Josep Borrell y Anthony Blinken, durante una reunión en Bruselas el año pasado.

Josep Borrell y Anthony Blinken, durante una reunión en Bruselas el año pasado. UE

LA TRIBUNA

La guerra de Ucrania revive la cultura de defensa europea

La pertenencia a la OTAN y unas nuevas generaciones que no han conocido la guerra hasta ahora contribuyeron a que los europeos se olvidasen de la importancia de la seguridad y el gasto militar.

26 octubre, 2022 02:11

La semana pasada, los ministros de Exteriores de la Unión Europea han acordado aumentar el presupuesto para el envío de armas a Ucrania: 500 millones de euros más.

Además, se van a desarrollar misiones de entrenamiento a 15.000 soldados ucranianos durante los próximos dos años. Y se han acordado sanciones a Irán por la represión violenta de las manifestaciones a raíz de la muerte de la joven Mahsa Amini.

Margarita Robles, ministra de Defensa, junto a los militares ucranianos que reciben entrenamiento en Zaragoza

Margarita Robles, ministra de Defensa, junto a los militares ucranianos que reciben entrenamiento en Zaragoza Ministerio de Defensa Omicrono

Esto nos confirma una tendencia que vemos desde hace meses. La invasión rusa a Ucrania ha contribuido a fortalecer a la Unión Europea, que pocas veces se había mostrado antes tan rápida y tan resolutiva. Y también ha contribuido a algo muy importante: abrir el cajón y desempolvar la cuestión de la cultura de defensa en los Estados miembros.

En las últimas semanas, hemos asistido a tres acontecimientos relacionados entre sí y sintomáticos de este mismo fenómeno. Respectivamente, una acción, una propuesta y una cita en la agenda política: la contraofensiva ucraniana, el aumento del gasto en Defensa en los Presupuestos Generales del Estado y la celebración del 12 de Octubre.

La contraofensiva en el este de Ucrania ha evidenciado, al menos, dos cosas. La primera es que el apoyo militar de Occidente, efectivamente, está dando resultado, al menos hasta donde sabemos.

La segunda es que la defensa del proyecto democrático no admite réplica. Cada vez que Ucrania libera territorios ocupados por Rusia, aparecen ciudades como Bucha, Limán, Iziúm o Mariúpol. Se revelan crímenes de guerra, fosas comunes, ataques contra civiles. Auténticos horrores contra los que Occidente tiene, como poco, la obligación moral y la responsabilidad democrática de responder. Esa reacción no puede ser interviniendo directamente en el conflicto, pero sí puede darse de forma estratégica, de apoyo al país agredido.

"Hemos presenciado una relajación en la cultura de defensa motivada por la pertenencia de España a la OTAN, que nos hace confiar en que EEUU pondrá lo que nosotros no pongamos"

La guerra en Ucrania nos ha demostrado que no se puede dar por sentada la democracia. Durante los últimos años, hemos presenciado una relajación en la cultura de defensa, en gran parte motivada por la pertenencia de España a la OTAN, que nos hace confiar en que Estados Unidos pondrá lo que nosotros no pongamos. Relajación motivada también por el hecho de que las nuevas generaciones no han conocido la guerra.

Sin embargo, a raíz de los últimos acontecimientos, hemos visto un cambio en esta tendencia. Se evidencia en el aumento del gasto militar en un 25,8% en los Presupuestos Generales del Estado de 2023, que se enmarca en el compromiso de España con la OTAN de destinar el 2% del PIB a esta partida, bien en 2027, bien, como máximo, en 2029.

Ese aumento en el gasto en Defensa puede contribuir a un aumento en la conciencia social en esta materia. A pesar de que en el propio seno del Ejecutivo haya voces críticas, llegando incluso a pedir no enviar armas a los ucranianos para que se protejan de una invasión extranjera, la posición de la ministra de Defensa, Margarita Robles, es la que ha prevalecido.

Porque ese “queremos sanidad pública, no queremos armas” es muy legítimo. Pero, para que haya sanidad pública, lo básico es tener un país democrático protegido de amenazas externas. Las imágenes terribles, las fosas comunes que descubre el ejército de Volodymyr Zelensky cada vez que libera ciudades de territorio ocupado por Rusia nos demuestran cuál es la alternativa a dejar ayudar. No apoyar a Ucrania no es una opción, como tampoco lo es dejar de invertir en defensa.

"El ciudadano medio no cree que el orden pueda estar en peligro por amenazas externas y no ve necesario un aumento en el presupuesto de Defensa"

Las consecuencias de que no exista una cultura de la defensa son, precisamente, que el ciudadano no conciba esa tarea como prioritaria. De acuerdo con una encuesta de 2015 llevada a cabo por DYM Market Research sobre 62.398 entrevistas realizadas en 65 países del mundo por la Red de Institutos WIN, sólo el 25% de ciudadanos europeos iría a la guerra para defender a su país. El 21% en el caso de España.

Además, el estudio del CIS La Defensa Nacional y las Fuerzas Armadas de 2015 muestra que sólo el 34,5% de los españoles cree que existe algún país que supone una amenaza militar para nuestro país.

¿A qué se debe esto? Si bien, por ejemplo, la policía se asocia con el orden público, el Ejército se entiende como algo diferente, exterior, cuya función es, como mucho, desarrollar misiones humanitarias en el extranjero. Es decir, no se asocia tanto con la seguridad. El ciudadano medio, según las encuestas, no cree que el orden pueda estar en peligro por amenazas externas y no ve necesario un aumento en el presupuesto de Defensa.

[Defensa destina 5.000 millones a armamento, 5.500 a las tropas y una cifra récord para el CNI]

Incluso en las últimas dos oleadas del terrorismo enunciadas por David Rapoport, que sí desataron un deseo de mayor seguridad en la población, los responsables de luchar contra eso eran los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado, no tanto el Ejército.

Eventos sociales como el desfile del 12 de Octubre sirven para que el ciudadano vea de forma tangible en qué se invierte el gasto en Defensa. De igual manera que los ciudadanos cada día ven a policías patrullando las calles, está bien que, de vez en cuando, puedan contemplar también en primera persona a los miembros del Ejército que, habitualmente, están entrenándose o en misiones en el exterior. A esa tarea de acercarlo a la ciudadanía ha contribuido mucho y muy bien, por ejemplo, la Unidad Militar de Emergencias en los últimos años.

A raíz de la invasión rusa en Ucrania, la Unión Europea se ha unido y está tomando conjuntamente decisiones de un calado que habría tardado años alcanzar en otra realidad. Por eso, es el momento de aprovechar ese impulso conjunto, unirse, y cumplir con los objetivos comprometidos con la OTAN. Y, haciendo pedagogía de lo que está ocurriendo, recordarles a los europeos que lo que tienen es un bien escaso que hay que defender cada día.

*** Leyre Santos es periodista y analista de política internacional.

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