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'Descubre realidades': La violencia que sufren las mujeres con discapacidad en Galicia

Física, sexual, estructural, psicológica, económica, obstétrica y cultural. Este proyecto de la asociación Acadar da voz a siete víctimas de cada uno de estos tipos de violencia que se manifiestan de formas muy diferentes para visibilizar una realidad "desconocida e ignorada"
Acadar
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La Asociación de Mujeres con Discapacidad de Galicia Acadar presentó hoy su proyecto Descubre realidades, con el que quiere dar visibilidad a los tipos de violencia que sufren las mujeres con discapacidad. Esta campaña audiovisual está compuesta por siete vídeos en los que otras tantas mujeres hablan de los actos violentos que sufren con el objetivo de dar a conocer esta realidad "desconocida e ignorada", empoderar a las víctimas y sensibilizar a la sociedad.

Física, sexual, estructural, psicológica, económica, obstétrica y cultural. Estos son los siete tipos de violencia que trata la iniciativa de Acadar a través de estas pequeñas piezas audiovisuales protagonizadas por mujeres con discapacidad que forman parte de la entidad como socias o participantes de otros proyectos. Descubre realidades cuenta con el apoyo de la Xunta de Galicia y se presenta como una forma de visibilizar la violencia, que se puede manifestar de muchas maneras diferentes pero "siempre ataca a la libertad".

Siete tipos de violencia y siete testimonios

La violencia física es, quizás, una de las que más sencillo resulta reconocer porque causa (o puede causar) una lesión física en la víctima. Pero va más allá de esto: también es la privación de los aspectos básicos necesarios en materia de salud, higiene o apariencia, que puede ser ejercida tanto por parte de la pareja, como de otros familiares, amigos o los cuidadores. "¿Sabes que el doble de mujeres con discapacidad vivieron violencia física severa por parte de la pareja en comparación con las mujeres sin discapacidad?", pregunta Acadar.

Un 35,1% de las mujeres con discapacidad sufrió violencia física o sexual. Esta última es una "acción de intimidación o invasión no consentidas sobre el cuerpo de la mujer con fines sexuales" que puede ser ejercida por cualquier persona del entorno de la víctima. Cuando no hay consciencia de la intencionalidad de la acción se habla de abuso sexual, y los indicadores para reconocer este tipo de violencia son numerosos, tanto a nivel físico como emocional.

La violencia estructural está presente en el día a día de muchas personas con discapacidad. El "diseño desigualitario" de las estructuras, responsabilidad de los distintos gobiernos, provoca que muchas mujeres y hombres no puedan cubrir sus necesidades básicas (supervivencia, bienestar, identidad o libertad). Algunos ejemplos son los medios de transporte o locales no adaptados, las diferencias salariales o una orientación laboral estereotipada.

Invisible a los ojos pero totalmente real es la violencia psicológica, que es una conducta verbal o no verbal que provoca que las mujeres con discapacidad se sientan dañadas a nivel emocional o que les provoca sufrimiento. Los datos disponibles establecen en un 30% la cantidad de mujeres con discapacidad que experimentan este tipo de violencia, tanto de control como emocional.

Las personas cercanas y los poderes públicos ejercen otro tipo de violencia: la económica. Esta se produce cuando se priva a la persona de su poder económico y algunos indicadores para reconocerla pueden ser un control abusivo de los gastos, la negación de acceso a un trabajo remunerado o la venta de los bienes materiales sin consentimiento informado, entre otros.

La violencia obstétrica es una gran desconocida para parte de la sociedad. Ejercida por algunos profesionales sanitarios, es el mal trato que recibe el cuerpo de la mujer durante el preparto, parto y posparto. Son, entre otros, las intervenciones médicas injustificadas, el abuso de la medicación o las esterilizaciones forzadas.

"Este tipo de violencia atiende cualquier aspecto de la cultura (procedencia, ideología, lengua, costumbres, religión, orientación sexual...) que se emplea para justificar el uso de la violencia", indica Acadar respecto a la violencia cultural. Este tipo de situaciones se producen, por ejemplo, cuando se produce una sobreprotección, se oculta la persona o se invade su intimidad, además de en otras ocasiones como al emplear un lenguaje desigualitario.

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