
El edificio One Bloor West entrando en la fase final de su construcción. Omicrono
El nuevo rascacielos de Canadá que rompe récords en la construcción: "Es una proeza de ingeniería y escala vertical"
El One Bloor West de Toronto, diseñado por Foster + Partners, acogerá zonas comerciales, un hotel de lujo de 5 estrellas y 476 viviendas de lujo.
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Los rascacielos son auténticos prodigios de la ingeniería moderna, un desafío a los límites de las técnicas constructivas que se han beneficiado de los avances tecnológicos para llegar a alturas cada vez mayores. En cuanto a escala pocos pueden competir con las moles verticales de Dubái o Shenzhen, pero cada semana llegan nuevas noticias sobre nuevos proyectos y edificios en construcción que aspiran a ganarse un lugar de honor en el ranking mundial.
Es el caso del One Bloor West, un diseño del prestigioso estudio de arquitectura Foster+Partners en colaboración con CORE Architects. Tras un complejo periplo legal, algún que otro escollo técnico y sobrecostes disparados hasta acercarse a los 2.000 millones de dólares, su fase de construcción está a punto de terminar en pleno corazón de Toronto (Canadá).
Así se ha convertido en el primer edificio superalto de Canadá, una categoría reservada a aquellos que superen los 300 metros, superando al First Canadian Place de 298 metros, erigido en 1975. Eso sí, será el rascacielos más alto sólo por unos años, ya que los planos de la Sky Tower sitúan su punto más alto 352 metros por encima del nivel del suelo, y no puede hacer sombra a la CN Tower, la torre de comunicaciones y observación que llega a los 553,3 metros.
La construcción del rascacielos One Bloor West a vista de dron
“Como el primer rascacielos superalto del país, One Bloor West marca un hito no solo para Toronto, sino para todo Canadá”, afirma en un comunicado de prensa Jim Ritchie, presidente de Tridel, el grupo inmobiliario detrás de The One, como se conocía el proyecto anteriormente. “Nos adentramos en una nueva era de desarrollo, marcada por un nivel de ambición y excelencia en ingeniería sin precedentes".
Este edificio de uso mixto, con zonas comerciales en sus plantas inferiores, un hotel de 5 estrellas y 476 viviendas de lujo en las plantas superiores, supone para Tridel "una notable proeza de ingeniería y escala vertical" cuya construcción ya ha completado "importantes hitos estructurales" y tiene la vista puesta en 2028 para su inauguración.
Exoesqueleto híbrido
La característica técnica más revolucionaria y el alma del diseño de One Bloor West es su innovador sistema de exoesqueleto híbrido. En un alejamiento radical de la construcción convencional de rascacielos, que depende de un enorme núcleo central y una densa red de pilares interiores para soportar la carga, el diseño de Foster + Partners traslada la mayor parte de la fuerza estructural al perímetro del edificio.
En su puesta en práctica ha sido indispensable el trabajo de la empresa RJC Engineers, que ha levantado ocho colosales megapilares que ascienden por la fachada, interconectados por una red de refuerzos diagonales de acero y un muro cortina de vidrio de altas prestaciones aislantes.
No es un simple elemento estético, sino la columna vertebral del edificio. Anclados en profundos pozos de cimentación de hormigón armado, actúan como las columnas de un puente colgante, permitiendo que las plantas intermedias queden suspendidas y liberadas de obstrucciones internas.
El resultado es la creación de espacios interiores completamente diáfanos, una cualidad especialmente valiosa en las plantas inferiores, destinadas al uso comercial.
El diseño de Foster + Partners pretende diferenciar claramente esa zona inferior de tiendas y servicios de lujo de los apartamentos y el hotel de la zona superior. "La estructura se expresa con claridad en la fachada, creando una distintiva serie de elementos verticales, horizontales y diagonales revestidos en color bronce champán", señala el estudio.
Para completar el dibujo exterior, la fachada incluye bandas horizontales a intervalos regulares, perfectas para ocultar las plantas de máquinas con las instalaciones que dan servicio a todo el edificio.

La cúspide del One Bloor West, a más de 300 metros de altura Omicrono
La torre está coronada por una serie de áticos de varias plantas que cuentan con espectaculares vistas panorámicas del lago Ontario y hasta donde llega la vista en los alrededores de la ciudad más poblada de Canadá.
Entre los servicios exclusivos para los residentes, One Bloor West contará con spa, gimnasio, biblioteca, salas de entretenimiento, y una gran terraza orientada al sur con "espacios lujosos e íntimos para el descanso y la relajación".
Ecosistema vertical
El edificio, cuya altura final ha ido variando en las distintas fases del proyecto y finalmente se ha fijado en los 85 pisos y 308,5 metros, está concebido como un ecosistema vertical.
En la base, el espacio comercial sin columnas interiores ofrecerá una experiencia digna de las tiendas más exclusivas, continuando con el legado de la esquina entre las calles Yonge y Bloor como uno de los enclaves comerciales más importantes de todo Canadá.

Render del interior de las viviendas del One Bloor West Omicrono
De hecho, para demostrar que la vanguardia arquitectónica no está reñida con la conservación del patrimonio, Tridel ha decidido conservar y restaurar los cercanos edificios William Luke, originalmente construidos en 1883. Sus fachadas se han incorporado al edificio, aprovechando sus cubiertas para instalar varios equipos mecánicos del rascacielos y convirtiendo sus espacios interiores en áreas comunes para visitantes y residentes.
Para contrarrestar las fuerzas del viento y las oscilaciones inherentes a una estructura de semejante altura, está previsto que en los pisos superiores se instale un amortiguador de masa sintonizada (Tuned Mass Damper), como el que evitó que un rascacielos de Taiwán colapsara tras un fuerte terremoto en 2022.
Este gigantesco péndulo se calibra para moverse en dirección opuesta al balanceo del edificio, neutralizando las vibraciones y asegurando que los ocupantes no perciban ningún movimiento ni oscilación.
Los ingenieros también han tenido en cuenta la gestión del aire y la presión interna, un desafío conocido como 'efecto chimenea' en edificios en altura, que en ese caso se aborda mediante vestíbulos intermedios que actúan como esclusas, regulando el flujo de aire entre las distintas secciones del edificio.