Hace una semana la Casa Cornide de A Coruña, el palacio del siglo XVIII que la familia del dictador Franco tiene en la ciudad, abría por primera vez sus puertas al público. Sin embargo, los primeros visitantes se encontraron con que el interior del inmueble se encontraba prácticamente vacío: sin muebles y con las paredes forradas de un desgastado papel pintado.
La familia Franco tuvo que abrir el recinto al público, como obligación tras la declaración como Bien de Interés Cultural de la Casa Cornide en el 2023.
El pasado domingo, el nieto del dictador, Jaime Martínez Bordiú, se pronunció —en el Starlight de Marbella—sobre su apertura a todos los españoles y justificó el vaciado de los muebles de su interior. "Tuvimos que vaciarla por problemas de humedad, se hicieron obras, y tras el fallecimiento de mi madre hemos repartido las cosas, como es habitual", señaló a los medios en declaraciones recogidas por Europa Press.
Asimismo, Bordiú se refirió, en tono desenfadado, a la apertura del inmueble que perteneció a su abuela, como un trámite establecido por la ley. "Nosotros ya no pasamos temporadas en esa casa", añadió a los medios. Cabe destacar que la familia del dictador ya ha tenido que pagar multas previamente por no abrir antes las puertas de la Casa Cornide.
La Casa Cornide, residencia de Carmen Polo la mujer del dictador en los años previos a la muerte de Franco, cuenta con cuatro plantas, una de ellas destinada al servicio, varias habitaciones, con vestidores y aseos. Además, tiene una terraza más que envidiable por sus vistas desde la Ciudad Vieja: la ciudad vieja entera a los pies, el puerto al fondo y, más allá, la Torre Hercón.
