La película No mires arriba cuenta la historia de unos científicos, interpretados por Leonardo DiCaprio y Jennifer Lawrence, que advierten de un futuro cataclísmico, producido por la próxima caída de un meteorito en la Tierra, y de cómo son ignorados sistemáticamente por las autoridades.

El diputado de ERC Gabriel Rufián participa en la primera sesión de su debate de investidura a la Presidencia del Gobierno.

El diputado de ERC Gabriel Rufián participa en la primera sesión de su debate de investidura a la Presidencia del Gobierno. EFE

Los políticos de la película, atrincherados en la propaganda, están más preocupados por salvar su carrera y conservar su asiento que por salvar la Tierra ante un peligro perentorio, inminente y real (no alarmista).

La campaña electoral a la presidencia de los Estados Unidos, liderada por la propia presidente (que quiere renovar su cargo), basa su estrategia en negar el peligro, envolviéndolo todo bajo el lema No mires arriba y arrinconando a los científicos a fuerza de embadurnarlo todo con propaganda negacionista.

Mirar arriba y afrontar el peligro es de fachas (o de comunistas, dependiendo de la secta), obviando la realidad de las leyes de la cosmología, que anuncian apodícticamente la llegada armagedónica del meteorito.

Pues bien, mutatis mutandis, la campaña del PSOE y de Sumar para seguir en el gobierno tras las elecciones del 23-J y tras el previsible fracaso de la investidura de Feijóo se basa, precisamente, en negar la beligerancia del separatismo. En blanquearlo y amnistiarlo.

El peligro separatista es un invento de la derecha, dice el discurso social-sumarita. O, más que un invento, una realidad que sólo actúa cuando la derecha gobierna, porque la derecha crispa al nacionalismo. La derecha, al hablar de unidad, viste a España con la falda muy corta provocando al nacionalseparatismo. Y este, claro, fatal e inevitablemente desencadena un procés separatista.

El procés es por tanto una respuesta a la provocación unitarista, siendo la culpa no del separatista, víctima de la provocación, sino, por supuesto, del PP

No mires a Puigdemont. No mires a Junqueras. No mires a Rufián. No mires a Urkullu. No mires a Otegi.

El portavoz del PNV, Aitor Esteban, conversa con su compañero de partido, Joseba Agirretxea.

El portavoz del PNV, Aitor Esteban, conversa con su compañero de partido, Joseba Agirretxea. EFE

Sus discursos separatistas contra España, como la trayectoria del meteorito sobre la Tierra que anuncian DiCaprio y Lawrence en la película, es un invento propagandístico del PP en su lucha, en su afán, por el poder. España no se rompe. Por lo visto, es eterna. Aunque el separatismo martillee todos los días y lo haga instalado en las propias instituciones del Estado, España sigue adelante gracias a PSOE y Sumar.

El 1-O de 2017 fue obra, en realidad, del PP por provocar al separatismo. Al final, Puigdemont terminará volviendo a la presidencia de la Generalitat y Rajoy será puesto en busca y captura por haber enseñado la cacha de la unidad de España.

El PP y Vox garantizan la ruptura de España. Con PSOE y Sumar, España es eterna.

Por cierto, la película acaba con los políticos negacionistas huyendo de la Tierra en un cohete. No mires arriba.