¿Quién cenó con Tito Berni? ¿Fue Rosa Belmonte? ¿Quizá Rubén Amón? ¿Y si Alsina dio la sorpresa? ¿Qué me dicen de los misteriosos Félix José Casillas o Carlos Rodríguez Braun? Ahora, hoy, en este instante, mis compañeros niegan conocer a Tito Berni, el diputado del PSOE que, según los periódicos de esta mañana, cobraba mordidas a empresas a cambio de favorecerlas en la administración canaria.

Cunde cierto pánico en el Partido Socialista. Portada de ABC: “Sánchez ordena investigar si hubo más diputados en las fiestas de Tito Berni. La dirección del PSOE ha identificado a varios y el presidente amenaza con expulsarlos”. Tal es la presión sufrida por los socialistas que Sánchez, según esta crónica, se plantea retirar la militancia a todo el que haya ido al burdel con Tito Berni. “Ir a un prostíbulo es sinónimo de corromperse”, explican en el PSOE.

Raúl del Pozo, en su columna de El Mundo, inaugura una nueva clase política; la de los “diputados en calzoncillos”. ¿Y si el PSOE lleva esa norma a su máxima expresión? Si se dimite a todo parlamentario que se haya ido de putas, ¿cuántas bajas habría en el Congreso?

El lío es morrocotudo. Porque tantas cenas organizaba Tito Berni que ya uno se pierde. Por ejemplo, EL ESPAÑOL habla de una mesa para 15 personas, que fue convocada con el indicativo “mesa para quince, sólo del Partido Socialista”. Dice esta información: “En las reuniones de la trama, celebradas en lujosos restaurantes y rematadas en clubs de alterne y hoteles discretos, no faltaba la cocaína, las prostitutas, las copas y las cenas en los locales más selectos, casi siempre a cuenta de los empresarios para favorecer a los políticos”. La cuestión es si las cenas en las que participaron más diputados del PSOE pertenecían a la trama corrupta o eran cenas a secas.

En El Mundo se habla de una segunda cena, esta de cinco personas, más íntima, a la que también acudieron diputados del PSOE. Algunos de ellos, pidiendo clemencia, contestan: “Estamos asombrados. Tito Berni solía mostrarnos las fotos de sus hijos y de sus nietos”.

EL ESPAÑOL revela que el PSOE ya ha interrogado a los diputados que cenaron con Tito Berni. Han respondido que fue sólo eso, una cena, y que luego no se fueron de “fiesta”. Aquí, se entiende, el “irse de fiesta” es un eufemismo de “irse de putas”. El Congreso, mientras tanto, ha endurecido el protocolo de entrada para invitados de los parlamentarios. Porque, al parecer, Tito Berni recibía allí a los empresarios para epatarles.

Sin que sirve de precedente, esta mañana voy a hablar de fútbol y no va a ser de Osasuna. Voy a hablar de la gran “Unión Tetir Club de Fútbol”, un equipo amateur infantil de la isla de Fuerteventura. Cuenta El Confidencial que Tito Berni utilizó este equipo para “lavar comisiones”. Incluye como prueba un mensaje que dice: “Necesito 5.000 pal equipo de los cojones”.

Si en las páginas de El País cuesta encontrar informaciones acerca del “caso mediador” –el caso de Tito Berni–, en ABC o en El Mundo cuesta hallar las novedades acerca del caso Kitchen, que implica a la cúpula de Interior durante el gobierno del PP y que acaba de motivar un jugoso escrito de la Fiscalía Anticorrupción.

Portada de El País: “Los mensajes de Interior revelan las maniobras contra Podemos y los independentistas. Cientos de comunicaciones prueban las tretas ilegales contra los rivales del PP”.

Cada uno arrima el ascua a su sardina: La Vanguardia, en cambio, otorga su portada a esta noticia. “Un juez investiga por primera vez la operación Cataluña”. El presunto entramado político, policial, judicial y mediático dirigido por el gobierno de Rajoy y encaminado a fabricar pruebas para abrir causas en los juzgados a personas vinculadas con el procés independentista. La llamada “policía patriótica”.

Y termino con la moción de censura de Vox, que también copa las páginas de los periódicos de hoy. Sorpresa en El Mundo: “Tamames propuso a Artur Mas la ‘nación catalana’ tras el 1-O. En una carta al expresidente catalán, el día del discurso del Rey, defendió que se tenía que aprovechar la ‘gran ocasión’ para conseguir un nuevo estatus”.

La Razón dice en su portada: “Dudas en Vox por la moción: ‘Nos jugamos el crédito’. Génova quiere desactivarla con una imagen de seriedad y sin imitar el ataque personal de Casado a Abascal”. El País apunta: “Feijóo ningunea el show y dice que no asistirá al pleno esos días”.