere disfrutar del cocido de A de Rafael y te aconsejamos ir descolgando el teléfono para reservar... 986 58 35 81. La lista de espera es de casi dos meses en estos momentos. Este restaurante se ubica en Gres, una localidad de Vila de Cruces (Pontevedra) a solo unos metros del río Ulla y a apenas media hora de Santiago de Compostela.

Tres generaciones de Rafaeles

Su abuelo Rafael se lo pasó a su padre, Rafael. Y éste a su hijo, también Rafael. El actual gerente - tercera generación de Rafaeles - nos cuenta que aunque el restaurante que sus abuelos abrieron en 1978 tenía otro nombre (Casa Lodeiro), en algún punto de la historia lo cambiaron y surgió "A de Rafael". El por qué es obvio, claro.

Cantidades concretas, puntos exactos de cocina y materia primera de calidad se juntan con el mimo y el cariño que caracteriza a esta cocina clásica de abuela que ofrece, además de ese cocido, otros platos tradicionales entre los que destaca el galo de corral asado de Vila de Cruces, elaborado con castañas y patatas redondas.

Cocido de culto

Aunque el cocido lo ofrecen desde siempre, fue a partir de los 2000 cuando empezaron a añadir productos a este menú que ofrecen entre octubre y abril, época en la que se da la verdura por excelencia: los grelos. "Estamos muy agradecidos de tener un horticultor excepcional de km 0, A Horta do Rodiño", afirman.

Variado y completo, en esta casa de comidas proponen un menú cerrado de 45€ por persona que incluye bebidas ilimitadas (aguas, refrescos, cervezas y vinos de diferentes D.O) y que comienza con caldo, sopa de gallina, croquetas de lacón y chicharrones. Pero ojo, porque si uno se deja llevar por la gula ya desde el inicio se perderá todo lo que viene después.

Llega el momento de empezar el cocido y frente a los comensales empiezan a desfilar fuentes repletas de patatas, grelos, repollo, garbanzos, chorizo, castañas, lacón, costilla, rabo, oreja, morro, uñas, pollo, jarrete de ternera, cacheira... y por supuesto filloas recién hechas.

Y tras ese festín toca relajar el paladar con un helado artesano de sorbete de lima-limón y una Copita de Oporto Graham's Latte Botted Vintage. Pero después de esa refrescante pausa más vale que tengas sitio para un poco más porque los postres caseros (tarta de queso al horno con frutos del bosque, tarta de castañas con chocolate, filloas rellenas y flameadas con Ron, queso Arzúa-Ulloa con membrillo y melindres de Silleda) pondrán el broche final a este menú junto con cafés, infusiones y licores.

Así, un equipo de nueve personas se encarga de ofrecer su buen hacer en cocina, sala y barra, deseando que todo el mundo pueda probar este menú de cocido tan especial y codiciado. Y por si fuera poco, si te ha sobrado te lo ponen para llevar en un tupper.