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Un paseo por la Judería de Monforte de Lemos (Lugo), memoria viva de su población hebrea

La capital simbólica de la Ribeira Sacra es unas de las localidades gallegas incluidas dentro de la Red de Juderías de España por el enorme legado histórico y cultural conservado en su callejero
Judería de Monforte de Lemos, Lugo.
Turismo de Galicia
Judería de Monforte de Lemos, Lugo.

El hebreo siempre ha sido un pueblo errante sobre la Tierra y su primer viaje está escrito en La Hagadá de Pésaj, la tradición oral recopilada sobre la salida de Egipto. De hecho, la figura mítica del judío errante sigue siendo un referente vinculado al mito de la eterna culpabilidad. En el caso particular de Galicia, la presencia de esta comunidad se encuentra documentada ya desde el siglo IX, cuya historia y legado todavía sobrevive en juderías de la región como las de Monforte de Lemos, Ribadavia o Tui ―todas ellas incluidas dentro de la Red de Juderías de España. Lo cierto es que estos núcleos históricos son una muestra del acervo cultural y la huella identitaria que dejaron aquellos judíos que vivieron en armonía con los cristianos antes de su expulsión o conversión (obligada) llevada a cabo hasta finales del siglo XV. 

Además, si ponemos el foco en los territorios que hoy conforman la localidad monfortina, encontraremos algún que otro testimonio documental que nos permite confirmar la presencia sefardí en una fecha muy temprana. En uno de esos textos se hace referencia a un tal Ismael, judío habitante del área mencionada ya en el año 915. No obstante, cabe destacar que la población que hoy conocemos como Monforte de Lemos no se fundaría, alrededor del Monasterio de San Vicente del Pino, hasta el año 1104, y de la mano del conde Fruela Díaz y su esposa. Estos nobles gallegos concedieron todo tipo de permisos para celebrar mercados y ferias, y es por ello que, según se cree, desde un primer momento existió presencia judía en este núcleo vinculada a la actividad comercial. Eso sí, en aquellos primeros años la población sefardí de Monforte de Lemos fue bastante reducida  ―como en el resto de Galicia― al menos hasta el año 1147, época en la que se produce la invasión almohade y el primer gran aporte de habitantes de la comunidad judía al norte peninsular. 

Breve historia del pueblo judío en Monforte

Vista del conjunto monumental de San Vicente del Pino, en Monforte de Lemos. Foto: Shutterstock

Monforte de Lemos y la población sefardí disfrutaron de varios siglos de relativa tranquilidad y beneficio mutuo. De hecho, la comunidad judía que allí habitaba fue ganando poco a poco prestigio e influencia en la sociedad, llegando a mantener una relación cercana y de confianza con los señores de Lemos, sobre todo a partir del siglo XIV. En aquellos gloriosos años, los judíos de esta comunidad llegaron a ocupar puestos de gran relevancia, incluso dentro de la corte. Por destacar algún ejemplo, la figura de Pedro Fernández de Castro, señor de Lemos y Sarria, resultó ser fundamental para el nombramiento de varios judíos en puestos de vital importancia en la corte del rey castellano Alfonso XI. También en esta misma centuria, el pueblo de Monforte de Lemos vio como su comunidad sefardí volvía a crecer a consecuencias de las terribles matanzas llevadas a cabo en distintos puntos de Castilla, Andalucía y la Corona de Aragón alrededor del año 1391. Después de aquello, ya en 1492, muchos de los judíos de Monforte se exilian a Portugal cuando se produce el edicto de expulsión del país.  

En cualquier caso, en todas las épocas citadas existió en Monforte de Lemos un particular barrio judío en el que se erigieron todos los elementos propios de las aljamas (dicho de los barrios de moros o judíos en las ciudades o villas) y su cultura, tales como la sinagoga, lugar de culto del judaísmo, o el mikvé, un baño ritual de purificación. Aquel viejo Monforte construido en lo más alto del cerro de San Vicente fue bajando de manera gradual hacia las orillas del Cabe, dejando en el camino una importante parte de su historia en la que los judíos fueron grandes protagonistas. Sea como fuere, su legado todavía pervive en distintos rincones de la ciudad lucense: desde las crípticas estrellas dibujadas sobre la Torre del Homenaje hasta el rastro visible de las antiguas casas judías en calles como Zapaterías o Pescaderías. 

Una ruta por el pasado medieval

Restos de la antigua sinagoga, puertas del barrio judío y torre del Homenaje. Foto: Red Juderías de España

Esta excepcional villa medieval gallega todavía conserva en su callejero local la memoria popular de las antiguas poblaciones hebreas. Lo cierto es que existe una Ruta por la Judería de Monforte de Lemos que permite a sus visitantes descubrir una parte de la historia y el encanto de estos pequeños barrios judíos que poblaron algunos rincones de Galicia durante la Edad Media. En total, el itinerario por el núcleo histórico de la localidad lucense avanza a través de 12 importantes lugares de interés, entre los que se destacan el Monte de San Vicente y la Torre del Homenaje, la Porta Nova y los restos de la antigua sinagoga e incluso el Colegio de la Compañía. 

El inicio de esta ruta judía se encuentra en los alrededores del conjunto monumental del Monte San Vicente, donde la famosa Torre del Homenaje aún muestra en su fachada dos grabados de las cruces de Salomón. La senda continúa hacia el entorno de la Porta Nova, donde los restos cercanos de una sinagoga y varias antiguas viviendas conforman una huella indeleble del pasado medieval y el trajín cotidiano de aquellos judíos que vivían en sus alrededores. De hecho, desde este arco de entrada, la calle Falagueira ―conocida como Calle de la Cruz desde la expulsión― constituye el eje principal del barrio judío y conecta el camino con la puerta de la Pescadería.

En este trazado también es posible observar la antigua casa de los Gaibor, una importante familia judía conversa, así como restos de los históricos trabuleiros, los mostradores que utilizaban por aquel entonces los comerciantes y zapateros en el alféizar de la ventana para realizar sus ventas y transacciones comerciales. La Rúa de los Ferreiros, la Plaza de España y A Ponte Vella son las últimas paradas del recorrido. No obstante, merece la pena prolongar la ruta un poco más para visitar el Colegio de la Compañía y sus múltiples referencias al universo hebreo.

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