Publicada

Este sábado 29 de marzo de madrugada a las 02:00 serán las 03:00 horas. Este cambio de hora está motivado por el arranque del horario de verano, que tendrá lugar esta noche de transición del 29 al 30 de marzo.

Este horario de verano se extenderá hasta el próximo 26 de octubre, dado que la Unión Europea (UE) fija una fecha y una hora comunes a todos los Estados miembros para el comienzo y el fin del conocido como horario de verano.

Este ajuste busca aprovechar al máximo las horas de luz natural y fomentar el ahorro energético, aunque se dormirá una hora menos, pero los días tendrán más luz por la tarde.

Sobre esto, algunos expertos advierten de los efectos negativos en la salud, como el aumento del estrés y las alteraciones del sueño. Para minimizar su impacto, algunas estrategias útiles son: ajustar progresivamente el horario de sueño, mantener una rutina estable, seguir una alimentación equilibrada y, en último lugar, favorece la exposición a la luz natural.

Historia y evolución

La última comunicación de la Comisión Europea al respecto fue de 2021. Entonces se trasladó cuándo se tenían que producir los cambios hasta 2026: los últimos fines de semana de marzo y octubre, respectivamente, a las 02:00 hora española.

El primer cambio de hora en España se produjo en 1918, aunque ni entre los años años 1920 y 1925 ni entre 1930 y 1936 se produjo ningún cambio de hora. El Gobierno de Franco retomó en 1940 esta medida para que España tuviera el mismo horario que la Alemania nazi y los países de Europa Central.

El horario de verano resucitó en España y en el resto de Europa en los años 70 por la crisis del petróleo y hasta que no haya avances a nivel europeo, seguirá vigente. En la consulta pública efectuada sobre este tema sobre la Comisión Europea en 2018, el 93% de los españoles participantes apoyó la eliminación del cambio de hora, más que la media europea, que se situó en el 84%.

Ese mismo año, el Gobierno acordó una Comisión de personas expertas para el estudio de la reforma de la hora oficial, encargada de la elaboración de un informe de evaluación de las disposiciones reguladoras del cambio horario, así como sobre la conveniencia de mantener en nuestro país la hora de Europa central.

En su informe, de fecha 20 de marzo de 2019, esta Comisión concluyó que "no era aconsejable producir ningún cambio precipitado en los husos horarios mientras no existiese un consenso compartido y una difusión práctica a nuestra ciudadanía de los riesgos y oportunidades que comporta". 

¿Se ahorra energía?

El Instituto para la Diversificación y Ahorro de la Energía (IDAE) ha señalado en declaraciones a Europa Press que no ha realizado estudios, avances ni trabajos relacionados con el cambio de hora en los últimos años y ha recalcado que en España no existen informes actualizados que permitan asegurar que el cambio de hora lleve asociados ahorros energéticos.

"El último data de 2015 y en ningún caso se ha analizado el impacto del cambio de hora en un contexto como el actual", ha insistido. De acuerdo con el organismo, el informe más actual sobre el tema fue elaborado por la Comisión de Industria, Investigación y Energía del Parlamento Europeo en 2018.

Según detalla la investigación, si bien los cambios estacionales de hora pueden producir ahorros, estos son marginales, y no hay certeza de que los beneficios se obtengan en todos los Estados miembros de la UE.

A su vez, también incide en que aunque puede haber ahorros de energía en iluminación, no es tan evidente que ocurra lo mismo con la calefacción, donde se podría incluso aumentar su consumo. Además, puntualiza que los resultados son difíciles de interpretar ya que están influenciados por factores externos, como la meteorología o el comportamiento de los usuarios.

El IDAE ha subrayado que los estudios de cambio horario requieren de un análisis prolongado en el tiempo para evaluar situaciones estacionarias. Así, ha recordado que el cambio de hora se aprobó en una época con hábitos de vida distintos que podrían afectar en mayor medida al consumo energético (por ejemplo, la extensión del teletrabajo).

Asimismo, ha destacado que los análisis que se solían utilizar para calcular estos datos se han visto alterados "significativamente" por las nuevas exigencias de eficiencia energética en iluminación, en los sistemas de climatización y en los propios edificios, así como la progresiva introducción del autoconsumo.

Horario de invierno y verano

Una encuesta realizada en 2024 por la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU) con una muestra de 1.337 personas concluyó con que el 70% de españoles prefiere el horario de verano frente al 23% que esta a favor del horario de invierno.

Sin embargo, un reciente estudio mundial en el que ha participado Darío Acuña, profesor emérito del Departamento de Fisiología de la Universidad de Granada, ha avisado del impacto biológico negativo que tiene el cambio horario en las personas y ha apostado por mantener el horario de invierno, al ser más equilibrado.

En concreto, el trabajo argumenta que las variaciones de luz a lo largo de las estaciones son suaves para permitir la adaptación humana, suavidad que el cambio al horario de verano rompe.

Además, el horario de invierno evita el exceso de luz por la tarde y noche, considerado perjudicial para la salud al alterar el sistema cronobiótico de las personas.

Investigador gallego Jorge Mira: "No es ahorrar energía, es alinearnos con el ciclo natural"

El investigador y profesor de la Universidade de Santiago de Compostela (USC), Jorge Mira, lidera junto a un colega de la Universidad de Sevilla, José María Martín Olalla, un estudio que defiende el cambio de hora como mecanismo de adaptación al medio.

"La razón del cambio estacional de hora no es el ahorro de energía, es hacer que la actividad humana se alinee lo más posible con el ciclo natural del sol", explica en una entrevista concedida a Europa Press con motivo del que podría ser el último cambio de hora al que se enfrente la sociedad actual.

La mejor prueba, explica, es lo que hacían los diputados de las Cortes de Cádiz, que en 1810, elaboraron la primera Constitución de España. "Pusieron un calendario de sesiones que contemplaba un cambio estacional de hora. Tenían de marzo a septiembre un horario y de octubre a marzo, otro.

Tal y como tenemos ahora, lo cual demuestra que en 1810, cuando no había ningún tipo de consideración de ahorro energético, ya se dieron cuenta de que tenían que hacer esa adaptación", recuerda.

Para el físico gallego, eliminar el cambio sería un error y supondría ir contra la propia naturaleza. Así lo exponen en el estudio, en el que demuestran que "realmente el sincronizador, el activador de la vida de las personas es el amanecer".

El punto de amanecer se desplaza, cambia a lo largo del año -- siempre fuera de las zonas tropicales, donde se mantiene estable -- y, "por lo tanto, lo que hace el cambio estacional de hora es intentar replicar esa curva natural".

De no hacerse ese cambio fuera de la zona tropical, advierte de que nos levantaríamos en junio "con un sol altísimo". "A las 8.30 horas, el sol estaría en el horizonte más alto de lo que está en cualquier momento del día en los meses de diciembre y enero, y eso en cualquier parte de la península", explica.

Así, insiste en que nos estaríamos levantando "con una insolación ya enorme, de golpe, desfasadísimos", añadiendo que habría que estudiar los efectos fisiológicos que eso podría llegar a producir.

"De hecho, siempre bromeo diciendo que si dejamos de hacer el cambio, las personas que ahora mismo protestan se van a hinchar a hacer estudios de los desarreglos en la población por no hacerlo", comenta.

Sobre esto, considera Mira que lo que falla, "como ocurre en tantos ámbitos de la vida", es la difusión de la información y "tener claras ciertas bases científicas".