El robot Adamo.

El robot Adamo. Adamo Omicrono

Tecnología

El robot fisioterapeuta español que trata lesiones: es preciso y reduce un 60% los tiempos de recuperación de los pacientes

Adamo combina un brazo robótico con cámaras 3D y sensores para realizar tratamientos de fisioterapia por aire comprimido sin contacto directo ni dolor.

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El uso de robots en medicina es cada vez más común y diverso, incluso en España. Hoy en día estas máquinas de última generación se emplean ampliamente para cirugías, desinfectar hospitales, rehabilitación, diagnóstico y hasta en el dentista o, ahora, en las clínicas de fisioterapia.

La última innovación en este campo se llama Adamo: un robot fisioterapeuta capaz de reducir hasta un 60% los tiempos de recuperación, según la empresa, y gracias a su diagnóstico predictivo y la ejecución precisa de los tratamientos establecidos por el profesional sanitario.

Sin contacto directo y totalmente indoloro, Adamo utiliza aire comprimido para aplicar terapia personalizada, manteniendo la presión y temperatura con exactitud y sin margen de error. La clave está en su tecnología: usa un brazo robótico UR5 de Universal Robots, equipado con cámaras 3D, sensores térmicos y un compresor de aire, para redefinir la rehabilitación.

"Adamo Robot es el primer robot terapéutico del mundo diseñado específicamente para tratar patologías musculoesqueléticas utilizando aire comprimido termorregulado, de forma automatizada y sin contacto físico", explica Álvaro Gallego, director técnico de Adamo Robot, a EL ESPAÑOL - Omicrono.

El directivo señala que esta tecnología "nace con el objetivo de revolucionar la fisioterapia tradicional, aportando precisión, trazabilidad, personalización y seguridad a los tratamientos, mejorando sustancialmente la experiencia tanto del paciente como del profesional sanitario".

Tratamientos precisos

Adamo, fabricado en España y que recientemente quedó acreditado como dispositivo médico para tratar trastornos musculoesqueléticos —que afectan el sistema locomotor—, llega como una máquina que redefinirá el sector al realizar un tratamiento que acorta los tiempos de rehabilitación. Este dispositivo permite "aplicar tratamientos con precisión y adaptarse a distintas zonas del cuerpo".

Un robot que está compuesto principalmente "por un brazo robótico colaborativo UR5e de seis ejes, una boquilla de acero inoxidable que emite más de 200 litros por minuto de aire comprimido termorregulado y una cámara termográfica FLIR A50 para identificar alteraciones térmicas en la piel y otra 3D Intel RealSense que reconoce la morfología del paciente y evita colisiones", explica Álvaro Gallego.

El robot Adamo.

El robot Adamo. Adamo Omicrono

El directivo apunta que las cámaras pueden "detectar alteraciones térmicas en los tejidos, identificar zonas inflamadas, con sobrecarga o hipovascularizadas; además de captar en tiempo real la forma y posición del paciente, garantizando que el tratamiento se aplique exactamente en las zonas indicadas y evitando cualquier riesgo de colisión".

Todo el sistema se gestiona mediante un software conectado a una plataforma en la nube que "almacena y analiza historiales clínicos, imágenes térmicas y parámetros de tratamiento. Además, su estructura móvil y su interfaz táctil facilitan su integración en clínicas, hospitales y centros deportivos".

Los datos obtenidos por las cámaras se usan tanto para apoyar el diagnóstico clínico como "para monitorizar la evolución del paciente sesión a sesión". Y gracias a unos algoritmos de inteligencia artificial (IA) integrados en el software, el sistema puede "puede realizar análisis comparativos bilaterales de temperatura corporal para detectar patrones asociados a patologías musculoesqueléticas, mejorando así la precisión del diagnóstico".

La compañía señala que escogió el brazo robótico UR5e de Universal Robots para su máquina por su versatilidad, precisión y facilidad de integración con otras tecnologías, así como por sus sensores de seguridad, que ofrecen las máximas garantías para trabajar muy cerca tanto de pacientes como de profesionales sanitarios.

"No sustituye al profesional"

El funcionamiento de Adamo es el siguiente. El robot "aplica presión mediante un chorro de aire comprimido termorregulado —caliente o frío— dirigido de forma precisa sobre las zonas a tratar, sin necesidad de contacto físico con la piel del paciente".

Esta tecnología "permite emular técnicas de terapia manual, como la presión isquémica o el masaje profundo, pero sin activar los nociceptores cutáneos, lo que se traduce en un tratamiento completamente indoloro e inocuo".

Una persona usando el robot Adamo.

Una persona usando el robot Adamo. Adamo Omicrono

Gallego señala que gracias al control de la temperatura y la presión, el sistema puede "modular el efecto terapéutico sobre los tejidos", favoreciendo la vasodilatación, la reducción del dolor, la mejora de la movilidad y la recuperación funcional, "todo ello con total seguridad y sin molestias por contacto".

La compañía apunta que su robot puede asumir tareas manuales relacionadas con la masoterapia —el uso de distintas técnicas de masaje con fines terapéuticos— y la termoterapia —la aplicación de calor para aliviar dolencias y lesiones—. Incluso puede realizar movimientos tridimensionales y ha demostrado su eficacia en el tratamiento de dolencias musculoesqueléticas como la artrosis, la rigidez articular, el síndrome del túnel carpiano o la lumbalgia, entre otras.

"Adamo permite tratar prácticamente cualquier dolencia musculoesquelética en la que estén indicadas la presión terapéutica y la termoterapia. Esto incluye desde patologías comunes como lumbalgias, cervicalgias o contracturas, hasta cuadros más complejos como puntos gatillo miofasciales, fibromialgia, lesiones deportivas, dolor postoperatorio o rigidez articular", comenta el directivo.

También puede acortar hasta un 60 % los tiempos de tratamiento de los trastornos musculoesqueléticos y contribuir así a reducir las listas de espera. Eso sí, el profesional sanitario "desempeña un papel esencial durante todo el proceso con Adamo", ya que se encarga de realizar la evaluación inicial del paciente, interpreta las imágenes termográficas y configura los parámetros según la patología.

"Aunque el robot ejecuta el tratamiento de forma automatizada, el fisioterapeuta supervisa cada sesión, adapta la terapia en función de la evolución clínica y garantiza la calidad asistencial. Adamo no sustituye al profesional, sino que lo potencia, ofreciéndole una herramienta precisa, segura y eficiente para mejorar los resultados y poder dedicar su tiempo a otras tareas de alto valor", indica Álvaro Gallego.

Una versión más ligera

La empresa, que cuenta ya con más de 20 robots en activo y trabaja en clínicas privadas y hospitales públicos y privados, asegura que su máquina "ofrece múltiples ventajas tecnológicas frente a los tratamientos tradicionales".

Una persona usando el robot Adamo.

Una persona usando el robot Adamo. Adamo Omicrono

Una de ellas es que su sistema sin contacto "elimina el dolor asociado a la presión manual y reduce el riesgo de contaminación cruzada". Además, gracias a su cámara termográfica y a los algoritmos de IA, "permite un diagnóstico más preciso, personalizado y objetivo". También "garantiza trazabilidad clínica mediante el registro automático de parámetros y evolución del paciente".

Gallego destaca igualmente que "la precisión del brazo robótico, la automatización de tratamientos y la posibilidad de repetir protocolos con exactitud mejoran la eficiencia del fisioterapeuta y reducen los tiempos de recuperación del paciente, ofreciendo una fisioterapia más avanzada, segura y medible".

De cara al futuro, la idea de la compañía pasa por incorporar importantes mejoras tanto a nivel técnico como funcional. "Se está trabajando en una versión más ligera y ergonómica del robot, que facilite su uso en entornos más diversos como centros deportivos, spas o aplicaciones de bienestar", señala el directivo.

Próximamente también integrarán nuevas funcionalidades de software basadas en inteligencia artificial para "detectar patrones patológicos, proponer tratamientos automáticos y optimizar la toma de decisiones clínicas; además de ampliar las capacidades de análisis térmico y 3D para una evaluación aún más precisa".