Robert Downey Jr. posa con su Oscar a mejor actor de reparto. Foto: Reuters

Robert Downey Jr. posa con su Oscar a mejor actor de reparto. Foto: Reuters

LA TRIBUNA

Robert Downey Jr. tendría que haberle dado una bofetada al presentador de los Oscars

11 marzo, 2024 12:33

La de los Oscar de este año fue una ceremonia algo menos aburrida que las anteriores, gracias a un Ryan Gosling travolteando a Ken que fue, con su arrojo y soltura, la estrella de la noche. Y al desnudo del luchador John Cena, que no me dirán que no le da un aire a nuestro "guapo".

Pero Robert Downey Jr. tendría que haber abofeteado al presentador, Jimmy Kimmel, para alcanzar el sobresaliente de la de 2022, cuando Will Smith le dio un sopapo a Chris Rock por hacer una mala burla sobre la calvicie de su señora. 

Habría sido una merecida bofetada. No solamente por las bromas de mal gusto sobre las pasadas adicciones de Downey mientras Kimmel se toqueteaba la nariz, sobre su "pene cuadriculado" y a la supuesta adicción al porno del director de Oppenheimer, Chris Nolan, sino porque el cómico fue de un aburrimiento acartonado, sólo salvado por un guion ocurrente y una ceremonia ágil, no como nuestras goyescas. 

Robert Downey Jr., Da'Vine Joy Randolph, Emma Stone y Cillian Murphy.

Robert Downey Jr., Da'Vine Joy Randolph, Emma Stone y Cillian Murphy. Reuters

Algo flotaba en el aire, porque ya en la alfombra roja los presentadores de la cadena estadounidense ABC estaban obsesionados con el pasado adictivo y alcohólico de Iron Man y su "ejemplo de recuperación".

El actor, de 58 años, hace veinte que está limpio. Pero ya se sabe que en la moral protestante uno siempre es pecador. Su redención parecía pesar más que sus tres anteriores nominaciones y su excelente y contenida actuación de malo en el biopic sobre el creador de la bomba atómica, que arrasó en la gala con siete estatuillas.

Downey demostró elegancia y savoir faire al responder a los dislates de Kimmel con cara inclinada de marioneta (mientras Emily Blunt en el asiento de atrás posaba sus manos en los hombros del actor para calmarlo) y con su discurso al recoger su primer Oscar, como actor secundario, en el que, con ironía, tuvo palabras de agradecimiento a su "horrible infancia" y a su abogado, por mantenerlo "fuera de la cárcel". 

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La sociedad de la nieve y Robot Dreams se fueron de vacío en una velada frustrante para las expectativas españolas. Pero era muy difícil superar, respectivamente, a La zona de interés, del británico Jonathan Glazer, y a El chico y la garza, del veterano Hayao Miyazaki.

"La cuota de reconocimiento a los actores negros ya se había cubierto al empezar la noche con el Oscar a la mejor actriz de reparto para Da'Vine Joy Randolph"

A medida que la noche barbenheimer avanzaba había menos Barbie y más Oppenheimer. Quedó en evidencia el abandono de la cuota feminista (y taquillera) de Barbie (de la directora Greta Gerwig), en favor de Pobres criaturas, que se llevó cuatro premios.

Ni una estatuilla para la cuota gay del Maestro de Bradley Cooper, ni para la cuota indigenista de Los asesinos de la luna de Martin Scorsese, a pesar de que la segunda actuación musical de la noche estuvo dedicada a los pueblos originarios con la interpretación acústica de Wahzhazhe ("Para mi pueblo") creada por la Nación Osage, cuyo exterminio relata la cinta.

La cuota de reconocimiento a los actores negros ya se había cubierto al empezar la noche con el Oscar a la mejor actriz de reparto para Da'Vine Joy Randolph por Los que se quedan. Los sentimientos de culpa del hombre blanco privilegiado ya quedaron más o menos subsanados con esos galardones. 

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Uno de los motivos para ver los Oscar es que nos indican lo que es políticamente correcto en Estados Unidos y quiénes son los buenos y los malos en el mundo. ¿Cómo equidistar entre el respeto por los fundadores judíos de Hollywood con una opinión pública cada vez más movilizada en favor de Gaza? 

En este contexto, Glazer hiló fino al defender su película sobre el Holocausto en una ceremonia marcada por los pines rojos en apoyo a un alto el fuego en Gaza, como parte de la campaña #Artists4Ceaserfire, a la que se sumaron la cantante Billie Eilish (que se llevó su segundo Oscar por su canción para Barbie, What was I made for?) o el actor Ramy Youssef, mientras cientos de manifestantes propalestinos se agolpaban a las puertas del Teatro Dolby de Los Ángeles.

Emma Stone se emociona durante su discurso en los Oscar 2024.

Emma Stone se emociona durante su discurso en los Oscar 2024. EFE / EPA / Caroline Brehman

Al recoger la estatuilla de manos de La Roca y del cantante Bad Bunny (¿pero qué hacía Bad Bunny allí?), el director británico explicó: "Ahora estamos aquí como hombres que rechazan que el judaísmo y el Holocausto sean secuestrados por una ocupación que ha llevado al conflicto para tantas personas inocentes [aquí se produjeron ovaciones y aplausos], tanto las víctimas del 7 de octubre en Israel como las de los actuales ataques contra Gaza".

Pero donde no había lugar a dudas políticas fue con la defensa de Ucrania. La palestra se puso en pie y se produjo una gran ovación cuando el periodista ucraniano de la agencia Associated Press (AP) Mstislav Chernov recogió la estatuilla al mejor documental por su obra 20 días en Mariúpol.

"Me gustaría cambiar este premio por que Rusia nunca hubiera atacado nuestras ciudades ni matado a mis conciudadanos' dijo Chernov"

La agencia apostó por él como estrella ascendente desde su cobertura de las protestas del Euromaidan en 2014, y coincidí con él en el equipo de AP en la cobertura de los días del procés en Barcelona en 2017, cuando las principales agencias internacionales enviaron a sus corresponsales de guerra por si se liaba.

Chernov es muy reservado, prefiere moverse solo y trabaja con discreción. Su trabajo en Mariúpol, junto al fotógrafo Evgeniy Maloletka y el resto del equipo de AP, fue valiente, y ya había recibido un Pulitzer en 2023.

El discurso de Chernov fue anoche emotivo: "Este es el primer Oscar en la historia de Ucrania, y me siento honrado. Pero probablemente seré el primer director que dirá que ojalá nunca hubiera hecho esta película. Me gustaría cambiar este premio por que Rusia nunca hubiera atacado nuestras ciudades ni matado a mis conciudadanos".

Es un gran honor para el trabajo anónimo de tantos agencieros.

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Tengo la suerte de tener varios amigos en el mundo del cine, y durante años hemos compartido comentarios durante la ceremonia.

Li Chow, que dirigió Sony-Columbia en China hasta hace pocos años, cree que a Jimmy Kimmel se le fue un poco la mano intentando ganar audiencia: "Tuvo un par de buenos chistes, pero estaba un poco acartonado y Robert Downey fue un objetivo fácil por sus problemas. El show de Ryan Gosling estuvo genial, divertido, colorido, entretenido. En general, el ritmo fue mejor que en los años anteriores", me comentaba desde Miami.

Sandy Lieberson, presidente de 20th Century Fox en los 80, fue mi maestro durante dos meses inolvidables en Cuba. Es miembro de la AMPAS, que no es la asociación de padres de Hollywood, sino lo que se conoce como The Academy, así que tiene derecho a nominación y a voto.

Siempre le pregunto por el suyo porque tiene un espíritu independiente. Este año acertó con Oppenheimer, La zona de interés, Los que se quedan y American Fiction (mejor guion adaptado), y en su lista también tenía Historia de América, Días perfectos, El sabor de las cosas, Il capitano, Rustin, Pretty Things y Salón de profesores

Christopher Nolan, con el Oscar al mejor director. Foto: REUTERS/Mike Blake

Christopher Nolan, con el Oscar al mejor director. Foto: REUTERS/Mike Blake

A sus 87 años no se calla nada. "Siempre he pensado que la alfombra roja es una tontería", me confiesa Lieberson desde Londres. "La mayoría de actrices llevan ropa de una generación anterior, mucho pecho a la vista, y los hombres visten trajes ridículos. ¡Infantil! La ceremonia se parece más a un programa televisivo de variedades que a una apreciación del cine. La Academia está desesperada porque las audiencias de la gala han ido bajando en los últimos diez años. Los telespectadores están aburridos de toda esta mierda de autofelicitación. El momento más emocionante de los premios fue la bofetada que recibió Chris Rock en 2022".

Tiene razón. Actrices vestidas con el traje de boda de sus abuelas, en blanco o en negro, escotes palabra de honor, o embutidas en lujos plásticos que impiden sentarse. Y esos inquietantes tirantes flotantes, paracaidistas, de Emily Blunt.

Los atuendos deberían expresar mejor la personalidad de los actores, como Billie Eilish, con su fusión de colegiala y abuelita.

Y, por fin, Kimmel cerró la noche remontando con algo de dignidad al admitir que había sido, según Donald Trump, el peor anfitrión de los Oscar. Y preguntó al candidato: "¿No debería estar ya a estas horas en la cárcel?".

*** Marga Zambrana es periodista

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